Excelsior / Washington, EU / Jueves 9 de noviembre del 2017
Estados Unidos anunció ayer que aplicará desde hoy las medidas del presidente Donald Trump para congelar la normalización con Cuba, que incluyen prohibir las transacciones con ciertas entidades gubernamentales de la isla, entre ellas muchos hoteles, y limitaciones de viaje para los estadunidenses.
Esta nueva política reinstala sanciones que estuvieron en vigor durante décadas, desde que se implementó el embargo a Cuba en 1960, bajo el mandato del presidente de EU, Dwight D. Eisenhower. Básicamente, tumba las políticas del expresidente Barack Obama, quien inició el deshielo de las relaciones en 2014.
Los departamentos de Estado, Tesoro y Comercio publicaron las nuevas normas, que entrarán en vigor hoy 9 de noviembre, tras su publicación en el Registro Federal para dar cumplimiento al memorando en el que Trump fijó en junio pasado su política hacia Cuba, que paraliza la apertura sin suspender las relaciones diplomáticas.
Estas regulaciones se emiten “en cumplimiento de la ley estadunidense”, incluido el embargo económico a la isla y la prohibición del turismo, y buscan “una mayor libertad política y económica para el pueblo cubano”, explicó bajo anonimato en una conferencia telefónica un alto funcionario de la Casa Blanca.
“Cualquier avance en la relación bilateral dependerá enteramente de la voluntad del gobierno del presidente Raúl Castro de mejorar las vidas de los cubanos”, advirtió el funcionario al acusar al expresidente Barack Obama de “ignorar” los abusos contra los derechos humanos cometidos en la isla.
Como ya adelantó Trump en un discurso en junio en Miami en el que anunció los cambios en la política hacia la isla, a partir de ahora estarán prohibidas, excepto para los cruceros y aerolíneas estadunidenses, las transacciones con entidades controladas por los servicios militares, de inteligencia y de seguridad de Cuba. La lista de esas 180 entidades, publicada por el Departamento de Estado, incluye al conglomerado empresarial del ejército, el Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA), del que se calcula que controla alrededor de dos tercios del comercio minorista de la isla, y al grupo de turismo Gaviota. Decenas de hoteles y tiendas en La Habana y otros enclaves turísticos como Varadero están también en la lista, al igual que la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), proyecto estrella de Cuba para captar inversiones que consta de un puerto mercante, terminal de contenedores y un gran centro empresarial con ventajas fiscales.
Para evitar un “impacto negativo” en las empresas estadunidenses, podrán seguir adelante los contratos cerrados antes de la publicación de estas nuevas normas, como el reciente de la puertorriqueña Rimco, distribuidora oficial de Caterpillar en el Caribe, para instalarse en la ZEDM.
Por otro lado, el gobierno de Trump ha decidido “simplificar y expandir” la lista de exportaciones permitidas al sector privado cubano sin necesidad de solicitar un permiso especial.
En cuanto a los viajes individuales de estadunidenses a la isla, englobados en la categoría llamada Pueblo a Pueblo, aquellos que no tengan carácter académico ya no estarán autorizados. No obstante, el viaje se podrá realizar si el interesado compró el billete de avión o hizo su reserva de alojamiento antes del pasado 16 de junio, fecha en la que Trump anunció la nueva política hacia Cuba. Alojarse en una casa particular, comer en un paladar (restaurante privado) o comprar en tiendas de cuentapropistas (pequeños empresarios) siguen siendo acciones que Estados Unidos anima a realizar.
VUELTA A LAS ANDADAS
Washington y La Habana sorprendieron al mundo en diciembre de 2014 al anunciar el inicio de un proceso de restablecimiento de sus relaciones diplomáticas, y reabrieron sus respectivas embajadas en julio de 2015 después de medio siglo de ruptura y desconfianza. En la recta final de su gobierno, Obama había desmontado por decreto los mecanismos administrativos de las sanciones, pero la Casa Blanca no logró avanzar en la eliminación del bloqueo económico y financiero, ya que está codificado en ley y sólo puede ser anulado por el Congreso.
Sin embargo, la llegada de Trump a la Casa Blanca puso un punto final a esa aproximación y ahora, con la implementación de esta nueva política, repone viejas sanciones bajo una normativa diferente.
A raíz de la crisis por los alegados “ataques acústicos”, el Departamento de Estado redujo a la mitad el personal de su embajada en La Habana al tiempo que expulsó 17 diplomáticos de la representación cubana en Washington.