El País / Bogotá, Colombia / Miercoles 17 de octubre del 2018
Naciones Unidas ha redoblado su despliegue en la Región Andina para atender la emergencia migratoria venezolana. El flujo de personas que huyen del régimen de Nicolás Maduro, aun con intensidad intermitente, no cesa.
Este fin de semana llegó a Colombia un nuevo delegado de la ONU encargado de coordinar y apoyar el trabajo humanitario, sobre todo a lo largo de los más de 2.200 kilómetros de frontera que separan a los dos países. Se trata del exvicepresidente guatemalteco Eduardo Stein, quien destacó la solidaridad de los Gobiernos receptores.
El representante especial del Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) dejó claro que su misión será de carácter “fundamentalmente” humanitario. “No será nuestro trabajo intervenir en discusiones de naturaleza política”, incidió ante la creciente presión internacional al Gobierno de Maduro. La desastrosa gestión económica y la profunda crisis social e institucional tienen un reflejo cotidiano en los más de dos millones de venezolanos que abandonaron sus casas y viajaron en busca de oportunidades a Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Chile o Argentina.
La principal puerta de entrada a esa nueva vida es el Puente Internacional Simón Bolívar, en el municipio de Villa del Rosario, junto a Cúcuta. Hasta allí viajó este martes Stein para conocer de primera mano las necesidades de esa zona, que se ha visto desbordada por una emergencia hasta ahora desconocida en Colombia. “Quisiera comentar la solidaridad que varios países de América Latina y en particular Colombia y su gente han mostrado y que contrasta, en mucho, con las reacciones que en otras regiones del mundo se están teniendo con flujos migratorios súbitos”, manifestó el delegado de Naciones Unidas.
Internacionalizar la crisis
El Gobierno de Iván Duque lleva desde principios de agosto, cuando asumió sus funciones, tratando de internacionalizar esa crisis. En la frontera ya se ha intensificado en los últimos meses el trabajo de organismos multilaterales, aunque a partir de ahora es necesario mejorar la coordinación. "La designación del doctor Stein es un reconocimiento del secretario [António] Guterres de la magnitud de la crisis que se está viviendo en Colombia y que además está empezando a tener también efectos en otros países de la región", manifestó el mandatario. “Su visita”, agregó el canciller, Carlos Holmes Trujillo, “es para Colombia de mayor importancia”. “Estamos viviendo el impacto de una crisis de mayor magnitud. No hay duda de que su nombramiento es un paso adelante en la dirección que había solicitado el país”, dijo.
La repercusión económica de la diáspora en el país andino supera, de momento, los 1.500 millones de dólares, un 0,5% del PIB, según datos oficiales. En este contexto, Colombia busca no solo paliar la crisis humanitaria sino también contener sus efectos, por ejemplo, en los servicios públicos. Los médicos del hospital universitario de Cúcuta han atendido en los últimos tres meses más partos de migrantes que de mujeres colombianas.
En este contexto, el Banco Mundial prepara un informe para calcular con precisión el alcance del éxodo, con un diagnóstico y unas recomendaciones que puedan ayudar a las instituciones de los países más afectados. El vicepresidente del organismo, Jorge Familiar, quien visitó Cúcuta recientemente. “Tenemos que buscar cerrar filas y ver cómo podemos apoyar a Colombia y al resto de la región para atender esta situación”, afirmó.
Esa situación en Colombia se resume en unas cifras: alrededor de un millón de venezolanos se encuentran en el país. La migración “sí se ha incrementado”, aseguró Christian Kruger Sarmiento, director de la autoridad migratoria, informa Efe.
Hasta el pasado 30 de agosto se habían contabilizado 935.000 venezolanos, pero ese número creció en unos 100.000 en tan solo tres semanas. “Ha sido el mes donde más venezolanos han llegado a nuestro país a radicarse”, agregó. En los pasos fronterizos aumentan también los flujos pendulares diarios, motivados por la escasez prácticamente crónica en el país vecino, por el desabastecimiento de productos básicos y una hiperinflación sin freno.
Decenas de miles de personas cruzan a diario atravesando a pie el puente Simón Bolívar. Muchos de ellos vuelven a Venezuela, principalmente después de trabajar. Miles deciden quedarse para comenzar una nueva vida.