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NACIONAL


Corrupción, amnistía y revocación calientan la campaña



Excelsior / Ciudad de México / Lunes 23 de abril del 2018

Corrupción, uso de prerrogativas de los partidos, fiscal anticorrupción, el caso Odebrecht, la amnistía y la revocación de mandato fueron los puntos álgidos durante el primer debate presidencial 2018, realizado en el Palacio de Minería.

El formato de este debate, a diferencia de los ocurridos en elecciones previas, permitió un mayor intercambio de señalamientos entre los cinco candidatos.

José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Andrés Manuel López Obrador y Jaime Rodríguez entablaron una discusión sobre la propuesta de amnistía del tabasqueño, quien recibió cuestionamientos de todos los candidatos.

Margarita Zavala fue criticada por la gestión de su esposo, el expresidente Felipe Calderón.

A Meade lo acusaron de cargar con el desprestigio del PRI y Jaime Rodríguez fue señalado por llevar firmas falsas para su candidatura.

Mientras que a Ricardo Anaya le señalaron haberse hecho de una nave industrial para la cual no acreditó cómo logró un crédito bancario.

En el debate destacó el momento en el que el candidato independiente propuso cortar la mano a quien robe en el servicio público.

Al concluir el debate, Meade, Anaya y Zavala dieron sus impresiones del encuentro en el programa especial de Imagen Televisión.

-Con información de Andrés Becerril, Vanessa Alemán, Héctor Figueroa, Ernesto Méndez e Iván Saldaña

PROPUESTAS

Margarita Zavala llamó a los ciudadanos a no conformarse con el menos malo.

José Antonio Meade expresó que quiere hacer equipo con quienes apuestan al esfuerzo.

Ricardo Anaya señaló que el 1 de julio está en juego el futuro de una generación.

Andrés Manuel López Obrador aseguró que hará la cuarta transformación del país.

El Bronco dijo que es tiempo de cambiar y se comprometió a contestar los Whatsapp.

MENSAJE AL SALIR

Zavala dijo que fue la oportunidad de hablarles a los mexicanos porque hay una enorme inequidad.

José Antonio Meade aseguró que ganó el debate con “ideas”, además de dos departamentos.

Ricardo Anaya también se declaró ganador y ofreció hacer un gobierno honesto y de resultados.

López Obrador consideró que les fue bien y respondió a señalamientos del panista.

Jaime Rodríguez expresó que presentará una iniciativa para que se apruebe la sanción que propuso.

EL DEBATE PRENDE FUEGO EN MINERÍA

El vetusto Palacio de Minería se convirtió ayer en una abrazadora fragua. En el primer debate presidencial, José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Jaime Rodríguez y Margarita Zavala lanzaron fogonazos a Andrés Manuel López Obrador. El tabasqueño se hizo a un lado, aunque lo acusaron de deshonesto, mentiroso, marrullero, títere de criminales y espanta inversiones.

"Todos están contra mí, echándome montón”, se defendió López Obrador, candidato de Morena-PT-PES. “Todos me traen en la punta de la lengua”, recalcó después, para evidenciar que lo echaron en medio. “No es montón, es que dices barbaridades”, le dijo El Bronco.

Aunque casi al final del la hora y 54 minutos de debate, López Obrador no aguantó más y a Meade le dijo que quiere “avanzar con calumnias”, porque está en una situación difícil por tener de su lado al gobierno.

Pero la cosa no quedó ahí. Rompió el protocolo, debió salir después de Zavala, pero sin decir adiós y mientras los otros candidatos estaban en su atril, el tres veces aspirante presidencial salió del patio central del Palacio de Minería, donde se montó el set para este debate, en el que los cinco candidatos salieron raspados de distintas formas.

Si la intención de Meade, Zavala, Anaya y Rodríguez era noquear a López Obrador, éste pudo cabecear y momentáneamente librarla.

A Margarita le criticaron ser esposa de Felipe Calderón, a Meade lo acusaron de cargar con el desprestigio del PRI, a Rodríguez de haber llevado firmas falsas para poder ser candidato independiente y a Anaya de haberse hecho de una nave industrial, que no comprobó cómo logró un crédito bancario, y aunque llevó al debate muchas cartulinas y una sentencia a su favor, no llevó el estado de cuenta del crédito.

En los puntos de debate, sobre seguridad, impunidad, corrupción y personas en situación de vulnerabilidad, los cinco aspirantes a la Presidencia de México en realidad no dijeron nada que no hayan dicho en los meses que llevan en campaña.

Anaya le insistió a López Obrador que ¨está muy simpático lo de amor y paz, pero no responde nada”.

Meade le dijo al tabasqueño que más que usar la escoba para barrer la corrupción en el gobierno, como dice, lo que en realidad “le gusta es usar el recogedor, más que la escoba. Está dispuesto a aliarse con lo más corrupto de México, Napoleón Gómez Urrutia, Elba Esther Gordillo”.

Lo que llamó la atención en los señalamientos de corrupción que hizo López Obrador a Meade, como representante del PRI, fue que nunca estuvo en su blanco el presidente Peña Nieto.

López Obrador insistió en que al llegar a la Presidencia venderá el avión José María Morelos y Pavón y toda la flota de helicópteros y aviones del gobierno. Mencionó que ya “hasta se lo ofrecí a (Donald) Trump” A esto, Jaime Rodríguez le reprochó por haber ofrecido lo que no es suyo.

De hecho, el gobernador de Nuevo León con licencia y que entró como candidato independiente se le dejó ir al tabasqueño, preguntándole directamente, “Contesta, ¿eres honesto, honesto, honesto, cuatro veces honesto?”.

La respuesta de López Obrador fue inmediata, “mil veces honesto”. El Bronco le soltó “eres marrullero” y le dijo que no se confiara en las encuestas que presentó ahí dándose como ganador de la elección.

Para subrayar que no es corrupto, López Obrador dijo “si fuese corrupto ya me hubiera destruido la mafia del poder, todos son corruptos, menos el que ya sabes quién¨, dijo echando mano de su spot de campaña.

Meade le argumentó a López Obrador que tenía tres departamentos que no había declarado y éste le respondió que si era cierto se los regalaba, gesto que el exsecretario de Hacienda agradeció.

Pero como todos salieron con algún raspón, Rodríguez le preguntó a Meade si había tenido algo que ver con la triangulación de fondos a los gobernadores que estaban en proceso penal, a lo que respondió, ¨yo tuve que ver para que estén en la cárcel¨. Y mientras mostraba un cartón con las acusaciones en contra del exgobernador de Quintana Roo, Roberto Borge por lavado, con una fotografía de éste, afirmó que hay otros fuera de la cárcel y quitó la foto de Borge para descubrir la de Anaya.

Quien le puso la sal y la pimienta al debate, como lo vaticinó Luis Carlos Ugalde, extitular del desaparecido IFE, fue Rodríguez Calderón. Se aventó la puntada de que le corten la mano al funcionario público que robe.

Entre las acusaciones de Meade a López Obrador, que dejó pasar por estrategia, fue que el tabasqueño ¨hace equipo con los malos¨y que es un ¨títere de los criminales¨. Ahí fue el momento donde Anaya se sumó al representante priista para decir que López Obrador ¨espanta las inversiones¨.

El Bronco dijo que él había podido ser uno de los muertos de la ola de criminalidad que hay en el país. Y mencionó, después de mostrar una bala, que ¨yo le prometí a mi hijo, que lo encontré muerto¨, que lucharía, aunque dijo que ¨no soy superman¨.

En el tema de seguridad, López Obrador se amparó en las estadísticas de cuando fue jefe de gobierno de la Ciudad de México. “Yo he tenido éxito, cuando fui jefe de Gobierno, bajó delincuencia, ahí están los datos”. Por los dichos de López Obrador de que habría amnistía para los delincuentes, como sí lo dijo, todos le pidieron explicaciones. ¨Amnistía no significa impunidad, se ha manejado de manera mal intencionada que quiero sacar de la cárcel a quienes han cometido delitos”.

El tres veces candidato presidencial dijo que siendo Presidente va a combatir la pobreza. Y reeditó su frase de campaña del 2000 “primero los pobres”. Sostuvo que éstos han crecido en el gobierno neoliberal. Y mencionó que el 2 de julio convocaría a expertos para elaborar un plan y definir conjuntamente qué hacer con una amnistía” y volvió a decir que para esto invitaría al papa Francisco.

Meade, en ese contexto le reclamó a López Obrador que quiere perdonar lo imperdonable y Anaya que la amnistía no funcionó en Colombia.

Margarita dijo que el “el eje de mi gobierno será defender a los mexicanos defenderte de los partidos, de López Obrador, de Trump, la sociedad tiene más miedo. Voy a fortalecer la policía. Voy a hacer lo que tenga que hacer para defenderte. Voy a defender a los mexicanos con valores”.

En el tema de combate a la corrupción e impunidad, Meade dijo que lo que más nos indigna es la corrupción y prometió que no habría ni estafas maestras ni ligas ni naves industriales. No más Ministerio Público de consignas y la 7de7 obligatoria. “No tengo componendas con ninguna persona¨. Y sostuvo que hay millones de servidores públicos buenos. Y repitió que “seré presidente sin fuero¨.

López Obrador discrepó con lo que hace tiempo dijo el presidente Peña sobre que la corrupción era cultural. “Gobernaré con el ejemplo, vamos a limpiar el gobierno de corrupción de arriba para abajo como se barren las escaleras”.

Anaya trajo a colación las fotos de Gustavo Ponce, René Bejarano y Carlos Ímaz, cuando recibían dinero de Carlos Ahumada, en la gestión de López Obrador al frente de la Ciudad de México. Y Meade apuntaló esa idea diciendo que Morena, el partido de López Obrador, tiene presupuesto de tres mil millones de pesos y que de ahí viven los hijos del candidato y otros familiares.

Anaya le menciono a López Obrador que en su libro sobre el Fobaproa, acusa de corrupto a Alfonso Romo, y que ahora es su representante con los empresarios y futuro Jefe de Gabinete.

López Obrador sostuvo que él no miente, no roba y no traiciona al pueblo, cosa que Meade le refutó.

En las conclusiones del debate, El Bronco dijo que es tiempo de cambiar, acusó a los partidos políticos a quienes tildó de ser ¨el verdadero cáncer del país¨.

Margarita dijo ¨no te conformes con el menos malo, tú mereces más, mucho más, decide por tus sueños, no por tus miedos. Amo profundamente a México”.

Mientras que Anaya dijo que la del 1 de julio ¨no es una elección más, está en juego el futuro de una generación”.

López Obrador mencionó que vivimos un momento estelar, sólo ha habido tres transformaciones, la Independencia, la Reforma, la Revolución y estamos en la cuarta, la vamos a lograr de manera pacífica, sin violencia, tendrá un gobierno que represente a pobres y ricos.

Y Meade, a quien le tocó cerrar, mencionó que ¨quiero hacer equipo contigo, con quienes apuestan al esfuerzo, quieren dejar algo más de lo que recibieron de sus padres. Creo en un México unido y próspero¨.

ALFOMBRA ROJA

Decenas de integrantes del Estado Mayor Presidencial, todos inconfundibles con su traje negro, corbata roja y su pin en la solapa izquierda, acordonaron las calles de Tacuba, Marconi, dejando libre la puerta del Restaurante El Cardenal, y el legendario callejón de la Condesa.

Por ahí empezó el desfile de invitados y representantes de los medios. León Krauze, uno de los dos moderadores del próximo debate en Tijuana, entró por esa puerta, cargando, para sorpresa de muchos, la silla escalera que requería para trabajar, debajo de la enorme carpa que el INE montó en la Plaza Tolsá, donde está el famoso Caballito del mismo artista Manuel Tolsá.

A las 4:15 de la tarde, uno de los primeros personajes políticos que se apersonaron en las inmediaciones del Palacio de Minería fue la velocista–senadora Ana Guevara, seguidora de López Obrador.

La mayoría de los invitados siguieron el debate desde el Museo Interactivo de Economía (Mide), ubicado a una cuadra del Palacio de Minería.

Dante Delgado, el líder del MC, soporte político e ideológico de Ricardo Anaya, también llegó a buena hora. Su inconfundible boina, que cubre su calva, lo dejó ver cuando pasó frente al Munal.

La caballería pesada del equipo de López Obrador, Esteban Moctezuma, Alfonso Romo y Tatiana Clouthier llegó juntita. El empresario neolonés, con el saco en la mano, no era para menos, el calor estaba a todo lo que daba. Eran las 5:10 de la tarde.

Casi pisándoles los talones llegó muy ufano Santiago Creel, el panista que fue consejero ciudadano del IFE, en la década de los noventa, del brazo de su esposa, sin hacer caso de los llamados de la prensa.

Deslumbrante, la ministra Olga Sánchez Cordero, potencial secretaria de Gobernación si López Obrador gana las elecciones del próximo 1 de julio, dijo a su llegada a la sede del debate , ¨Estoy contenta, contentísima¨, subrayó con una amplia sonrisa.

El dueño de casa, el rector Enrique Graue, llegó al Palacio de Minería, recinto propiedad de la UNAM, faltando 40 minutos para las seis de la tarde. Alguien de los medios quiso saber, ¨Rector, ¿cómo es que prestó su casa para el debate?¨ Y simplemente soltó “Así es, así es¨.

Cuando llegó al lugar del debate el organizador de éste, Lorenzo Córdova, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, fijó una postura sobre lo que significaba el debate que empezaría en unas horas y respondió cinco preguntas.

Por la pasarela de vallas metálicas pasaron los políticos de chile mole y manteca: Josefina Vázquez Mota, excandidata presidencial, Guadalupe Acosta Naranjo, Horacio Duarte, Yeidckol Polevnsky, Manuel Bartlett, Marko Cortés, Luis Felipe Bravo Mena, Rubén Aguilar, Jorge Castañeda, Marco Antonio Adame, Alberto Anaya, Rubén Moreira, Gustavo Madero, quien dijo ¨a toda madre¨, cuando le preguntaron cómo estaba.

Justo atrás de Claudia Sheinbaum, la candidata de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, iba con la ceja levantada su archirrival Jesús Ortega, que daba pasos más cortos para no tener que toparse con ella. Aunque la esposa de éste, la senadora Angélica de la Peña, iba platicando con la exjefa delegacional de Tlalpan, muy quitada de la pena.

Uno de los políticos más longevos, sobreviviente del echeverrismo, cuando los debates políticos no estaban ni en los sueños de los más radicales, Augusto Gómez Villanueva, consejero de Meade, llegó partiendo plaza. Atrás de él, otro veterano de mil batallas, con puro en mano, apagado, por cierto, Diego Fernández de Cevallos, a un lado de Salomón Chertorivski.

Alejandra Barrales, la candidata del PRD–PAN–MC a gobernar la capital del país, llegó junto con el líder capitalino del perredismo, Manuel Granados.

Sergio Sarmiento, uno de los tres moderadores, entró con cierto estilo de Luis Miguel: traje negro, camisa negra y corbata negra. Denise Maerker, la conductora del noticiero estelar de Televisa, pasó con cierto bajo perfil. Azucena Uresti, la conductora de Milenio, pasó por la pasarela metálica sola, con enormes lentes oscuros y sin saludar a nadie.

Emilio Gamboa, el líder de los senadores del PRI, llegó junto con Enrique Jackson y Heriberto Galindo, consejeros estos dos últimos de Meade. Muy de cerca llegó el presidente del PRI, Enrique Ochoa. Marcelo Ebrard, el exjefe de gobierno capitalino, fue de los últimos en llegar.

Conforme a las reglas establecidas por el INE, los candidatos a la Presidencia fueron llegando con un orden establecido. Primero lo hizo Margarita Zavala. La expanista dejó en la esquina de Filomeno Mata a su esposo, Felipe Calderón. El expresidente de México se topó con Gamboa y Jackson.

A bordo de un sedán Kia, color blanco, José Antonio Meade llegó en sentido contrario por la calle de Tacuba. El candidato del PRI, Verde y Panal llegó con su esposa Juana Cuevas, muy sonriente. Saludó afable y para no dejar a nadie de la prensa gráfica sin que lo viera, subió a un templete que colocó el INE, por si las moscas.

Ricardo Anaya, de la mano de su esposa, también amable, ahora sí con corbata, hace mucho que no se la ponía, saludó a los representantes de los medios y para hacerle el quite a su jefe, que era demandado, y no el feo a la prensa, Damián Zepeda se acercó al enorme corral de Carlos IV, por eso del Caballito, y donde quedó la sala de prensa.

Jaime Rodríguez Calderón, también del brazo de su esposa, como turista le mostró a ella el esplendor del Palacio de Minería, alzó la mano para llamar su atención y apenas alcanzó a saludar, con una sonrisa de modelo de pasta dental.

López Obrador fue el último en llegar, aunque debió haberlo hecho antes que El Bronco. El conductor que transportó al tabasqueño no paró en la puerta por donde estaba la entrada de los candidatos, ante la hilaridad de los periodistas.

Lo más curioso de esto fue que en cuanto llegó López Obrador, la lluvia primaveral que amenazaba horas antes se soltó con furia. ¨¿Tendrá algún significado?¨, dijo un reportero y la lluvia con truenos y relámpagos siguió.