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INTERNACIONAL


Así borra del mapa Birmania a los rohinyás



Excelsior / Bangkok / Martes 19 de septiembre del 2017

Durante generaciones, los musulmanes rohinyá han tenido su hogar en Birmania (Myanmar). Ahora, en lo que parece una purga sistemática, esta minoría étnica está siendo literalmente borrada del mapa.

La organización Human Rigths Watch (HRW) denunció hoy la destrucción casi completa de 214 aldeas en el estado de Rakhine, en el oeste del país, y reclamó a la ONU que imponga sanciones al país por la "limpieza étnica" que los militares llevan a cabo de los rohinyás.

"Los gobernantes del mundo reunidos en Naciones Unidas deben adoptar con carácter de urgente una resolución de la Asamblea General que condene la limpieza étnica de los militares, mientras que el Consejo de seguridad de la ONU debe imponer sanciones y el embargo de armas", dijo HRW en un comunicado.

Imágenes de satélite del 16 de septiembre revelan, según la ONG, la destrucción de "decenas de miles de casas" o el 90 por ciento de 214 aldeas en las poblaciones de Maungdaw y Rathedaung de Rakhine (antigua Arakan).

"Estas fotos proporcionan un prueba impactante de la destrucción masiva en un aparente intento de las fuerzas de seguridad birmanas de impedir el regreso de los rohinyás a sus aldeas", afirmó el subdirector para Asia de HRW, Phil Robertson, en la citada nota.

Unos 420 mil rohinyás, según datos de la ONU, han huido a Bangladesh de las operaciones militares en Rakhine contra el Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA, sigla en inglés) por los ataques que perpetró contra 30 controles y puestos el 25 de agosto.

Las imágenes "corroboran", dice HRW, las denuncias de los refugiados rohinyás que hablan de asesinatos, incendios y saqueos por parte de los militares en Rakhine.

CRISIS SIN PRECEDENTES
"Esta es la peor crisis en la historia de los rohinyá”, afirmó Chris Lewa, fundador del Arakan Project, que trabaja para mejorar las condiciones para esta minoría étnica, citando la enorme escala y rapidez del éxodo.

"Las fuerzas de seguridad han ido quemando pueblos uno a uno, de una forma muy sistemática. Y sigue en marcha”, advirtió.

A través de una red de observadores, Lewa y su agencia documentan de forma meticulosa los pueblos quemados total o parcialmente en tres municipios del estado norteño de Rakhine, donde vivía la gran mayoría de los 1.1 millones de rohinyá de Myanmar.

Es una labor agotadora, ya que hay cientos de aldeas y resulta casi imposible verificar la información porque el Ejército ha bloqueado el acceso a la zona.

El Arakan Project ha determinado que casi todas las poblaciones en el municipio de Maungdaw sufrieron incendios, y que casi todos los rohinyá han abandonado la región de Maungdaw.

De los 21 poblados rohinyá en la zona de Rathedaung, al norte, sólo cinco no habían sido atacados. También se incendiaron tres campos para rohinyá desplazados en los altercados de hace cinco años.

Buthidaung, al este, se ha librado en su mayor parte por ahora. Es el único municipio donde las operaciones de seguridad parecen limitadas a las zonas donde se produjeron los ataques de milicianos rohinyá que desencadenaron la campaña de persecución.

NOBEL DE LA PAZ ESCONDE LA CARA
Por su parte, Amnistía Internacional (AI) acusó hoy a la líder de facto de Birmania, Aung San Suu Kyi, de enterrar la cabeza ante los horrores que padecen los rohinyás, al igual que Fortify Rights y otros grupos defensores de los derechos humanos.

"Hay una cantidad apabullante de pruebas de que las fuerzas de seguridad están envueltas en una campaña de limpieza étnica", dijo el director de AI para el Sudeste Asiático y Pacífico, James Gomez.

La ONU pidió hoy al Gobierno birmano acceso pleno y sin restricciones para verificar los graves abusos cometidos presuntamente contra los rohinyás.

Más de un millón de rohinyás residían en Rakhine antes del estallido de la violencia en 2012, que causó 160 muertos y dejó unos 120 mil rohinyás confinados en 67 campos de desplazados.

Con los ataques del ARSA en octubre de 2016 y agosto de 2017, y la consecuente respuesta militar, cerca de la mitad de los miembros de esta etnía que había en Rakhine se han pasado a Bangladesh.

PUEBLO PERSEGUIDO
Las autoridades birmanas no reconocen la ciudadanía a los rohinyás y les impone múltiples restricciones, incluida la privación de movimientos.

Los rohinyás, que hablan un idioma similar a un dialecto bengalí, aseguran que llevan generaciones en Birmania y, en cualquier caso, no son reconocidos como nacionales de Bangladesh.

Esta no es la primera huida masiva de los rohingya.

Cientos de miles huyeron en 1978 y de nuevo a principios de la década de 1990, escapando de persecución militar y del gobierno, aunque más tarde se aprobaron medidas que permitieron regresar a muchos.

La violencia local en 2012, durante la transición del país hacia la democracia tras medio siglo de dictadura, hizo que otros 100 mil huyeran en barco.

Unos 120 ,oñ siguen atrapados en campos en unas condiciones similares a las del apartheid a las afueras de la capital de Rakhine, Sittwe.

Pero ningún éxodo ha sido tan repentino y numeroso como el actual.

"La represión militar parece una trama cínica para trasladar a la fuerza a gran número de personas sin posibilidad de regreso”, dijo este mes en Ginebra Zeid Ra’ad al-Hussein, alto comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos, que lo describió como 'un ejemplo de manual de limpieza étnica'.