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Guante de seda |
Sabado 11 de Marzo del 2017
Quién lo diría. El sano equilibrio del poder, el contrapeso al ímpetu cotidiano, a los arrebatos espontáneos del gobernador Miguel Ángel Yunes es la tersa, discreta pero firme acción de Leticia Márquez, su esposa.
La primera dama del estado no busca reflectores.
Se mueve en la discreción total, teje fino tras bambalinas; pero cuando tiene que salir a la vida pública, lo hace con aplomo, decisión y precisión entre los dichos y los hechos.
Y esto llama la atención, se refleja en el radar mediático.
En este mes de marzo, mes de las mujeres, doña Leticia camina sin prisa, pero sin pausa.
La política aterciopelada también busca el bien común.