|
Pinchazo de aire |
Lunes 6 de Septiembre del 2021
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se despertó a las 05:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. ''Siempre soñaba con pájaros'', me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato.
La entradilla de ‘Crónica de una muerte anunciada’, cuenta un hecho sacado a la luz casi tres décadas después de ocurrido.
Es la definición más literaria de la noticia. Si el hecho, hallazgo, investigación, narración o declaración no se da a conocer públicamente, no adquieren la etiqueta de noticia.
Andrea Karina, habitante del fraccionamiento Reforma, en el Puerto de Veracruz, quiso guardar el momento en que era vacunada, tomó su celular y grabó el instante, le pareció que fue muy rápido, al finalizar estuvo media hora en el área de observación y finalmente salió, lo hizo primero que su primo por lo que estuvieron esperándolo fuera.
Cuando salió su primo, ya habían revisado el video y se dieron cuenta que algo estaba mal, la enfermera no oprimió el émbolo para que saliera la vacuna, aunque tenían dudas, le preguntaron a unas enfermeras que estaban al entrada y ellas les dijeron que seguramente es por su nerviosismo pero que sí le habían aplicado la dosis.
El video se hizo viral; se convirtió en noticia.
Los argumentos defensivos son válidos: la mujer estaba agotada por las extenuantes jornadas de vacunación; es cierto.
La enfermera no actuó con dolo; también puede ser cierto.
Andrea Karina hizo bien difundiendo el pinchazo sin recibir el reactivo; también es válido.
Los medios tienen la obligación de difundir. El análisis de la noticia corresponde al receptor.