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Matar al mensajero |
Miercoles 7 de Junio del 2017
Los periodistas no cabemos en ningún lado.
La sociedad nos trepa al patíbulo, luego del juicio somero de ser los culpables de distorsionar la realidad.
Los poderes fácticos como el crimen organizado nos matan en caliente, sin presunción de inocencia, bajo su ley bilateral: plata o plomo.
El poder político igual nos mata; pero arma juicios e integra comisiones de la verdad para echarle la culpa a los narcos, traficantes, sicarios y demás fauna criminal.
Andamos como judíos errantes, siendo blancos móviles del odio de todos, muertos vivientes en este ingrato oficio.
Sin embargo, hoy, cómo diría Whitman: nos cantamos y celebramos a nosotros mismos, disfrutando los serenos privilegios del anonimato.
Salud.