Veracruz, Ver.

     
De un plumazo


Naufragio

Lunes 11 de Febrero del 2019

En el día 75, después del tercer naufragio consecutivo, mientras se busca rescatar lo poco rescatable, los marineros de una barca llamada Veracruz se revuelcan en su soberbia de Avestruz y cantan en vez de hincarse ante el vendaval.
A la humillación supina que los sometió el fiscal Winckler, a las duras críticas de la Iglesia Católica respecto a un gobierno que ha perdido el rumbo, la respuesta ha sido el silencio.
Nadie sale a ponerle pecho a las balas.
Por el contrario, en soberbia ignorante -una mala combinación-, el presidente de la Junta de Coordinación Política, Juan Javier Gómez Cazarín, se exhibe haciendo ridículo caraoque mientras conduce su automóvil.
El secretario Eric Patrocinio Cisneros Burgos ya dio muestras que no arregla ni su cama, porque el asunto Winckler se ha convertido en una pesada piedra que trae atada al cuello; con el inminente riesgo que alguien lo empuje por la borda al mar.
El gobernador Cuitláhuac García no tuvo agenda pública.
Así debió ser la resaca de la juerga del sabadaba.
Nadie se hace responsable. Nadie toma al toro por los cuernos.
Todos andan descarriados, jalando agua para sus molinos.
Total, a quien le chiflan es a Cuitláhuac.