Veracruz, Ver.

     
De un plumazo


Matar al mensajero

Viernes 20 de Agosto del 2021

Los vientos de la alharaca del impacto del huracán ‘Grace’ que chocará las costas del corredor Tuxpan-Nautla-Martínez de la Torre, se llevaron la indignación, barrieron la protesta y levantaron las voces de protesta del cobarde asesinato del periodista Jacinto Romero Flores.
‘El enano del tapanco’, como intitulaba su columna en la región caliente de las Altas Montañas, donde el crimen organizado se enseñorea con impunidad criminal, es el reportero que se lleva el número 26 en los crímenes contra el gremio y el cuarto comunicador asesinado en la administración de Cuitláhuac García Jiménez.
No pasa nada cuando arrebatan la vida a un compañero de oficio, salvo los machotes de guiones revividos a los que sólo se les cambia el nombre del periodista asesinado, de la comunicadora emboscada por escribir la realidad que chicotea y ciega la vida del mensajero.
Desde el ‘no habrá impunidad’, ‘se llegará hasta las últimas consecuencias’, ´se hará justicia’ hasta las esquelas y menciones austeras del ‘aquí no pactamos con la delincuencia’, las frases sólo sirven para salir del paso.
A sabiendas de las posturas oficiales, ante el silencio de la Fiscalía General del Estado, los comunicadores ondean el miedo como bandera para seguir en la lucha, con el estandarte de la buena fe en el quehacer informativo.
El reportero, la reportera de a pie, no porta un chaleco de Kevlar que pare las balas asesinas, no se echa en un hombro la cámara fotográfica y en el otro se cruza la correa de una AK-47, o se enfundan una Pietro Beretta 9 milímetros o una .38 super Glock inatascable.
El periodista sale a la calle a sabiendas de ofrendar la vida si su palabra ofende a un poder factico o institucional; hasta que un depositario de estos poderes de la orden de asesinarlo o asesinarla, según sea el caso.
Matar al mensajero es la postura más cobarde.