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Entre goles y nostalgia, Cruz Azul despidió su estadio



Mediotiempo / Ciudad de México / Sabado 21 de abril del 2018

Como en sus mejores épocas, el Estadio Azul lució prácticamente lleno para celebrar la fiesta de despedida de Cruz Azul que venció a Monarcas y aún tiene el sueño de la Liguilla.

Oficialmente este fue el último partido de fase regular de un equipo de futbol y la Máquina lo aprovechó con un triunfo 2-0 labrado en el esfuerzo de Martín Cauteruccio y la habilidad de Ángel Mena.

Ambos jugadores fueron el alma de un equipo que se vio cobijado durante más de 90 minutos por una afición de más de 27 mil seguidores, quienes dejaron atrás todas los malos ratos en el inmueble y esta tarde fue testigo de una de las mejores tardes cementeras.

Eso sí, la suerte del primer gol tardó en llegar después de que en tres ocasiones el balón había pegado en el poste en los primeros 10 minutos.

Al 11’ Adrián Aldrete mandó un centro que Caute controló y de primera instancia remató al poste hasta que en el segundo remate hizo explotar el grito de gol en las tribunas tapizadas de azul celeste.

Antes de acabar el primer tiempo llegó la polémica del juego, cuando al 38’ un contragolpe en el que fue habilitado Cauteruccio, quien solo, frente al arquero prefirió ceder el balón a Mena que puso el 2-0 definitivo.

En el segundo tiempo las llegadas y la intensidad disminuyeron pero no impidieron más emociones, en especial la que venía desde las tribunas que durante los últimos 15 minutos y al unísono cantaron “yo soy celeste, es un sentimiento que no puedo parar”.

Las banderas, las playeras y las bufandas ondeaban mientras en el campo Carlos Fierro intentaba anotar con un disparo de volea al 68’ pero el arquero Sosa lo impidió con un lance a media altura.

Inspirado por el partido que estaba dando, al 74’ Caute volvió a intervenir en una jugada de gol cuando decidió bajar el balón con la cabeza para Mena, quien de inmediato le pegó al esférico pero una vez más Sosa lo impidió.

Monarcas intentó pero no tuvo opciones claras haciendo latente que sin Raúl Ruidíaz su ataque carece de efectividad.

Por el lado de la Máquina, en un palco, el presidente Billy Álvarez tenía como compañero a Pedro Caixinha que dialogaban del partido que habían dado sus muchachos. ¿Será este el final del Estadio Azul con posibilidades matemáticas aún en el aire?