El País / Jerusalén / Martes 15 de mayo del 2018
Los médicos del hospital de Shifa, el más importante de la capital de la Franja de Gaza, llevan más de 24 horas sin dormir. Un día entero sin parar de operar y atender a los cientos de heridos en las protestas de ayer en la frontera de la Franja por el traslado de la Embajada estadounidense a Jerusalén, en las que murieron 60 palestinos abatidos a tiros por el ejército israelí. Otros 2.400 han resultado heridos. Y como el de Shifa, los centros médicos del enclave costero están completamente desbordados. “Estaban llegando 50 heridos cada hora, 25 veces más de nuestra capacidad habitual”, explica el doctor Ayman Sabban, portavoz del hospital central, en una de las salas del centro totalmente colapsado.
Han recibido más de 500 heridos de bala. Y aunque la mayoría han sido alcanzados en una o en las dos piernas y tienen heridas severas porque la munición empleada por el ejército israelí tiene una gran capacidad de penetración, hay 185 en estado muy grave al recibir disparos en la zona del bajo vientre y que pueden tener órganos importantes afectados. Son los que necesitan, además más operaciones en un hospital en el que hace falta sangre y donde se carece del 50% de los fármacos y el material médico necesario.
Los quirófanos y los cirujanos trabajan a pleno rendimiento. Desde la guerra de 2014 no se había visto en el hospital central de la Franja una situación similar. Y ni siquiera entonces se produjeron tantos heridos en un mismo día, apunta el doctor Sabban. Tras la intensidad de los disturbios de ayer, el de Shifa se ha convertido en un hospital de campaña.
Bassem Karera, policía de 23 años, aguarda allí para ser operado. Cuenta que había acudido de paisano junto a varios familiares a una manifestación en la zona norte de Gaza. Cuando estaba a 50 metros de la valla recibió un disparo que le fracturó la pierna por cuatro lugares. “He acudido a todas las marchas de protesta en la últimas siete semanas”, asegura en una de las habitaciones en la que los sanitarios han tenido que colocar camas y camillas adicionales. Ayer, entraron tantos pacientes que algunos aguardaban en el suelo.
Como Karera, Ibrahim Sayef, no es uno de esos heridos prioritarios. Desempleado de 30 años, afirma que bajaba de un autobús en el antiguo paso fronterizo de Karni para participar en las protestas cuando recibió disparos en ambas piernas. Tiene una fracturada y otra con grandes lesiones. Era la primera vez que acudía a estas marchas.
Gaza vive este martes otra jornada de protestas, después de la masacre causada ayer por Israel, el día más mortífero del conflicto en cuatro años. Gaza vive este martes otra jornada de protestas, después de la masacre causada ayer por Israel, el día más mortífero del conflicto en cuatro años. Cientos de palestinos han comenzado a manifestarse en distintos puntos de los territorios palestinos para conmemorar el 70º aniversario de la Nakba, día en el que se conmemora el inicio del éxodo palestino por la creación del Estado de Israel. En previsión de lo que pueda suceder, el hospital de Shifa ha habilitado una zona entoldada para poder hacer el cribado de los heridos por orden de gravedad.
Además, hay convocada una huelga general en Cisjordania y en Jerusalén Este, en el Día de la Nakba (desastre en árabe), en el que los palestinos recuerdan siete décadas de exilio y de pérdida de territorios tras el nacimiento de Israel. En Jerusalén Este está siendo ampliamente secundada. Este martes, la frontera ha sido declarada zona militar cerrada y el Ejército ha impedido el paso durante dos horas a centenares de periodistas antes de dejarles entrar.
Los palestinos están enterrando hoy a las víctimas, tras los violentos enfrentamientos con el Ejército israelí. El Gobierno británico ha pedido este martes una investigación independiente de lo sucedido. La de ayer fue la jornada más sangrienta del conflicto israelo-palestino desde la guerra del verano de 2014 en la Franja de Gaza. El Ejército israelí desplegó a centenares de francotiradores, responsables de la mayoría de las muertes y de los heridos. También utilizaron gases lacrimógenos contra los manifestantes.
Entre las víctimas de este lunes había ocho menores, entre ellos, un bebé, Leila Al Ghandur, una niña de apenas ocho meses que falleció tras haber inhalado gases lacrimógenos durante los choques entre manifestantes y soldados en la frontera, según ha anunciado el Ministerio de Salud palestino. Por el momento no está claro a qué distancia se encontraban la niña y su familia de la valla que separa Gaza de Israel.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha instado hoy a todas las partes a ejercer la "máxima contención" para evitar que este martes se repita la "horrible violencia" que se vivió ayer. "Estamos extremadamente preocupados por lo que pueda pasar hoy, un día muy emotivo para todos, y en las próximas semanas. Urgimos a la máxima contención. Ya basta", ha escrito el Alto Comisionado, Zeid Ra'ad Al Hussein en las redes sociales.
Pero el ministro de Seguridad Pública israelí, Guilad Erdán, considera que parte de la solución a la situación actual de la Franja de gaza pasa por volver a los asesinatos selectivos de líderes de Hamás, como hizo Israel durante la Segunda Intifada (2000-2005). "Debemos volver a los asesinatos selectivos, y los líderes de Hamás deben volver a esconderse bajo tierra y temer por sus vidas", declaró Erdán en entrevista con el diario 'Yediot Aharonot', enl a que aseguró que ha llegado la hora de que los líderes del movimiento islamista, que Israel, Estados Unidos, la y otros países consideran terrorista, "paguen un precio personal por organizar estos ataques terroristas". "Líderes de Hamás, Yaya Sinwar y otros, hablan de desear morir cerca de la valla. Dejémosles", ha dicho.
Durante las últimas siete semanas, la llamada Gran Marcha del Retorno ha suscitado masivas manifestaciones en el límite de la franja de Gaza con Israel, que se han saldado hasta ahora con más de de un centenar de muertos y unos 10.000 heridos de bala. El Ejército había advertido a la población gazatí, mediante octavillas escritas en árabe lanzadas desde aviones, de que no se acercara a la valla de separación. Unidades de combate, fuerzas especiales, servicios de inteligencia y francotiradores fueron enviados a la frontera hasta duplicar el despliegue militar existente.