El País / Estados Unidos / Jueves 13 de mayo del 2021
Dennis Rodman rompió a llorar durante una entrevista en directo con la CNN en 2018. El motivo era que dos de sus mejores amigos, Donald Trump y Kim Jong-un, habían puesto fin a sus diferencias. “Sus diferencias”, en este caso, eran la amenaza de ambos líderes internacionales de destruir Estados Unidos y Corea del Norte con misiles nucleares. El vídeo se viralizó porque es puro Dennis Rodman: esperpento, emociones desbordadas, ebriedad y espectáculo mediático. También es uno de los mayores “Os preguntaréis cómo he llegado hasta aquí” de la cultura pop reciente. Aunque, tal y como explicó su excompañero en los Chicago Bulls Michael Jordan, lo asombroso no es dónde ha acabado Rodman sino que haya llegado vivo. Hoy, el jugador más famoso de la NBA durante los noventa cumple 60 años retirado de la esfera pública y ha vivido vidas para varios libros.
Su padre abandonó el hogar familiar cuando Dennis tenía tres años. El pequeño se crio con su madre y sus dos hermanas, que solían jugar a vestirlo de niña, ponerle maquillaje y pasearlo en tacones por la calle. Rodman dejaba que sus compañeros le pegasen a diario. Se sentía incapaz de defenderse. Y entonces, como el protagonista de un cuento, creció 30 centímetros a los 18 años.
Con sus flamantes 2,07 de altura empezó a jugar al baloncesto en un equipo de Oklahoma y, ya cumplidos los 20 años, hizo por fin un primer amigo: Bryne Rich, un niño blanco de 12 años traumatizado por haber matado accidentalmente a su mejor amigo con una escopeta. Aquella historia se contó hasta la saciedad porque encajaba con la idea de conciliación interracial de los Estados Unidos de los ochenta. La familia del chaval, que en una metáfora increíble se apellidaban Rich (rico en español), adoptaron a Dennis, le dieron un hogar y le hicieron sentir en familia. Dennis les devolvía el favor trabajando de sol a sol en su huerta (generando otro estereotipo involuntario: el servilismo afroamericano) y, cuando el padre se lo llevaba a hacer la compra, Dennis lloraba de alegría. La madre de la familia se tapaba la cara con un periódico cuando iba en el tren con él para que las vecinas no la vieran sentada con un negro de dos metros.
Considerado el mejor reboteador de la historia de la NBA, su entrega física era implacable: a menudo volaba con tanto ímpetu que se salía de la pista y aterrizaba sobre el público, lo cual enloquecía a los fans. “No le tenía miedo a nada ni a nadie”, ensalzaba su entrenador en los Detroit Pistons, Chuck Daly. Rodman pasaba el día de Acción de Gracias, cumpleaños y Navidades con Daly, su nueva figura paterna. Las pocas veces que iba a un bar se pedía un vaso de leche. Cuando ganó el título de mejor defensor de la NBA se puso a llorar y el presidente de la federación lo sacó del escenario inmediatamente. “No sabía que no se debe llorar en una situación así”, aclararía él después.
Tras ganar dos títulos de Liga, los Pistons perdieron en 1991 y Chuck Daly dimitió del cargo, lo cual empujó a Rodman a una depresión. Se encontraba además en plena batalla legal con su exmujer por la custodia de su hija, nacida en 1987. En febrero de 1993, Rodman se metió en su camioneta y cogió un rifle con la intención de suicidarse. Llegó a descalzarse para apretar el gatillo con el dedo gordo del pie, pero puso la radio y se quedó dormido. “Sí maté al Dennis Rodman que intentaba agradar a todo el mundo”, anunció en su libro.
A finales de año pasó a los San Antonio Spurs. El día antes de su rueda de prensa fue al cine a ver Demolition Man y se obsesionó con el villano de la película, protagonizado por Wesley Snipes, así que se presentó en su debut con los Spurs con una cresta rubia platino. Pasados los 30, el niño introvertido se había convertido en adolescente rebelde.
Ha nacido otra estrella
Rodman salió con Madonna durante un corto tiempo -contó en Playboy que habían roto porque ella le había pedido que la dejase embarazada y él no quería- y le había cogido el gusto a la celebridad. Su cambio de imagen estuvo orquestado por su nuevo agente y referencia masculina, Dwight Manley, un coleccionista de monedas al que había conocido en Las Vegas. Posó para la portada de la revista deportiva Sports Illustrated con unos shorts de cuero, un corpiño de mujer y un loro posado en su mano. Contó que tenía fantasías sexuales con hombres, que sus sitios favoritos para salir de fiesta eran los bares gais y que encontraba los vestuarios de la NBA profundamente eróticos. Besó en la boca a la drag queen RuPaul en televisión y contó que había tenido relaciones sexuales con mujeres trans. Cuando presentó su autobiografía lo hizo vestido de novia.
Dennis Rodman se convirtió pronto en una figura tan admirada como controvertida por su falta de miedo a jugar con la ambigüedad estética en un terreno tan machista como la NBA. En la imagen, Rodman posa con un corpiño de mujer.
Dennis Rodman se convirtió pronto en una figura tan admirada como controvertida por su falta de miedo a jugar con la ambigüedad estética en un terreno tan machista como la NBA. En la imagen, Rodman posa con un corpiño de mujer.TIME & LIFE PICTURES / GETTY IMAGES
Miles de personas se agolparon para verlo en directo. Millones compraron el libro. Rodman no se travistió en clave ridícula como un machirulo en un carnaval: contrató a Kevyn Aucoin, el legendario maquillador de divas como Cher, Whitney Houston o Madonna. Su estética, maquillado, con falda o tacones en las alfombras rojas, fluía entre lo masculino y lo femenino. Parte de los forofos del baloncesto lo rechazaban pero su fama alcanzaba niveles inéditos para un jugador de la NBA. En 1995 fichó por los Chicago Bulls de Michael Jordan.
Atención positiva y autodestructiva
Jordan era un ídolo porque era el mejor, pero resultaba frío, sobrio y cerebral. Rodman llegó como su némesis: su furia subrayaba aún más la elegancia del otro. Cuando le multaron por darle una patada a un reportero durante un partido, Bill Clinton lo defendió: “Seguro que en su corazón se arrepiente, soy un gran admirador de Rodman”.
Dennis Rodman posa rodeado de travestis. Lo hizo en un tiempo en que estar rodeado de travestis no era una estampa moderna y aceptable, sino más propia del lumpen y reservada a homosexuales.
Dennis Rodman posa rodeado de travestis. Lo hizo en un tiempo en que estar rodeado de travestis no era una estampa moderna y aceptable, sino más propia del lumpen y reservada a homosexuales.TIME & LIFE PICTURES / GETTY IMAGES
Mientras tanto, debutaba en el cine en una película de acción de Jean-Claude Van Damme llamada Double Team. En 1997, su padre reapareció tras 30 años de ausencia, contó que había tenido 25 hijos en Filipinas y empezó a ver en persona todos los partidos de los Bulls. Decían para entonces que Rodman podía beberse 40 chupitos de Jägermeister en una noche. Su guardaespaldas le advirtió de que su pandilla de colegas solo estaba interesada en su dinero y él respondió que ya lo sabía. “Está convencido de que tiene que mantener ese teatro, pero yo sé que no es él. Él es un chaval tímido”, aseguró Chuck Daly en The New York Times. En 1997, Rodman ganó en torno a diez millones de dólares fuera de la cancha, tres más de lo que le pagaban los Bulls por temporada. Aquel año la policía acudió a su casa 70 veces por quejas de los vecinos. Fue detenido en varias ocasiones por conducir ebrio, por altercados violentos y por escándalo público. Un crupier de Las Vegas lo demandó por haberle restregado unos dados por la calva, la barriga y la entrepierna a ver si le daba suerte.
Tras el éxito de su autobiografía editó otra, Un paseo por el lado salvaje. Fue un fracaso en ventas. Dijo que iba a cambiarse el nombre a “Orgasmo”. A nadie le importó. Se casó con la actriz de Los vigilantes de la playa Carmen Electra en Las Vegas y se separó al día siguiente. “Como un adolescente ignorado, Rodman nunca entendió la diferencia entre la atención positiva y la autodestructiva”, explicó el periodista Stephen Rodrick.
Tras una temporada en los Lakers, salió de la NBA por la puerta de atrás: llegó tarde a un entrenamiento aduciendo que había perdido las zapatillas y el equipo angelino le rescindió el contrato. Sus intentos de regresar a la cancha, como jugador o entrenador, fueron inútiles: “Abrí todas las puertas y ahora la NBA no me quiere. Hasta los tíos blancos más aburridos llevan tatuajes ahora”, aseguraba en 2003.
Dennis Rodman muestra una foto suya con Kim Jong-Un en el aeropuerto de Pekín, a su regreso de Corea del Norte en 2013.
Dennis Rodman muestra una foto suya con Kim Jong-Un en el aeropuerto de Pekín, a su regreso de Corea del Norte en 2013.WANG ZHAO / GETTY IMAGES
Se volvió a casar y tuvo dos hijos, pero nunca llegó a construir una relación con ellos al igual que nunca estuvo presente en la vida de su primera hija. En 2011 entró en el Hall of Fame, el Olimpo de los atletas estadounidenses, y en su discurso durante la ceremonia prometió que intentaría ser mejor padre aunque no tenía ni idea de cómo hacerlo. Antes de ponerse a llorar, le dijo a su madre: “Nunca nos abrazaste porque no te salía, pero voy a intentar quererte como te quería cuando nací”. Sigue sin mantener relación con sus tres hijos.
En 2013 viajó a El Vaticano, patrocinado por una casa de apuestas irlandesa para presenciar la elección del nuevo Papa. Y en aquella época de no decir que no a nada, su agente recibió una propuesta de contrato para que Dennis Rodman contribuyese a mejorar la imagen de Corea del Norte en Occidente. El agente no conocía la diferencia entre una Corea y la otra, así que aceptó. Cuando comprendió que había firmado con Corea del Norte, ya era tarde: Dennis Rodman fue el primer estadounidense en reunirse con Kim Jong-un, quien durante su estancia en un internado suizo en los noventa se volvió forofo de los Chicago Bulls.
“Protegernos no es mi trabajo, es el del negro [en referencia a Obama], pero si no termino como finalista del Nobel de la Paz es que algo no funciona”, declaró en una entrevista a Sports Illustrated. En una de sus visitas de 2014, con motivo del cumpleaños del dictador norcoreano, Rodman le llevó varios regalos: un lote de jabones, un libro de ¿Dónde está Wally?, un puzle de una sirena y un ejemplar de El arte del trato de Donald Trump. Rodman hizo buenas migas con Trump cuando participó en dos ediciones de su reality show, The Apprentice, en su edición de famosos. El misionero Kenneth Bae, detenido durante un año por el Gobierno norcoreano, fue liberado y agradeció públicamente la ayuda de Rodman.
Cuando se celebró la cumbre entre Corea del Norte y Estados Unidos, en la cual Trump se convirtió en el primer presidente de la Casa Blanca en visitar el país, The Washington Post especuló con la posibilidad de que Rodman hubiese sido en realidad un enviado diplomático de Trump, argumentando que era una teoría excéntrica pero no más que la propia elección de Donald Trump como presidente. En 2020, por cierto, Rodman no apoyó la candidatura de Donald Trump, sino la de Kanye West.