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INSóLITAS Y CURIOSAS


Singapur, el paraíso de los taxis voladores



El País / Singapur / Martes 20 de noviembre del 2018

Lo bautizan a menudo como el país del futuro, y no es una denominación infundada. La última apuesta de Singapur para reivindicar el título es la de convertirse en espacio de prueba de taxis aéreos, similares a helicópteros en la forma, pero que funcionan de modo parecido a los drones. Una iniciativa con la que la isla, de poco más de 5,5 millones de habitantes y uno de los PIB per cápita más altos del planeta, mata dos pájaros de un tiro: seguir atrayendo empresas pioneras a su territorio y explorar nuevas fórmulas para asegurar que mantiene el tráfico a raya, una de sus grandes obsesiones.

SmartNation (Nación Inteligente), el proyecto que desde que fue presentado en 2014 ha convertido la innovación tecnológica en política de Estado, sigue abrazando nuevos retos. Singapur ya ha puesto a prueba los vehículos sin conductor, los autobuses eléctricos, ha creado un dron-estado en el que experimentar de forma segura cómo las naves no tripuladas pueden mejorar la vida diaria de sus ciudadanos, y ahora riza aún más el rizo facilitando sus primeros ensayos a la compañía alemana Volocopter.

La empresa ha anunciado que será en la segunda mitad del próximo año cuando empiece a probar sus aparatos en Singapur, que podrán ser manejados por un piloto, de forma remota o autónoma. Las aeronaves tienen capacidad para transportar a dos personas y volar una distancia estimada de 30 kilómetros, ideal para la pequeña ciudad-Estado, que puede ser recorrida de punta a punta en alrededor de una hora por carretera.

El objetivo de Volocopter es validar y verificar la capacidad de sus taxis aéreos de despegar y aterrizar en un espacio urbano, después de realizar su primer ensayo público y sin piloto en Dubai en septiembre del año pasado. Los vehículos cuentan con dieciocho hélices eléctricas, están diseñados especialmente para circular en ciudades y pueden transportar hasta 160 kilogramos. Van equipados, además, con paracaídas de emergencia y numerosos sistemas de apoyo para el control de vuelo y la estabilización de la nave.

La compañía alemana ha contado con el respaldo de la Autoridad de Aviación Civil de Singapur (CAAS, en sus siglas en inglés) para llevar a cabo sus planes. Su director, Ho Yuen Sang, aseguró que los Volocopter tienen el potencial de transformar la movilidad y la logística de la ciudad. “Estamos encantados de trabajar con ellos para analizar sus capacidades técnicas y ver hasta dónde pueden llegar”, publica el diario isleño The Straits Times.

Y es que, de momento, se trata solo de eso. De una prueba. Los aparatos de la firma alemana no pueden ser comercializados aún en ningún sitio pues carecen de certificado para operar como taxis aéreos. La empresa –que no es la única probando este tipo de naves, Airbus, por ejemplo, también lo hace- prevé cubrir las primeras rutas en un periodo de entre tres y cinco años, sin descartar que sea Alemania su destino final de operaciones.

Pero Singapur logra sus objetivos. Primero porque muestra su compromiso con la innovación tecnológica y atrae de paso a empresas punteras, base de su modelo económico desde hace décadas, pues la firma alemana ha dicho que creará un equipo de diseño de producto e ingenieros que operen desde la isla. También ha asegurado que buscará alianzas con promotores inmobiliarios en Singapur para desarrollar en conjunto infraestructura de apoyo a las pruebas aéreas.

Y segundo porque, de funcionar, la circulación de taxis aéreos en la ciudad-Estado va muy en línea con el objetivo de Singapur de controlar el tráfico que transita por la ciudad-Estado. El país está comprometido con preservar el medioambiente y vigilar los atascos y la contaminación, algo que hasta ahora ha logrado con éxito, sobre todo en contraste con los frecuentes embotellamientos que padecen las capitales de algunos países vecinos, como Manila (Filipinas) o Yakarta (Indonesia).

Una de sus medidas más extremas al respecto fue la de congelar el número de vehículos permitidos en febrero del año pasado para controlar su parque móvil, mientras a la vez invierte en desarrollar su red de transporte público. De resultar exitosa la prueba, los taxis aéreos contribuirán a despejar aún más las calzadas, si bien los cielos singapurenses contarán con nuevos transeúntes.