Infobae.com / Ciudad de México / Jueves 4 de junio del 2020
Cuando ese 4 de junio de 1975, el legendario Jon Voight se acercó hasta la maternidad y contempló a su pequeña hija no pudo evitar la sonrisa. La genética no miente. Angelina -así la llamaron- había heredado sus mismos labios delgados y carnosos.
Dicen que los bebés nacen con un pan bajo el brazo pero nada se afirma de si llegan con un “seguro para parejas en crisis”. En el hogar de los Voight, apenas Angelina dio sus primeros pasos, su madre, la actriz Marcheline Bertrand decidió dar el paso que hacía rato intentaba no dar. Harta de las infidelidades de su marido se divorció. Angelina y su hermano James -apenas dos años mayor- se quedaron con ella. Voight se fue de la vida de su esposa e inexplicablemente también, de la de sus hijos.
Quizá por la falta de esa figura paterna o porque su madre esquivaba sus ojos -que le recordaban los del esposo ausente-, lo cierto es que Angelina empezó a juguetear con el peligro. A los ocho años comenzó a autolesionarse. Solía meter sus dedos en cera caliente.
Flaca y con ortodoncia, sus compañeros de primaria solían tomarla de punto así que al comenzar el secundario decidió que si no era respetada, por lo menos sería temida. Y lo logró, se vestía de negro, con un estilo gótico que provocaba que nadie la hostigara pero que tampoco se acercara. Solitaria, comenzó a sentir una extraña fascinación con la muerte. A los 13, en vez de inscribirse en un curso de maquillaje se anotó en uno de embalsamadora. Soñaba trabajar en una funeraria.
El peligro continuó siendo su compañero de ruta. “No me gustaba que nadie me tocase, no era capaz de sentir nada, no podía dormir. Así que hacerme cortes con cuchillos y sentir el dolor era mi única forma de sentirme viva. Era terapéutico”.
De los cortes pasó a fantasear con el suicidio. Pensó que su muerte haría sentir culpable a su familia y averiguó por los servicios de un sicario. Lo contactó, se encontraron, pero el curtido asesino se apiadó de esa adolescente extraña. En vez de ejercer su oficio de asesino a sueldo se portó como psicólogo voluntario. Le propuso que se tomara unas semanas para pensar y que, si seguía con su idea, lo volviera a contactar. No lo hizo. La espiral de peligro no cesó. Dejó de comer. Asustada, su madre la llevó a una consulta médica, diagnosticaron lo que se intuía: anorexia.
Su belleza ya encandilaba. A los 22 la llamaron para interpretar a una stripper en el videoclip “Anybody Seen My Baby?”, del álbum Bridges to Babylon de los Rolling Stone. Jagger,apenas cuatro años más joven que su padre intentó conquistarla. Comenzaron las llamadas constantes y los regalos costosos como unos aros de diamantes. El rockero insistió, Marchelina lo apoyó, pero la joven lo rechazó.
La joven pasaba por la fase más salvaje de su vida. Un combo que incluía piercings y múltiples tatuajes; el más emblemático, “Quod me nutrit me destruit” - lo que me alimenta me destruye – en el abdomen. A su cotidianeidad le sumaba enormes dosis de alcohol y un consumo descontrolado de éxtasis, heroína y cocaína. Experta en el arte de escandalizar, aseguraba que estaba enamorada de su hermano, su “amor único y especial” mientras se dejaba fotografiar besándolo en la boca para luego afirmar que la atraían tanto los hombres como las mujeres. A los 20 se casó con Tonny Lee Miller, pero su matrimonio no duró más de dos años. Fue en esa época que Angelina decidió eliminar legalmente el apellido de su padre. No solo la había abandonado de pequeña, había reaparecido para dudar de su estabilidad mental.
En el año 2000 conoció al actor Billy Bob Thornton. Él tenía 45 y ella, 20 menos. Se cruzaron por primera vez en un ascensor. Audaz, y desubicado, él le pidió que lo acompañase a su trailer porque debía probarse unos pantalones. Ella se negó, pero al salir del ascensor se apoyó contra una pared porque sentía una excitación sexual indisimulable. “Me hacía feliz saber que existía alguien como él, que representaba todas las cosas en las que creo”. Unos días después, se tatuó Billy Bob Thornton en la ingle esperando que él lo descubra. Y vaya si lo descubrió. Apenas unas semanas después se casaron en un viaje relámpago a Las Vegas. Y eso que Thornton estaba en pareja con Laura Dern.
Es que conocer a Angelina era entrar de cabeza a un mundo de pasiones inmanejables. Val Kilmer, con el que tuvo un romance mientras filmaba Alexander puso en palabras el hechizo. “Es como otras mujeres, pero mejor. Más linda, más sabía, más trágica” y por si no había sido lo suficientemente descriptivo agregó “es una Madonna posmoderna, la imagen perfecta del estrellado inaccesible y el instinto maternal además de ser increíblemente elegante”. Listo, no más preguntas señor juez.
Para festejar su primer aniversario de casada, Angelina le regaló a Thorton dos nichos, uno al lado del otro, en el cementerio de Arkansas. En la línea de lo raro o lo truculento él le obsequió cuadros pintados con su sangre, se tatuaron el nombre del otro, decoraron su casa con una silla eléctrica y adoptaron una rata como mascota.
Después de tres años, Thorton y Jolie se separaron: “Ella llevaba un estilo de vida global y el mío es agorafóbico. Queríamos un camino diferente para los estilos de vida que queríamos tomar”.
El camino diferente del que hablaba su ahora ex esposo llegó con la película Tomb Raider. Parecía que Angelina caminaba en el límite entre lo original y lo patético, cuando Le propusieron ser Lara Croft. La película se filmaría en Camboya. En ese país tan distinto al propio, la muchacha que aseguraba que “no era capaz de sentir nada” sintió que su mundo de excesos se derrumbaba. Visitó un orfanato y mientras caminaba entre cunas, un bebé le sonrió. La mujer que se ufanaba de que “Nunca quise tener un bebé. Nunca quise estar embarazada. Nunca cuidé de niños. Nunca pensé en mí misma como madre” descubrió que “mi hijo estaba en ese país”. Dos años después regresó para adoptar a Maddox.
Me cambió, cambió mi perspectiva. Me di cuenta de que había mucho sobre historia que no me habían enseñado en el colegio, y mucho sobre la vida que necesitaba aprender”. La experiencia la llevó a contactar por primera vez con ACNUR, el alto comisionado para los refugiados de Naciones Unidas y convertirse en embajadora de la ONU.
Cuando presentó a su hijo en la revista People reconoció: “Estoy mejor que nunca. Siento que por fin estoy viviendo la vida que debería estar viviendo, nunca me había sentido así” y agregó “Ahora que soy madre ya no me puedo permitir refugiarme en ese lugar de autodestrucción, de adicciones o de locura al que antes iba cada vez que algo salía mal. Cuando mi mundo se derrumba o me siento deprimida, me levanto y sonrío para que él no se preocupe”.
En 2004, Angelina disfrutaba de su maternidad y de cierta estabilidad. Al filo de los 30, su belleza casi perfecta y su sensualidad descarada, la convertían en la fantasía de una gran cantidad de hombres. A un productor se le ocurrió que, si la dueña de la fantasía de los hombres protagonizaba una película con Brad Pitt, el dueño de la fantasía de las mujeres, tendrían un exitazo. Así surgió Sr. y Sra Smith y nació Brangelina, el romance que marcó una época.
Aunque Pitt estaba casado con Jennifer Aniston, la atracción con Angelina fue más explosiva que las explosiones de la película. Jennifer no decía nada pero comenzaba a notar que algo raro pasaba. “Había detalles, situaciones un poco inapropiadas, como que Brad no podía esperar para ir a trabajar todos los días”.
Las primeras fotos de Jolie y Pitt se conocieron en abril del 2005, tres meses después de que él anunciara su separación de Aniston. Se veía a la pareja en una playa de Kenia, junto al pequeño Maddox. Ambos viajaron juntos todo ese verano, donde visitaron también Etiopía, lugar donde Jolie adoptó a su segunda hija, Zahara Marley. La confirmación oficial no llegó hasta diciembre de ese año, cuando el actor anunció que iba a ser el padre adoptivo de los dos niños.
En mayo del 2006, Brad y Angelina le dieron la bienvenida a su primera hija biológica, Shiloh Nouvel, quien nació en Namibia, África. Un año más tarde, adoptaron a Pax Thien, un vietnamita de un poco más de tres años. Padres de cuatro hijos, el clan familiar se siguió agrandando. El 12 de julio de 2008 nacieron los mellizos Knox León y Vivienne Marcheline, en la localidad francesa de Niza.
Feliz con su maternidad y también por insistencia de su marido, Angelina decidió perdonar su padre e incorporarlo a su vida como abuelo. Eso sí acordaron que jamás hablan de política, y mucho menos en estos tiempos donde Voight mostró su apoyo a Trump, político que su hija detesta.
El mundo idílico de Brangelina atravesó un momento de angustia en 2013. En 2007 Marcheline, murió víctima de un cáncer de ovario, y su tía fue diagnosticada con cáncer de pecho. Angelina decidió realizarse una mastectomía doble preventiva. "Una vez que conocí que el cáncer era parte de mi realidad, decidí ser proactiva y minimizar el riesgo lo más que pudiera. Tomé la decisión de hacerme una doble mastectomía preventiva. Puedo decir a mis hijos que ahora no tienen por qué temer la posibilidad de perder a su madre debido a un cáncer de mama”, reveló en una columna en The New York Times.
Exitosos, bellos, solidarios, cada movimiento de Brangelina era acompañado por una nube de fotógrafos, dispuestos a todo por retratar -y luego vender- ese momento. Los rumores de crisis de vez en cuando surgían, pero las declaraciones de amor eran frecuentes. “Angie es mi alma gemela sin dudas”, declaraba Brad.
En 2014 tras diez años juntos, la pareja decidió casarse. El 23 de agosto pasaron por altar ante sus seis hijos y 20 invitados. La íntima y secreta ceremonia se llevó a cabo en el imponente castillo que el matrimonio adquirió en la costa francesa. El velo del vestido de novia -diseñado por la firma Versace– fue intervenido con tiernos dibujos realizados por cada uno de sus hijos. El dinero por las fotos de su boda fue destinados íntegramente a obras benéficas.
Parecía que el “fueron felices y comieron perdices” duraría hasta la eternidad, pero no. Después de 12 años juntos, Jolie pidió el divorcio. En los documentos presentados ante la Corte, la actriz alegaba “diferencias irreconciliables” y pedía la custodia de sus hijos.
Sus seguidores no habían terminado de asimilar el cimbronazo del divorcio cuando trascendió que Pitt, estaba siendo investigado por supuesto maltrato físico y verbal a su hijo mayor, Maddox. Mientras el actor se sometía a un tratamiento de rehabilitación, Jolie abandonó la residencia familiar para refugiarse en otra en Malibú. Con la separación se vivieron escenas dignas de Sr. y Sra Smith, la ex pareja se tiró con munición gruesa. Acusaciones cruzadas, peleas por la tenencia de los hijos, declaraciones y desmentidas.
“No ha sido un proceso fácil”, “prefiero llorar en la ducha que delante de mis hijos” o “no me gusta eras soltera, no es algo que yo quisiera” son algunas frases de Angelina que mostraron que el dolor verdadero también se vive en Hollywood.
Por su labor humanitaria pasó de encabezar la lista de “las mujeres más sexies” a la de “las más admiradas”. Acaba de donar un millón de dólares para combatir el Covid-19, pero además financia diez escuelas en Camboya y mantiene otras tantas en Kenia más dos en Afganistán. Además suele reunirse con autoridades de todo el mundo como embajadora de las Naciones Unidas.
El año pasado, la actriz volvió a copar las pantallas como Maléfica. En una entrevista con Teleshow aseguró que le gustaba su personaje porque “Es muy maternal, aunque esté totalmente loca. A mi me parece deliciosa y muy divertida”. Definición que aplica a la bruja y para muchos, a su intérprete…