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INTERNACIONAL


Camboya libera al líder de la oposición tras un año de arresto



El País / Singapur / Lunes 10 de septiembre del 2018

El líder del principal partido opositor de Camboya, Kem Sokha, se encuentra en libertad. Un año después de que fuera detenido acusado de traición, un cargo políticamente motivado según sus allegados y abogados, un juez le ha concedido la libertad bajo fianza por motivos de salud. Se trata del último y mayor gesto conciliador del Gobierno del primer ministro Hun Sen, que el pasado julio renovó mandato tras la celebración de unos comicios sin oposición real marcados por las coacciones y los sobornos.


Kem Sokha regresó a casa la madrugada del lunes, después de pasar el último año encerrado en la remota prisión de Thbong Khmum, al este del país, según confirmó su abogado, Chan Chen. El juez aprobó su puesta en libertad, negada anteriormente cinco veces, por motivos de salud, pero aseguró que se han puesto medidas en marcha para que Sokha no pueda eludir el proceso judicial abierto en su contra.

“Está solo en libertad bajo fianza, confinado en un radio de una manzana alrededor de su casa”, denuncia por correo electrónico desde el exilio su hija, Monovithya Kem, portavoz del Partido Nacional para el Rescate de Camboya (PNRC), que lideraba su padre hasta su detención.

El político fue detenido la medianoche del 3 de septiembre de 2017 cuando se encontraba en su vivienda. Los cargos en su contra se basan en parte en un vídeo editado en el que dice que Estados Unidos ha contratado a expertos para aconsejarle “estrategias para el cambio de liderazgo” en Camboya. Sokha fue acusado de conspirar con EE UU para cambiar el régimen, lo que acarrea una pena de entre 15 y 30 años de cárcel. Su predecesor, Sam Rainsy, se encuentra en el exilio desde 2015 para evitar represalias del régimen de Hun Sen, en el poder desde 1985.

A la detención de Sokha siguió una serie de ataques a la democracia y las libertades en Camboya. El PNRC fue ilegalizado en noviembre y más de un centenar de sus dirigentes quedaron inhabilitados. Medios de prestigio como el Cambodia Daily y varias emisoras de radio fueron cerradas, ONG críticas con el Gobierno acabaron suspendidas y activistas, periodistas y políticos resultaron detenidos. Una campaña que desde la oposición se interpretó como una estrategia para allanar el camino a una victoria incontestable para el Partido del Pueblo de Camboya (PPC) de Hun Sen en las elecciones del 29 de julio de este año.

Con el PNRC ilegalizado –el único partido capaz de hacer frente al PPC, tras ganar casi la mitad de los votos en los comicios de 2013—, el PPC logró asegurarse los 125 escaños disputados en las elecciones de julio. Una votación que fue tachada de farsa electoral por Rainsy y otras voces de la oposición desde el exilio, tras meses de sobornos, detenciones y amenazas a los ciudadanos camboyanos para que acudieran en masa a las elecciones a mostrar su apoyo por Hun Sen.

Pero ahora la estrategia del dirigente parece haber cambiado. En las últimas semanas, Hun Sen ha solicitado al rey Sihamoni perdones reales para una veintena de disidentes, incluyendo 14 miembros del PRNC encarcelados desde 2014, según informa EFE. Unas iniciativas aplaudidas por círculos diplomáticos de Phnom Penh, desde donde no obstante advierten que solo surgen cuando Hen Sen se ha relajado tras renovar el cargo y que pueden estar motivadas por las presiones de sus socios occidentales ante la deriva autoritaria del país.

La Unión Europea y EE UU, que compran casi dos tercios de las exportaciones de Camboya —el principal sustento económico del país—, retiraron los fondos destinados a las elecciones de julio y amenazaron con eliminar el trato comercial preferente que conceden al país asiático. Washington también puso recientemente en la lista negra al comandante del cuerpo de seguridad de Hun Sen, Hing Bung Heang, por violaciones de derechos humanos.

Phil Robertson, subdirector para Asia de Human Rights Watch (HRW), considera en un comunicado un “paso hacia delante” la liberación de Sokha, pero remarca que “la única forma de que se haga justicia es que todos los cargos en su contra sean retirados, que el PNRC sea restituido y que se devuelvan los derechos políticos a Sokha y otros 117 miembros de su partido”.

“Todavía –añade Robertson- queda un largo camino para la plena restauración de la democracia y el respeto por los derechos humanos en Camboya”.