El Intransigente / Estados Unidos / Jueves 20 de abril del 2017
Estados Unidos citó a declarar a un bebé de tres meses por ser sospechado de terrorismo. El abuelo del pequeño se equivocó en una de las preguntas del visado y el nene tuvo que ser llevado a la embajada de ese país en Londres para ser interrogado.
Harvey Kenyon Caims iba a realizar su primer viaje al exterior. El destino era Orlando, en Florida, Estados Unidos. Eran las primeras vacaciones en su vida. Iba a abandonar su casa en la húmeda Poynton, cerca de Liverpool, en Inglaterra, para disfrutar tierras más cálidas. Sería perfecto para una increíble historia de un anciano, que después de una larga vida de trabajo, conocería un nuevo lugar en su merecido primer descanso.
Pero no. Harvey Kenyon Caims tiene solo tres meses. Y su familia iba a vivir una pequeña pesadilla por un error cometido por el abuelo del pequeño. Paul Kenyon, el abuelo del bebé, al llenar el formulario de visado para poder entrar a Estados Unidos, debía colocar cruces en el SÍ o en el NO de un largo cuestionario.
El hombre se encargó de responder por su pequeño nieto. En una de las preguntas se le demandaba "si su nieto había participado o estaba ligado a actividades terroristas, de espionaje, sabotaje o genocidio". Sin prestar atención, Paul puso la cruz en el SI. Y fue su perdición. La embajada de Estados Unidos en Londres, a pesar de saber que el bebé tenía tres meses, exigió la presencia del pequeño para un interrogatorio. Y les informaba que el visado no había sido otorgado.
Paul, de 62 años, se sintió aterrorizado e indignado en partes iguales. Por un lado tuvo miedo por la citación, que requería presencia obligatoria. Y por el otro no entendía como las autoridades de la embajada estadounidense no se daban cuenta de que todo era un error y el bebé de tres meses no era un terrorista.
Nada les interesó a las autoridades estadounidenses y el bebé Harvey, su mamá Faye, y el abuelo distraído, tuvieron que viajar diez horas desde su pueblito hasta Londres. Un recorrido que les demandaba más tiempo que el viaje soñado. De Manchester a Orlando el avión emplea nueve horas y media.
Después de las preguntas de rigor, el error fue subsanado. Harvey no era un peligro. La visa fue otorgada, pero hubo un percance posterior para la familia del bebé. Y fue económico. Por la demora del otorgamiento del visado, perdieron la reserva ya hecha en la línea aérea y tuvieron que desembolsar 3 mil 800 dólares adicionales para poder llegar a Orlando.
Harvey no sabe nada de esta historia. Pero cuando crezca ya tiene una anécdota para contar. Podrá decir que fue considerado el bebé más peligroso para los Estados Unidos. Por culpa de una X mal puesta por su abuelo.