Enrique Quiroz García / Acayucan, Ver. / Jueves 18 de junio del 2020
Más de una interrogante rodea el terrible asesinato y ultraje del menor José Antonio. Más de una arista sobrevuela la crónica de estos hechos que tiene indignada a la sociedad en general.
José Antonio tenía 10 años de edad. José Antonio no estudiaba. Trabajaba. Era el “de en medio” de 3 hermanos, la mayor de 11 y el menor de 8. José Antonio vivía en una casita de paredes y techo de láminas, en la calle 1 de septiembre de la colonia El Roblar. José Antonio vivía con su padrastro, su madre y sus dos hermanos, allí, en la calle 1 de septiembre.
Hay versiones encontradas en torno a la relación con su padrastro de nombre Cipriano Pérez Limón; hay quienes afirman que José Antonio era violentado por la actual pareja de su madre, hay quienes aseguran que eran una familia dedicada al trabajo en cuya humilde casa no pasaba nada anormal. Por otro lado, hay quienes aseguran que el menor era castigado severamente y que se le dejaba dormir en el patio de la vivienda, donde, por cierto, hay montículos de plásticos y enseres que alguna vez fueron útiles.
Allí vivía José Antonio, cuyo cadáver yace en la casa de Santa Limón Montiel, madre de su padrastro, en otra colonia popular de Acayucan, El Fénix. El féretro de José Antonio es flanqueado por cuatro velas en medio de letanías que piden descanso para su alma. El trajín de las mujeres y los rostros contrastan con las manos que baten la masa para los tamales, en tanto, el fuego empieza a devorar los leños del que emergen humeantes llamaradas que hacen llorar el alma.
¿Quién? ¿Quiénes mataron a José Antonio? ¿Quién o quiénes descargaron su frustración, odio y deseos enfermizos en un niño de 10 años de edad? ¿José Antonio trabajaba porque quería superarse como dicen sus familiares o para no morir de hambre? ¿Está detenido el verdadero culpable del homicidio de José Antonio o éste es sólo un chivo expiatorio para aparentar que las autoridades están trabajando para abatir la inseguridad y seguir dándonos atole con el dedo?
José Antonio desapareció el pasado lunes, después de “Que iba a ir… Bueno yo lo mandé a comprar tortillas, pero nunca me imaginé que se iba a quedar en el Oxxo”, declaró Dolores la madre del menor en entrevista realizada este miércoles 17 de junio.
De acuerdo con una entrevista que un medio local le realizó a Dolores López Chontal, madre de José Antonio declararía que, a su menor hijo lo habría dejado afuera de una tienda de autoservicio en tanto ella realizaba las compras y, que al salir ya no encontró a su menor hijo. Por lo que se dio a la búsqueda de éste. Lo anterior contradice lo que declararía a un día de haberse hallado el cuerpo del niño.
La madre de 32 años de edad se dio a la búsqueda de su hijo, después de que la Policía Naval y la fiscalía en el distrito de Acayucan le negaran el apoyo para buscar al menor. Una noche antes, dice la madre, cuyo rostro inclinaba para evitar ser fotografiada, soñó que su hijo: “…yo también lo soñé un día antes que él estaba en una casa baldía, sin ropa y que me pedía ayuda, y así como lo vi ensangrentado, así lo encontré”, narra Dolores ante diversos medios de comunicación.
-¿Cómo fue el último día que vio con vida a su hijo? ¿Qué le dijo?
-Que iba a ir… Bueno yo lo mandé a comprar tortillas, pero nunca me imaginé que se iba a quedar en el Oxxo.
-¿Él ya trabaja en el Oxxo?
-Sí.
-¿Normalmente a qué hora regresaba?
-¿A veces se iba a las 7, regresaba a las cuatro y cuatro y media, a veces a las seis, pero nunca…a veces se quedaba jugando. Siempre los muchachos que pasaban en taxi ya lo conocían y le daban el raid del Oxxo a la casa y de la casa al Oxxo.
-Ese día que no llegó a su casa, ¿qué hizo usted?
-Fui a la fiscalía y me dijeron que tenía que esperar 72 horas, sólo me agarraron una foto que yo había sacado.
-¿Desde qué momento iniciaron la búsqueda del niño?
-Desde el primer día que se perdió y de ahí seguimos buscando y buscando hasta que le dije a mi esposo: “Yo presiento que el niño está ahí y mi niña empezó a gritar diciendo que el niño estaba muerto”.
-¿Fue su niña quién lo encontró?
-No, ella me dijo que estaba ahí.
-¿Cómo supo su hija que su hermano estaba en ese lugar, muerto?
-No sé, yo también lo soñé un día antes que él estaba en una casa baldía, sin ropa y que me pedía ayuda, y así como lo vi ensangrentado, así lo encontré.
-¿Esa era la ruta que su hijo…?
-Es que por ahí se camina, porque no hay otro camio, y en ese lugar se meten muchas personas maleantes.
-¿Su hijo era estudiante?
-Sí.
-¿De qué escuela?
-Rafael Ramírez.
-Hay una persona señalada por el asesinato de su hijo, ¿qué le han dicho las autoridades acerca de esta persona?
-A mí no me han dicho nada, no sé si le han dicho algo a mi esposo, porque cuando yo voy soy puro llorar no puedo controlarme, no sé si a él le hayan dicho algo…
-¿Qué le pide a las autoridades?
-Justicia. Y es que también anda otra que se sienta mucho en TELMEX y me habían dicho que ella a veces explotaba al niño, le quitaba todo su dinero.
-¿Quién le comentó esto?
-Otro muchacho, que ya la habían visto con ella y que le quitaba el poquito dinero que agarraba mi hijo.
-¿Su hijo no le contó eso?
-No, nunca me contó nada.
-¿En qué trabaja usted?
-En nada.
-¿En qué trabaja su esposo?
-Albañilería.
-¿Qué tan difícil es para ustedes sobrellevar la situación económica?
-Muy difícil.
– ¿Cree usted que el presunto autor material del asesinato de su pequeño hijo es el verdadero culpable?
-La verdad no sé si creer o no creer que sea cierto que lo tienen o no, no sé.
-¿Cómo era José Antonio?
-Jugaba, le gustaba dibujar, le gustaba escribir, le gustaba cantar, bailar…
Cipriano Pérez Limón, de oficio gallero y padrastro de José Antonio, al llegar a la calle donde se vela a su entenado esto fue lo que exclamó:
¿Qué fue? ¡Ya retírense! ¡Se acabó la fiesta! ¡Ya dejen a mi doña tranquila! ¡Vámonos ya!: Cipriano
Una de las primas de Dolores López Chontal, pidió se omitiría su nombre, pero accedió a platicar de los hechos que enlutan a Acayucan. Afuera de la casa de Santa, ubicada en la colonia El Fénix. El aire mueve lentamente las hojas de los árboles, en tanto los gallos de pelea en las jaulas picotean el humo que cubre en espeso oleaje el jardín…
-¿Cuándo se entera de la desaparición de su sobrino? -pregunto a quién llamaremos “María” para identificarla de alguna forma.
-¿El mismo día?
-¿A qué hora se entera usted?
-La verdad no recuerdo porque yo iba a trabajar, como entré en el turno de noche, yo me la topé (a la madre) y ya andaba en su búsqueda del niño, pero pues, ya no supe más porque entré a mi trabajo, fue hasta el otro día que vimos las publicaciones ya vimos que ya había aparecido.
-¿Estudiaban los niños, estudian los niños, José Antonio estudiaba?
-Hasta donde yo sé sí estudiaban, la verdad ya no sé más, pero yo sé que sí estudiaban.
-Acabé de ir a la casita de José Antonio: es una casita de láminas, muy humilde. ¿Padecían hambre? ¿Padecen hambre los niños?
-Pues hasta donde yo sé no padecían hambre, porque uno como madre busca el pan de cada día para sus hijos. Es como yo. Yo me voy todos los días, yo sé que mis hijos tienen que comer y tengo que luchar por ellos, y hasta donde sé mi prima trabaja lavando, cuidando niños, para darle de comer a los suyos, pero ya no más, no sabría yo más, pero pues yo sé que sí…todos tenemos carencias, nomás que unos carecemos más que otros; pero pues al final de cuentas él era feliz, nunca se quejó de su pobreza, como le repito, era un niño excepcional. Muy inteligente, muy listo, muy vivo.
-Dicen, a nosotros no nos consta por eso estamos aquí, que él (José Antonio) de alguna u otra manera para ganarse un dinero abría y cerraba las puertas de los Oxxos…
-Pues ahí si no tengo yo conocimiento, pero a lo mejor y sí, porque le digo, él era un niño que tenía aspiraciones, tenía sueños, quería salir adelante, no pensaba como niño, pensaba ya como una persona muy avanzada: pensaba en hacer su propia casa, sacar de trabajar a su mamá.
-¿Se lo comentó alguna vez?
-Sí, muchas veces porque yo muchas veces me quedé con ellos, yo los cuidaba a veces, y pues ahí se quedaban en mi casa con mis hijos. Le comento, era un niño muy carismático.
-¿José Antonio caminaba solo hacía su casa cuando dejaba de trabajar en el Oxxo?
-No, porque a veces se topaba con su mamá, saliendo de trabajar ella pasaba por él y así, y sino su padrastro pasaba por él.
En esta ocasión no sé que pasó, no sé qué pasó, y pues…
-Ha trascendido que detuvieron al asesino de José Antonio…
-Pues esos son los rumores que yo oí, porque yo al entrar a trabajar me quedo incomunicada, ya no puedo tomar teléfono, hoy en la mañana salió en el periódico.
No sé, fue muy rápido el decir que sí fue que no fue. ¡Ósea! Cuando sabemos que las autoridades se tardan un siglo para resolver un caso. Es como el protocolo que tienen que para reportar a una persona desaparecida tiene que pasar tres días, y cuando se sabe de antemano uno que no estudia leyes que las primeras 24 horas son cruciales. ¿Qué fue lo que pasó ahorita, en menos de 24 horas tenemos un resultado positivo? Yo creo que no. Era un menor, era para que se hubiera activado una alerta, tengo entendido…Yo por mijo si desaparece yo no paro, yo no paro, dirán por ahí, agoto hasta lo más no poder. Ahora imagínese, un ejemplo, si yo hubiera matado a la persona que, yo encontré a la persona; ahí si hay justicia, así si voy yo a la cárcel directamente, pero pues yo ahí no veo la justicia, ahí veo una injusticia, pero pues aquí a ver si se hace justicia, porque realmente para…cómo le podré decir, cómo me podré expresar sin que sin que se insulte, sin que se vayan a ofender…
-¡Dígalo como tenga que decirlo!
-Porque, dirían por ahí: ¿Confianza en las autoridades? ¡Jamás! Yo confiar en una autoridad para que resuelva un caso para mí: ¡Jamás! Preferiría de mi parte agotar hasta donde no, para buscar a mi familiar. Y yo en mi opinión siempre lo voy a decir, voy a defender a mis hijos como un perro, y si tengo que quitarme a uno de encima, lo quito, sin miedo, sin que me tiemble la mano; pero como le dije a mi mamá, si hubiera sido yo el que lo hubiera matado, yo voy directamente a la cárcel, porque ahí si hay justicia para el que lo hizo, no para que el que lo está pagando, pero pues, ni modos, dirán por ahí, ya ni con tantas opiniones ni con tantos estos voy a revivir a mi sobrino, ya no, ahora por más que llore, por más que uno pida justicia, ya no. Dirán para qué fue nulo, cuando uno pide el auxilio, no hubo respuesta, pues qué más se puede esperar uno.