Excelsior / Ciudad de México / Viernes 11 de mayo del 2018
La presión que ejercen algunas ONG para que el Ministerio Público tipifique todos los homicidios de mujeres como feminicidios complica el proceso judicial, porque la prueba de feminicidio es mucho más exigente al homicidio, y a la postre significa la libertad del asesino porque no es posible acreditar en todos los casos el odio implícito en el feminicidio.
Desde la perspectiva de Virgilio Tanús, Óscar Montes de Oca y Gerardo Laveaga, no ha sido posible castigar con la severidad de feminicidio todos los casos, porque no es posible acreditar las causales en ellos.
“¿Qué es el feminicidio?, pues matar a una mujer por el hecho de ser mujer, por el odio que yo le tengo a una mujer. Imagínense que yo le quiero quitar los aretes a una mujer, la mato y le quito los aretes. ¿Es homicidio o es feminicidio? Para qué nos metemos en estas honduras, es una locura que sólo complica el panorama. Le estamos dando gusto a ciertas gentes, a ciertas ONG y a ciertos grupos que están recibiendo dinero para impulsar ciertos temas que sólo complican la escena”, aseguró Virgilio Tanús, autor del libro Tendencia actual de la política criminal.
Agregó que “lo complejo aquí es que si pretendo condenar a alguien por el delito de feminicidio no sólo tendré como Fiscalía que demostrar el delito de homicidio doloso calificado, sino que mucho más grave y complicado aún, tendré que demostrar que dicho hecho delictivo (...) fue motivado por el odio al sexo femenino. Para un fiscal es complicado eso.
“¿Realmente resulta demostrar dicho supuesto? Lo que se ocasiona con la recreación de este tipo de delitos legislados a modo, derivado de un escándalo social, es que realmente lo que se pretende con el derecho penal es subsanar la deficiencia del resto de la política social que en el presente caso sería la educación y cultura de la igualdad de género; por supuesto que el derecho penal no fue creado para subsanar dichas deficiencias de la política social”.
Gerardo Laveaga, director general del Inacipe, respaldó la visión de Tanús y recordó que el delito de feminicidio es mucho más exigente que la prueba que requerirá simplemente para la acreditación del delito de homicidio, lo cual a la postre podría resultar en la no acreditación en los elementos del cuerpo del delito y entonces no poder sustentar una sentencia condenatoria.
Excélsior informó hace unas semanas que los ministerios públicos federal y de 25 entidades federativas abrieron mil 390 averiguaciones previas y carpetas de investigación por el feminicidio de niñas, jóvenes y adultas entre 2013 y 2015, lo que implica que los asesinatos de odio equivalen a uno al día.