El País / Bogotá, Colombia / Martes 17 de julio del 2018
Informar siempre ha sido una actividad de riesgo en Colombia, sobre todo en las zonas rurales más golpeadas por el conflicto armado. Lo ha sido en las últimas décadas por el choque entre cualquier impulso democrático, del que la libertad de prensa es un pilar irrenunciable, y un elenco de organizaciones armadas que, a menudo bajo un disfraz ideológico, recurrieron a la violencia y a la intimidación para acallar, o aniquilar, las voces críticas.
Las FARC –ahora desmovilizadas con la excepción de algunos grupos disidentes como el que en abril asesinó a un equipo del periódico ecuatoriano El Comercio-, los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el ELN, el narcoterrorismo y un inquietante inventario de mafias locales han estado en guerra, con distinta intensidad, también con el periodismo.
En los últimos días el país ha sufrido una nueva oleada de amenazas de muerte a reporteros y comunicadores, que coincide con una escalada de asesinatos de líderes comunitarios y ha motivado la apertura de una investigación de la Fiscalía y la Policía. No es infrecuente ver a un periodista con dispositivo de seguridad en Colombia y la protección es casi la regla en el caso de las figuras más visibles. El pasado sábado, Jineth Bedoya, editora del diario El Tiempo, y el portal La Silla Vacía fueron señalados como “objetivos militares inmediatos” en un panfleto atribuido al comando central de las Águilas Negras, un grupúsculo criminal de ultraderecha. “Esta vez no estamos jugando”, advierten los paramilitares.
El domingo, María Jimena Duzán, columnista de la revista Semana, recibió una amenaza de muerte de un usuario anónimo de Twitter. Y este lunes, Yolanda Ruiz, directora de noticias de RCN radio, denunció un intento de intimidación telefónica. “Esta mañana recibimos una llamada en la cual se amenaza directamente a varios de nuestros periodistas. Se menciona a Jorge Espinosa, Juan Pablo Latorre y a la que está al aire", escribió. El primero explicó las circunstancias del ultimátum: “Algún cobarde que dice ser del ELN llamó hace unos minutos a la redacción y me mandó decir que tenía 72 horas para no volver a hablar de ‘las organizaciones’. Que me pondrían en seguimiento desde ya”.
Tanto Juan Manuel Santos como Iván Duque condenaron sin matices lo sucedido. El presidente saliente manifestó abiertamente su inquietud en una entrevista con la emisora de la Universidad Santo Tomás. “Las amenazas a los periodistas me preocupan mucho porque eso es producto también de una ola para generar todo tipo de angustia y miedo. Algunos estarán interesados en que ese medio se multiplique porque así pueden manipular más fácilmente a la población. Eso hay que combatirlo”, afirmó. El mandatario electo incidió en la importancia de la libertad de expresión: “En Colombia deben acabar las amenazas a periodistas, la prensa libre es garantía de Gobiernos democráticos”. La Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP solicitó a la Unidad Nacional de Protección “que implemente medidas de protección adecuadas para salvaguardar la vida y la integridad de los periodistas amenazados a través de internet”. La Asociación de Prensa Internacional de Colombia se sumó a esa petición.