Mediotiempo / Guerrero / Domingo 24 de febrero del 2019
Cuando nació Diego Schwartzman, su vida parecía estar irrevocablemente ligada al futbol. Lo nombraron así en honor a Maradona y su hermano lo llevaba cada fin de semana a presenciar un partido, lo que forjó su desenfrenado amor por Boca Juniors.
Pero el destino tenía otro plan. Y es que al tiempo que el futbol se convertía en su religión, el tenis le hablaba sigilosamente al oído hasta convertirse en una secreta pasión con la complicidad de su madre, quien lo acercó al deporte blanco.
Fue así que se convirtió en tenista profesional, justo en la época de la dictadura de Roger Federer y Rafael Nadal, quienes bien podrían ser los Lionel Messi y Cristiano Ronaldo del deporte blanco.
“Voy a elegir a un jugador de Boca con quien además tengo similitud física que es el uruguayo Nández,”, responde el tenista de apenas 1.70m, un centímetro menos de altura que el uruguayo Nahitan, cuestionado por Mediotiempo sobre qué futbolista sería. “Hoy por hoy me quedo con él que tiene mucho corazón”.
Justo su corazón fue el más lastimado cuando se enteró que la Final de Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors se jugaría en Madrid en diciembre pasado y no en su amada Buenos Aires debido a la violencia. Pero ningún dolor-al menos en cuanto a su fanatismo por el xeneize se refiere- como haber vivido aquella histórica derrota de su club en el Santiago Bernabéu.
“River terminó siendo justo ganador, mereció el título finalmente, una competencia muy buena en la Final entre Boca y River. Me pareció muy mal -y sigo pensando de la misma manera- que se haya terminado en Madrid más allá de los problemas de Argentina por asimilar y tener ese tipo de finales fue muy mala decisión, vender la Final a Madrid y que se jugara una Final sudamericana y de Argentina por culpa de dirigentes”, lamenta.
Pero aunque cerró el año pasado con ese trago amargo, fue el mejor de su carrera tenística, al alcanzar su mejor lugar en el ranking ATP (undécimo el 11 junio) además de conquistar el Abierto de Río y alcanzar Cuartos de Final en US Open.
“El 2018 fue un gran año para mí, tuve momentos muy altos y que me fui bien, logrando mi mejor ranking, pero este es un nuevo año y ya comenzó, el tenis no da mucho respiro así que tengo que concentrarme en hacer las cosas bien, estar sano y hacer lo mejor posible así que espero tener un gran año”, expresa.
El bonaerense de 26 años debutará en el Abierto Mexicano de Tenis ante el rumano Marius Copil, en espera de sumar su primer título del año y aprovechando la baja de su compatriota Juan Martín Del Potro, actual Campeón del torneo ATP 500.
“Acapulco siempre tiene la característica de reunir a los mejores jugadores del mundo. Cada año tienen un cuadro espectacular con el mejor nivel mundial, Juan Martín se tuvo que bajar y es una pena porque disfrutamos mucho este torneo los argentinos y hacía rato que no lo veía. Sé que pudo volver a competir pero tiene que estar mejor y lo veré seguro en Indian Wells, pero la baja de Juan Martín es una pena, hubiese sido lindo tener un compatriota acá”, afirma.
Schwartzman sabe que pese a la baja de Delpo, el cartel cuenta con Rafael Nadal, uno de los tres tenistas más ganadores de la época reciente y de todos los tiempos, junto con Roger Federer y Novak Djokovic.
“Disfruto de los tres por igual porque para mí son los tres mejores de la historia y están jugando al mismo tiempo, así que poder compartir con ellos vestuario en los mejores torneos es simplemente un placer, creo que con Nadal es con quien mejor relación tengo así que si tengo que elegir a alguien es a él porque lo conozco bien afuera de la cancha pero más allá de eso, disfruto mucho de estar, competir con ellos y espero enfrentarlos muchas veces más”, argumenta.
El Peque, como Nández, confía en demostrar que con su coraje puede abrirse camino entre gigantes. “Quiero ser recordado como un gran deportista que hizo todo para que las cosas vayan bien y ojalá pueda mantenerme durante mucho tiempo”.