El País / Washington, EU / Jueves 3 de enero del 2019
Estados Unidos ha entrado en un escenario político incierto con el arranque este jueves del nuevo Congreso, resultado de las elecciones legislativas del pasado 6 de noviembre, en las que los demócratas lograron la mayoría en la Cámara de Representantes y el Senado quedó en manos republicanas.
Está previsto que la primera decisión de la jornada sea la elección de la veterana congresista demócrata Nancy Pelosi como presidenta de la Cámara de Representantes, a la que entró sonriente. Será la tercera autoridad del Estado, solo por detrás del presidente Donald Trump y el vicepresidente Mike Pence. Pelosi, de 78 años, ya ocupó el cargo entre 2007 y 2010.
Trump ya no domina todas las ramas del poder federal. El presidente más divisorio e incontrolado trata de arrebatar la iniciativa a la Cámara baja . De la resistencia de Trump a soltar las riendas da fe su empeño en mantener el foco en la inmigración: no cede en la construcción del muro con México, que ha provocado el cierre parcial de la Administración, y, de paso, apremia a los demócratas a definir su posición en un asunto que será clave en 2020.
Los efectos del cierre del Gobierno se agravan cada día que pasa, con cientos de miles de funcionarios federales en su duodécimo día sin sueldo. El presidente ha vuelto a colocar la política migratoria en el centro de todo, haciendo depender la reapertura del Gobierno de la financiación del muro con México, su promesa electoral estrella y línea roja para los demócratas. El plan de estos para cuadrar el círculo consiste en impulsar dos proyectos de ley: uno que dotaría de fondos al departamento de Seguridad Nacional, sin incluir partida alguna para construir el muro, y otro con seis medidas para financiar hasta el final del ejercicio fiscal otras agencias federales bloqueadas. Las dos leyes, que difícilmente superarán el trámite en el Senado, sitúan la presión en el lado republicano. Pero, con la línea roja del muro, la solución se antoja complicada.
Trump convocó este miércoles por la tarde a los líderes de los dos partidos en el Congreso para una sesión informativa sobre seguridad fronteriza. El encuentro, celebrado en la Sala de Crisis de la Casa Blanca reservada para abordar la información más sensible, ha venido precedido de un aparente gesto conciliador dirigido a la líder de los demócratas. “¡La seguridad fronteriza y la cosa del muro y el cierre [del Gobierno] no son el lugar donde Nancy Pelosi querría empezar su ejercicio como presidenta de la Cámara! ¿Hacemos un trato?”, ha tuiteado el presidente, sin ofrecer pistas sobre qué tipo de acuerdo estaría dispuesto a aceptar.
“Donald Trump nos ha dado a los demócratas la gran oportunidad de mostrar cómo gobernaremos responsablemente y pasaremos nuestro plan para poner fin al irresponsable cierre de Trump. Es solo la primera señal de las cosas que traerá nuestra mayoría demócrata, comprometida a trabajar para la gente”, ha tuiteado Pelosi. El deseo de una relación de trabajo fructífera entre ambos líderes es, hoy por hoy, poco más que una quimera que desafía el centro de gravedad de los dos grupos de congresistas que este jueves tomaron posesión de sus escaños.
Buena parte de los nuevos congresistas, entre los que hay inmigrantes de primera y segunda generación, lograron sus escaños con programas que incluyen medidas muy tolerantes con la inmigración, o incluso directamente la abolición de la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas. Pero otros, aquellos que lograron sus escaños en distritos que votaron a Trump en 2016, abogan por reforzar la seguridad en la frontera, siempre que sea con medidas razonables y eficaces.