Excelsior / Caracas, Venezuela / Miercoles 19 de abril del 2017
Miles de partidarios de la oposición se congregaban el miércoles con miras a desbordar las calles de Venezuela y levantar su voz en contra del presidente Nicolás Maduro, a quien acusan de haber desvirtuado su Gobierno convirtiéndolo en una dictadura y de ser responsable de la crisis económica.
La controversia política recrudeció recientemente en el país petrolero luego de que el Poder Judicial se arrogara prerrogativas del Parlamento dominado por la oposición, generando protestas en casa y llamados internacionales a respetar la democracia.
Los adversarios de Maduro -y varios gobiernos de América y Europa- aseguran que en Venezuela se apresa a la disidencia, se violan los derechos humanos y millones sufren por la escasez de alimentos y medicinas. Por ello, la oposición espera celebrar a la que bautizaron como: "la madre de todas las movilizaciones".
"Tal como ocurrió el 19 de abril del año 1810, este miércoles los venezolanos diremos '¡Ya basta!'", dijo el diputado opositor Juan Andrés Mejía en alusión a la fecha que conmemora el primer grito de independencia en Venezuela.
En 26 puntos de Caracas y varias de las principales ciudades de la nación, miles de opositores empezaban a congregarse con banderas de Venezuela y carteles de "NO a la dictadura" con planes de marchar hacia las sedes de la Defensoría del Pueblo.
"Estoy indignado y voy a marchar porque Venezuela es libre. Es necesario protestar porque el país se está muriendo de hambre. Ellos (el Gobierno) amedrentan demasiado al pueblo", dijo Alexis Mendoza, un administrador de 53 años, en una zona del oeste de Caracas, cerca a una concentración oficialista.
"Este es el Gobierno más rudo de todos, pero hay mucha gente de oposición y estamos llenos de valor", agregó.
La capital de Venezuela amaneció fuertemente custodiada.
Opositores y analistas han advertido de posibles nuevos episodios de violencia, ya que el oficialismo también llamó a sus huestes a congregarse el miércoles en el centro de Caracas y en otras ciudades del país en contra de lo que ha calificado como un intento de "golpe de Estado".
¿REPRESIÓN?
Varias estaciones del Metro de Caracas estaban cerradas y en el centro, donde las rutas programadas de las marchas opositora y oficialista se superponían, la Guardia Nacional y la Policía desplegaron un nutrido contingente de efectivos antimotines acompañados de tanquetas.
Miles de chavistas también se reunían en el oeste de Caracas y las grandes ciudades para apoyar a Maduro.
"Informamos que estamos en todos los rincones y no podrán con nosotros", dijo la ministra de Prisiones, Iris Varela.
Mensaje especialmente dirigido a los lacayos del Imperio y sus secuaces", añadió.
La oposición acusa a Maduro de ser responsable de la grave crisis que sufre el país -con la inflación más alta del mundo, recesión económica y escasez de bienes básicos-, pero el mandatario socialista, que asumió en el 2013, ha rechazado los señalamientos y dice que es víctima de una "guerra económica".
En el último mes, las manifestaciones antigubernamentales previas han sido contenidas por las fuerzas de seguridad con gases lacrimógenos y camiones hidrantes, dejando un saldo de cientos de heridos y cinco fallecidos, dos de ellos por heridas de bala de policías.
Maduro activó el martes un plan de seguridad que, aunque no explicó en qué consistía, opositores y expertos aseguraron que suponía el despliegue de militares para garantizar la seguridad interna.
"Estamos acá para decirle a este Gobierno que ya basta de represión, y les perdimos el miedo y ahora lo que toca es calle de manera pacífica", dijo José Olivares, un estudiante de derecho de 20 años en Ciudad Guayana, en el sur del país.
"Que acepten su ineptitud para llevar al país a buen puerto y convoquen a elecciones generales", agregó en un punto de concentración desde donde marchará la oposición.
El líder opositor Henrique Capriles, recientemente inhabilitado para postularse a cargos públicos, dijo el martes en una entrevista que el Gobierno de Maduro vive su "etapa terminal" agobiado por las protestas en casa y la presión internacional que le solicita un cambio.