Juventino Pérez / CDMX / Domingo 8 de septiembre del 2019
En su irrupción como columnista político, el ex gobernador veracruzano narra la forma en la que los Yunes traicionaron a Josefina Vázquez Mota, ex candidata presidencial del PAN,vendiendo información al equipo de campaña del entonces candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.
Escribe Duarte de Ochoa que el gran aliado para que Miguel Ángel Yunes Linares alcanzara la gubernatura en el 2016, fue Miguel Ángel Osorio Chong.
A los dos los califica de traidores, porque -dice- entregaron a la maestra Elba Esther Gordillo Morales para que la encarcelara Peña Nieto, pese a que los dos políticos fueron sus alumnos.
El PRI azul
Ante la inminente derrota del grupo político de Miguel Ángel Yunes el próximo domingo en las elecciones internas del Partido Acción Nacional por la dirigencia estatal, existe la posibilidad dados sus antecedentes y costumbres como chapulines, que ahora busquen apropiarse de un PRI destruido, sin liderazgos, sin estructura, sin recursos y encabezado por un trabajador del ayuntamiento que gobierna uno de sus hijos.
La estrategia comenzó hace mucho tiempo atrás, aquí la verdadera historia:
Todo inicio en el 2012 cuando Yunes Linares y sus hijos traicionaron al PAN y a su entonces candidata presidencial Josefina Vázquez Mota, en aquel entonces yo personalmente lo puse en contacto con el candidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, con su Coordinador de campaña, Luis Videgaray y con el Secretario de Organización del CEN del PRI, Miguel Ángel Osorio Chong, este último muy amigo de él desde hace mucho (ambos pertenecían al grupo de la maestra Elba Esther Gordillo y curiosamente ambos la traicionaron), en ese momento acordamos que Osorio Chong se reuniría con él en su casa del estero para coordinar el apoyo que recibiría el candidato priísta por parte de su grupo político.
Cabe señalar que en aquel entonces Miguel Ángel Yunes Márquez, el chiquiyunes, era el Coordinador estatal del programa social “Oportunidades”, que era el brazo gubernamental electoral de Acción Nacional, así los Yunes traicionaron a Felipe Calderón con su propio programa social.
A partir de ese momento Yunes Linares les compartía información al cuarto de guerra de la campaña priísta en relación a las estrategias que la campaña de Vázquez Mota determinaban hacer, lo que permitía a los rojos anticiparse a los movimientos de la candidata del partido en el gobierno.
En una de tantas reuniones que sostuvimos con Miguel Ángel Yunes él mismo nos pidió que su hijo quedara como Senador de primera minoría, nos dijo que su intención no era que ganara pero que tampoco fuera “avasallado” (esas fueron sus palabras) ya que no quería que el entonces compañero de fórmula de su hijo Fernando, Julen Rementeria, llegara a ser Senador ya que no quería que les compitiera en la candidatura del 2016 a la gubernatura del estado.
Una vez que Enrique Peña Nieto triunfó en las elecciones presidenciales del 2012 y Miguel Ángel Osorio Chong fue designado Secretario de Gobernación lo primero que pidió Yunes fue que siguiera contando con el apoyo de 35 elementos de seguridad de la Policía Federal asignados para el cuidado de él y de su familia lo cual fue inmediatamente aceptado por los nuevos funcionarios federales.
Posteriormente en una reunión que sostuvo Yunes en las oficinas particulares de Osorio Chong en la Avenida Reforma esquina Arquímedes en la Ciudad de México acordaron una estrategia para que Yunes Linares pudiera llegar a ser Gobernador del tercer estado con el mayor padrón electoral del país en el 2016 y este a cambio se comprometía en apoyar a Miguel Ángel Osorio en sus aspiraciones presidenciales en el 2018.
La estrategia consistía en desequilibrar a la administración estatal que en aquel entonces yo encabezaba para posicionar al yunismo como el único grupo opositor al régimen local sin tocar nunca al gobierno federal, y así fue como poco a poco después de la derrota electoral sufrida en el 2010 Yunes Linares se fue fortaleciendo gracias a los apoyos financieros y mediáticos que desde la Secretaría de Gobernación del gobierno federal priísta con el que había pactado le brindaban.
Todo iba sobre ruedas, el desgaste de la administración local era enorme a pesar de los grandes esfuerzos que se hicieron por mantener la gobernabilidad, la estabilidad social, las inversiones y por ende el empleo, y de manera muy especial el combate a la inseguridad, principalmente a los grupos de la delincuencia organizada.
Muy a pesar de los lamentables episodios que en materia de seguridad ocurrieron en el estado durante mi mandato, Veracruz brilló como nunca antes en el plano mundial, fuimos sede de los eventos internacionales más importantes de nuestra historia moderna, Los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014 y la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, al tiempo que las inversiones privadas llegaban como nunca antes en todo el territorio veracruzano.
Pero eso quedó en el pasado, no importaba, lo destacable era golpear al Gobernador y a su Gobierno a través de una campaña mediática implacable y perfectamente diseñada a través de los medios nacionales que permeara a los medios locales, y así aconteció.
No obstante a esa hondonada de golpes, de rumores, chismes, grillas y ataques mediáticos, el “durartismo” logró en el ámbito político derrotar a las fuerzas opositoras, arrasando electoralmente en la elección intermedia local del 2013 y en la federal del 2015.
El que escribe esta columna se ganó inmerecidamente la fama de ser un excelente “operador político” lo cual es totalmente una falacia ya que los triunfos electorales del PRI durante el tiempo que fui Gobernador del Estado no fueron gracias a mí, fueron producto del trabajo físico y político arduo de todo un equipo conformado por miles de mujeres y de hombres comprometidos con una sola causa: la victoria democrática que permitiera el desarrollo y el bienestar de los veracruzanos, esa era nuestra bandera e ideología política y estábamos absolutamente convencidos de ello.
Para ese entonces logramos atraer a personajes de todas las corrientes políticas y partidistas en el estado, llegando inclusive a llegar a tener un partido de izquierda en el
estado el mote de PRD Rojo (curiosamente dirigido en aquel entonces por el que fuera Secretario de Gobierno de Yunes, Rogelio Franco), no existía en el estado ninguna oposición que nos pudiera hacer daño, ya que incluimos en el proyecto político a todas las corrientes ideológicas.
No obstante lo anterior, yo percibía que la popularidad tanto del Presidente Peña, como la mía iba en decadencia, por un lado los ataques que Enrique Peña Nieto recibía por su empeño en sacar adelante sus reformas estructurales sin importar nada más, le costaron muchas concesiones a la oposición y un detrimento en la imagen suya y de su gobierno; y por otro la campaña de ataques diseñada por Osorio y Yunes en mi contra me generó un desgaste mayúsculo, por lo que en noviembre de 2014 hice el movimiento estratégico más importante durante mi administración.
Al percibir el ambiente adverso que se veía venir aproveche un momento de euforia del Presidente Peña Nieto, veníamos de concluir con éxito la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, -sin un solo incidente y en medio de la mayor crisis del anterior gobierno federal, la matanza en Iguala, Guerrero de los 42 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa-, ahí fue donde al pie de la escalera del avión presidencial efectúe mi movimiento en el tablero de ajedrez, le propuse al Presidente reformar la Constitución local para homologar el calendario local con el federal, lo que significaba que la próxima administración estatal sería de 2 años.
¿Porqué lo hice? Primero, porque uno de los temas con los que más batallé durante mi gobierno es que los intereses federales eran distintos a los intereses locales dado que cuando un gobierno iba iniciando el otro iba prácticamente a la mitad ya y eso iba en detrimento de la sociedad veracruzana al no contar con los apoyos ni los recursos públicos necesarios que Veracruz requiere; y Segundo, porque advertía una posibilidad muy factible de derrota electoral por las razones anteriormente ya descritas (lo cual sucedió).
El Presidente Peña no pudo decirme que no ya que en ese momento estaba muy agradecido y comprometido conmigo por el espaldarazo que le acababa de dar con este evento, fue una bocanada de oxígeno puro para él la Cumbre, y me dijo que era mi responsabilidad Veracruz y que si yo así lo consideraba él no iba ser un obstáculo, aparte de que estaba en mis facultades constitucionales poderlo hacer. Por lo que esa misma noche convoque en Casa Veracruz en Xalapa a mi Secretario de Gobierno, Erick Lagos, a mi Coordinador de Comunicación Social, Alberto Silva, y un gran amigo a quien quise mucho, líder y maestro, mi Coordinador, el Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso Estatal, Juan Nicolás Callejas Arroyo, que en paz descanse, ahí diseñamos la estrategia que implementaríamos a primera hora de la mañana del día siguiente, para evitar cualquier contra orden.
Muy temprano mi Secretario Particular, José Ramón Cárdeno Shaadi, entregó al Congreso del Estado la iniciativa de reforma a la Constitución Política del Estado que ya tenía lista y que iba en absoluta armonía con la reforma constitucional federal en la materia, el Maestro Juan Nicolás Callejas estaba ya esperándolo en su oficina y al mismo tiempo Alberto Silva convocó a una conferencia de prensa en donde Erick Lagos dió cuenta a la opinión pública de los alcances de esta iniciativa a través de un documento que redactamos cuidadosamente esa misma noche, y exactamente así sucedió.
Cómo era de esperarse fue una bomba, y más tardó Erick Lagos en terminar de dar su mensaje que los Yunes en volverse locos, los dos Yunes “priístas” se rasgaron las vestiduras porque evidentemente ambos querían ser mi sucesor y no de dos años, ellos querían ser Gobernador de seis años, su miopía política no les permitía ver en ese momento que el PRI iba en caída libre y que una alianza opositora fraguada desde el altiplano era prácticamente imposible de derrotar, pero el Yunes perverso, el “panista”, de inmediato se puso en contacto con el Secretario de Gobernación para acusarme por esta acción legal que estaba haciendo con la finalidad de que Osorio me obligara a retractarme.
Y así fue, ese mismo día fui citado en las oficinas particulares del Secretario de Gobernación, ahí cómo si fuera un niño de primaria a quien su maestro le llamara la atención fui reprendido por Osorio Chong, se dolía que lo había brincado y que todo lo que tuviera que ver con las entidades federativas tenía que pasar por él, a lo que yo le respondí que mi jefe político era el Presidente Peña, que yo era Gobernador y que entendía de formas, que no actúe sin pedir autorización del jefe de las instituciones y que si el Presidente no le había dicho a él no era un tema mío, y que lo hecho, hecho estaba y que no me iba a echar para atrás, fue una reunión muy ríspida, recuerdo que me acompaño el ex Gobernador José Murat, yo en mi interior sabía que si mi relación con Osorio estaba rota por Yunes a partir de ese momento ya iba a pasar a ser en abierto un enemigo de él.
Los Yunes patalearon (los tres), hicieron conferencias de prensa, intentaron persuadir a los diputados locales a votar en contra, -dato curioso al que me costó más trabajo convencer de esta iniciativa de reforma fue al entonces diputado priísta Ricardo Ahued, hoy destacado morenista, siendo su actual partido el más beneficiado con esta acción legislativa-, inclusive presentaron una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación la cual evidentemente no prosperó, sin embargo este fue el punto de quiebre de mi situación personal política.
A partir de este momento la estrategia Osorio-Yunes cambió, se dieron cuenta que desde afuera iba a ser muy difícil derrotarme dado el control político que tenía en el estado, si Miguel Ángel Yunes iba a ser Gobernador y el principal operador de Osorio Chong a la Presidencia de la República, tenían que golpearme desde adentro y esta reforma era la oportunidad idónea.
Osorio Chong tripuló a Héctor Yunes convenciéndolo en que tuviera un discurso crítico y agresivo contra mí, su argumento era que la única posibilidad de ganar iba a ser si se deslindaba de mí (lo cual era una sandez inmensa ya que mi gobierno y yo representábamos al priísmo) al tiempo que le dijo que era su candidato a la gubernatura de Veracruz, lo cual era evidentemente una trampa en la cual ingenuamente Héctor cayó no obstante que yo se lo advertí en repetidas ocasiones.
A Pepe lo disciplinaron desde el centro, su amigo Luis Videgaray habló con él y con eso tuvo para no insistir más en su aspiración gubernamental en el 2016, le vendieron el 2018, lo que no sabía es que Osorio y Yunes Linares tenían otros planes para esa elección (el chiquiyunes).
La designación de Héctor a la candidatura fue verdaderamente un chiste, no obstante todos los triunfos electorales que durante mi administración el PRI había logrado, no me tomaron en cuenta y yo por disciplina partidista acepte sin chistar la decisión que había sido tomada por el Presidente, evidentemente influenciado por su Secretario de Gobernación.
A partir de ese momento mi prioridad era mi supervivencia, sabía que tenía frente a mí a dos enemigos mortales y no tenía a ningún aliado que pudiera hacerles contrapeso, creo que yo estaba más interesado en que Héctor ganara la gubernatura que él mismo a pesar de su discurso contra mi administración y contra mí.
Me reuní con todo mi equipo y les pedí en reiteradas ocasiones en que cerraran filas con Héctor que nuestro futuro personal y el de nuestras familias dependían de su triunfo, sin embargo muchos no lo entendieron y se dejaron llevar por el discurso hiriente y golpeador que Héctor tenía contra nosotros y algunos en el mejor de los casos no hicieron nada por ayudar al candidato priísta.
Aparte de que todo mi equipo y la estructura que había venido ganando las elecciones, prácticamente en la última década, fue excluida por el propio equipo de Héctor, y al sentirse relegados no hicieron nada por ayudar a la victoria.
Adicionalmente yo personalmente me reuní con cada líder de las tribus del PRD negociando con ellos posiciones políticas con la finalidad de que no se hiciera la alianza con el PAN en Veracruz y si en Puebla, el argumento era muy sencillo para convencerlos: si hacían la alianza el PRD iba a desaparecer en Veracruz, lo que al final de cuentas sucedió, y por ello accedieron al acuerdo de la no alianza en Veracruz. Sabía que si la alianza se concretaba Héctor no tenía posibilidades de ganar la elección.
El día de la votación para las alianzas se mantuvieron firmes con su compromiso conmigo, inclusive ocasionando que el propio Presidente del PRD Agustín Basave renunciara a ese partido por no aprobar la alianza con el PAN en Veracruz, ocasionando una crisis interna terrible lo que propició que se determinara un receso, ahí fue cuando cada uno de ellos me llamó y me dijo que no entendían que estaba pasando, que porqué le querían entregar Veracruz al PAN, que el Secretario de Gobernación les estaba llamando personalmente uno a uno para que votaran a favor de la alianza con Acción Nacional en mi estado y que por ello no podían mantener su compromiso conmigo que era demasiada la presión, y me comentaron que de adentro del gobierno federal me habían traicionado y entregado.
Así fue como inicio una campaña sin pies ni cabeza, desangelada, sin emoción, en Veracruz en el 2016, siendo la única estrategia del candidato priísta golpear al gobierno priísta en el poder, sin dejarme opinar, recuerdo un episodio cuando me pidieron que no asistiera a la toma de protesta del candidato en el WTC en Boca del Río, y mis colaboradores y mi propia gente al enterrarse que no iba a asistir determinaron tampoco ir, y ya fue cuando vieron que nadie representativo iba a estar en el evento que me pidieron que por favor asistiera.
Durante toda la campaña fuimos excluidos de las reuniones de estrategia, vaya no existíamos para ellos.
No obstante lo anterior mi interés era que Héctor ganara y no por él por ¡mi!, sin embargo sabía que era imposible la victoria, era el PRI contra el mismo PRI, y el resultado fue inevitable.
Lo demás ya es historia, vino la persecución, el linchamiento y la carnicería. (Materia de otro relato)
Para finalizar esta primer entrega quiero compartir una reflexión que me parece de la mayor importancia, el actual Presidente del PRI en el estado trabaja como ya lo mencioné en el Ayuntamiento de Veracruz donde el hijo de Yunes Linares es el titular y el grupo político que lo impulsó estuvo encabezado por la Diputada Federal Anilú Ingram, ex Delegada de SEDESOL en el estado quien es de todos sabido que es gente cercanísima a Osorio Chong quien públicamente ha dicho que él está a favor de la alianza del PRI con el PAN y es el más cercano amigo de Yunes Linares, no se necesita ser muy brillante para sumar uno más uno.
Y si a esto le sumamos además que en el PAN estatal la militancia ya se le reveló a los Yunes y que es altamente probable que pierdan el control de ese partido, todo parece indicar que atrás quedó el rojo victorioso del priísmo veracruzano y el futuro de ese partido es ser un PRI azul.
*Ex Gobernador de Veracruz