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INTERNACIONAL


Muere menor guatemalteco tras ser detenido en frontera de Nuevo México



El País / El Paso, Texas / Martes 25 de diciembre del 2018

Otro menor guatemalteco, un niño de ocho años, ha muerto este martes de madrugada en Estados Unidos tras ser detenido por la policía fronteriza de este país, según han informado fuentes de este cuerpo. El pequeño, que estaba bajo custodia estadounidense, presentaba "señales de estar enfermo". El lunes fue trasladado con su padre a un hospital en Alamogordo, una ciudad del Estado de Nuevo México de unos 30.000 habitantes.

Allí fue diagnosticado de fiebre y un resfriado. Los médicos le recetaron amoxicilina e ibuprofeno y le dieron el alta en la tarde de este lunes. El menor volvió al hospital esa misma noche, con náuseas y vómitos. Murió solo unas horas después. Todavía no se ha determinado la causa del deceso, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.

El Gobierno de Guatemala y el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos han sido informados del fallecimiento este martes del menor guatemalteco. El pasado 8 de diciembre, Jacqueline Caal, una niña de siete años procedente de este país centroamericano, falleció deshidratada mientras estaba detenida. La pequeña cruzó la frontera de forma irregular junto con su padre y un grupo grande de inmigrantes. Según los agentes fronterizos, no había comido ni bebido durante días. El pueblo de Raxruhá, un municipio del norte de Guatemala en el que nació Caal, ha dado el último adiós estos días a la pequeña.

Las cifras de detenciones en la frontera de Estados Unidos subieron significativamente en 2018 respecto al año anterior, en el que se produjo una bajada sin precedentes nada más inaugurarse la presidencia de Donald Trump. La mayor parte de ese aumento se debe a la llegada de familias con niños. En todo el año fiscal de 2018 (de septiembre a septiembre), fueron detenidas casi 400.000 personas. Solo en octubre y noviembre, fueron detenidas más de 100.000 personas.

El aumento de las llegadas de familias llevó al Gobierno de Trump a una política radical en la que empezó a separar a los niños de los padres, para que sirviera de disuasión. La reacción social contra esta práctica obligó a cancelarla a los pocos días y provocó el escrutinio de las condiciones en las que son detenidos los inmigrantes irregulares a lo largo de la frontera sur del país.