Veracruz, Ver.

     
Víctor Ochoa




Bulevar

El Monstruo Come Galleta



Miercoles 28 de Julio del 2021


“Hola, mi querido Richard, buenas noches”.

“Espero que estés de maravilla junto con tu familia”.

“Ya sabes, dándote guerra con el tanque de oxígeno”.

“¿Lo tienes aún, hermano?

Esa fue mi entrada casi a la media noche del martes con el amigo Richard, después de varios meses -tal vez un año- de no tener contacto con él.

Ricardo Meza, un profesional de la industria metal-mecánica, por su físico genera miedo a quien recién lo conoce: es grandote, robusto y con voz muy fuerte.

Sin embargo, el “Monstruo Come Galleta” -como cariñosamente lo bautizara Marimar, propietaria del bar La Costilla-, es un tipazo de ser humano.

Generoso, franco y con un corazón de oro que no le cabe en su enorme pecho, ha sido el héroe sin capa que, sin saberlo, ha ayudado a mucha gente durante el lamentable y aciago periodo de pandemia provocada por el maldito Covid-19.

Familiares, amigos periodistas y hasta profesionales de la medicina, han sido beneficiados gratuitamente con el tanque de oxígeno que él posee y que de forma cotidiana ocupaba para las tareas propias de su trabajo.

Como todos sabemos, el tanque de oxígeno es un artefacto que en los últimos meses se convirtió en el factor decisivo de vida o muerte.

Su excesiva demanda, derivada de la creciente ola de contagios, ha provocado una angustiosa escasez en el mercado local y foráneo.

No haya forma de alquilarlo. Y donde milagrosamente hay alguno disponible, los precios son altísimos, muchas veces inaccesibles para personas de escasos recursos.

Seguramente portando su clásico uniforme de trabajo -overol rojo salpicado de grasa y aceite-, el buen Richard respondió esta mañana mi mensaje: “Mi estimado Víctor, claro, cuenta con el tanque. Ahí está disponible para lo que gustes y mandes”.

Como la vez anterior que jamás pidió algo a cambio, así de simple, directo y bondadoso Ricardo nos demuestra nuevamente que Dios Nuestro Señor nunca nos suelta de su mano.

Y para ello nos pone en el camino a sendos angelotes como el mal llamado Monstruo Come Galleta.

Con personas como Richard, queridas amigas y amigos, queda demostrado que a pesar de las adversidades, por muy difíciles que sean, hay vida y esperanza.

¿Verdad que el monstruo no es como lo pintan?