adn40 / Cuba / Jueves 18 de junio del 2020
Desde que la COVID-19 llegó a Cuba se puede observar por las calles a una mujer con una gran caja de cartón de la que salen sus piernas y brazos, en un barrio de La Habana donde recorre panaderías, carnicerías o el puesto de los periódicos.
Feridia Rojas, de 82 años, decidió hacerse una casa móvil de cartón para protegerse del virus, ya que no puede comprar equipo de protección personal como cubrebocas o una careta.
Rojas, viuda y con dos hijas que emigraron a Estados Unidos, dijo que no tenía a nadie para hacer sus compras por lo que tuvo que encontrar una manera segura de hacerlo sola, mostrando una mezcla de ingenio y humor cubanos.
“Estaba preocupada por los casos asintomáticos que podrían toser justo cuando pasaba”, dijo. “Entonces pensé: haré una casita con una caja de cartón y la usaré", señaló.
La octogenaria, una enfermera jubilada, consiguió una caja de cartón en la farmacia de su vecindario en el barrio de Palatino en La Habana, y la recortó para poder sacar sus brazos y el rostro, que cubrió con un plástico transparente.
“Ella es muy creativa”, dijo su vecina Zayda Echemendía, quien apuntó que aunque jubilada ayuda a sus vecinos del barrio desde hace tiempo al aplicar inyecciones.