Veracruz, Ver.

     
Lourdes Mendoza




Sobremesa

Por el bien de la 4T, primero Lozoya a juicio



Miercoles 3 de Noviembre del 2021

Milo –como le dicen cariñosamente en su casa– Lozoya, en la audiencia inicial, se declaró confeso, y al pedir el criterio de oportunidad aceptó su responsabilidad y culpabilidad. También está la declaración jurada de los brasileños por Odebrecht en Estados Unidos y el dinero del soborno en sus cuentas y en la carpeta, y súmele que también existe el acuerdo reparatorio suscrito en Agronitrogenados, que le costó al país 250 mdd y que no han pagado.

Esto es más que suficiente para que tuviéramos, por lo menos, a Lozoya en juicio por Odebrecht y por Agronitrogenados.

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¿Qué se decide hoy?

Se decide si a Lozoya, criminal confeso, lo llevan a juicio o le otorgan carta de impunidad. ¿Qué significa que le den impunidad? Pues que le aceptan “el criterio de oportunidad” que nunca ha podido probar. Es más, antier su abogado Ontiveros pidió, por sexta ocasión, más tiempo y, por primera vez, la FGR les contestó que no.


Es decir, hoy acaba el plazo de la investigación intermedia, que, en castellano, es la etapa del procedimiento en la cual las partes realizan actos de investigación para determinar si el MP acusa o no acusa, y le dan 15 días para formular la acusación, para avisarle de qué lo acusarán y, por ende, de qué se va a tratar el juicio. El juez de control prepara, para decirlo pronto, el expediente, y se lo manda al tribunal de enjuiciamiento, que es otro juez distinto.

¿Qué significa llevarlo a juicio?

Llevar a juicio al ícono de la corrupción del gobierno de Peña Nieto sería la mejor aportación de la 4T, del presidente López Obrador, al Estado de derecho y al combate a la corrupción.

Sería éste el primer caso de corrupción en el país que termina en un juicio. Pero ojo, este juicio debe ser parejo, donde se respeten las garantías del debido proceso, incluidas las de este confeso. Donde haya igualdad de armas entre el acusador y el acusado. Y en el cual se dilucide la responsabilidad de este confeso, con base en hechos y pruebas.

¿Qué vamos a saber en el juicio?

Cómo le dio la lana a Odebrecht.

Oiga, usted está diciendo que la repartió como 25 veces, pero pues está ahí en sus cuentas.

¿Y por qué vino el alemán a reclamar esa lana?

¿Cómo es posible que la única persona que conocía ese dinero está muerta y por qué no hay ningún rastro en el sistema financiero de la señora del paso de esa lana?

En el otro asunto, oiga, ¿por qué le vendió?

¿Con qué fundamento legal?

¿Por qué es ilícito?

¿Por qué a sobreprecio?

Etcétera…

Y sabremos, sobre todo, si el juicio lo enfrenta, como debiera, desde prisión preventiva. Lo que debió suceder desde un inicio.

La primera contribución de la 4T vs. la corrupción es llevar a Milo Lozoya a juicio y que dejen de andar tratando de hacer la conspiración del mundo mundial alrededor del caso Odebrecht, cuando el caso está relativamente sencillo: este compadre fue el que agarró la lana de Odebrecht en México, y se la quedó. ¡Punto!

¿No que queríamos, con el nuevo modelo de justicia penal, acabar con la impunidad, y para acabar con la impunidad queríamos juicios orales públicos adversariales donde siempre estuviéramos frente al juez? ¿No que queríamos eso y ahora estamos peor que antes, porque ahora todo lo que sucede en materia de justicia son: criterios de oportunidad manipulados, delaciones –o sea testigos protegidos– y prisión preventiva? Eso es todo lo que pasa en este país. Eso es Rosario Robles, eso es Juan Collado, eso es Jorge Luis Pachita Lavalle, etcétera.

Por no dejar…

De hecho, todo lo tengo documentado en las columnas La teoría del caso, del 30 de noviembre de 2020; Las cuentas no le salen a Lozoya, del 2 de diciembre de 2020; Lozoya, el verdadero traidor a la patria, del 7 de diciembre de 2020; Las incongruencias y falsedades de Lozoya, publicada el 9 de diciembre de 2020, y La FGR y la multiplicación de los panes brasileños, del 27 de agosto de 2021.

Precisiones

Lo acusen o no, Lozoya tendrá que comprobar sus dichos en su juicio, o en los juicios como el de Lavalle, y como no tiene pruebas terminará, sí o sí, en la cárcel. Ah, y si siguen adelante con el tema de la delincuencia organizada, el propio criminal confeso se habrá dado un balazo, no en el pie, sino en la sien, puesto que en esta carpeta Milo Lozoya ya no es acusador, ni soplón, ni colaborador, sino acusado, y de inmediato lo tendrían que mandar al penal del Altiplano.

¿Lozoya, a la cárcel o a Alemania?

Pero ojo, hay algo más importante, y es que el juicio de Milo Lozoya genere pedagogía de consecuencias en este país. Eso es más importante que el juego binario entre delincuencia de cuello blanco en la cárcel o no.

En México está por definirse si violar la ley, robar y difamar te lleva a la cárcel o... al Hunan. En horas sabremos.