Sinembargo.mx / CDMX / Jueves 19 de agosto del 2021
El huracán “Grace” tocó tierra en la madrugada del jueves en el Caribe mexicano, justo al sur de los antiguos templos mayas de Tulum, y provoca una peligrosa marejada ciclónica.
Las lluvias torrenciales y los fuertes vientos amenazaban con destruir las viviendas más frágiles y con impedir que los turistas pisen sus playas de arena blanca mientras cruza la Península de Yucatán.
El meteoro de categoría 1 ya había descargado sus lluvias sobre Haití — días después de un potente sismo_, Jamaica e Islas Caimán en ruta hacia un impacto directo en la Rivera Maya, el corazón de la industria turística de México.
El vórtice de “Grace” tocó tierra justo al sur de Tulum a las 04:45 de la madrugada con vientos máximos sostenidos de 130 km/h (80 mph), según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
El estado de Quintana Roo abrió refugios y evacuó algunos hoteles y a residentes antes de la llegada de “Grace”. El meteoro esquivó Cozumel, un popular destino de cruceros, y el centro de la localidad de Playa del Carmen, que suele estar lleno de música y de fiesteros, lucía inquietantemente desolado el miércoles en la noche. Las autoridades ordenaron el cierre de todos los negocios y un toque de queda a partir de las 20:00 horas.
Una excepción fue Axel Félix, un repartidor de pizza de 37 años que hacía su último reparto de la noche con un impermeable. “Ahora me voy a mi casa y ya no se sale hasta mañana”, dijo. “Hay que cuidarse y encerrarse en la casa”.
Otro era Juan González, un estudiante de 25 años que paseaba a su perro. “En la casa estaremos todos tranquilos. Con comida. Esperando a ver qué pasa y con protección en las ventanas”, afirmó.
El Gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, dijo que las autoridades evacuaron hoteles que no estaban preparados para soportar huracanes y pidió la suspensión de la venta de alcohol en la región a partir de las 17:00 horas. Algunas aerolíneas cancelaron sus vuelos a la Península.
En la avenida principal de Tulum, turistas con impermeables de plástico caminaban entre charcos conforme los vientos se intensificaban. En la playa, la marea subía y los bañistas buscaban guarecerse de la arena empujada por el viento.
Soldados y marinos armados en camionetas vigilaban las calles de la ciudad.