Excelsior / Francia / Miercoles 17 de enero del 2018
Las protestas de trabajadores penitenciarios franceses, que exigen mejores condiciones de trabajo y de seguridad, se intensificaron ayer después de dos nuevas agresiones cometidas por reos sospechosos de radicalización.
Un preso, que presenta riesgos de radicalización, agredió el lunes a siete guardias en la cárcel de Mont-de-Marsan. Ayer, se produjo un hecho similar en la prisión de Tarascon.
El movimiento de protesta nació a raíz de una primera agresión, ocurrida el jueves pasado. Un detenido islamista, Christian Ganczarski, atacó con arma blanca a tres guardias en una cárcel en Vendin-le-Vieil. El agresor fue inculpado el lunes por intento de asesinato.
Tras una primera jornada nacional de protesta, en la que los guardias bloquearon la entrada de varias cárceles del país, el movimiento continuó, pese al anuncio del presidente Emmanuel Macron de un “plan global” para las cárceles.
A las reivindicaciones sobre condiciones de trabajo y seguridad se sumó el problema de la gestión en cárceles sobrepobladas de detenidos radicalizados, justo cuando Francia aguarda el regreso de varios de sus ciudadanos que combatieron junto a islamistas en Siria.
Unos 500 presos en Francia están tras las rejas por terrorismo y unos mil 200 son considerados radicalizados, según cifras oficiales. Además unos tres mil son vigilados porque plantean algún tipo de riesgo particular.