Excelsior / Ciudad de México / Domingo 2 de abril del 2017
Esta madrugada entró en vigor el Horario de Verano, el cual permitirá reducir el consumo de energía diario durante los próximos siete meses y concluirá el último domingo del mes de octubre de este año.
De acuerdo con la Secretaría de Energía (Sener), durante 2016 el cambio de horario permitió un ahorro estimado de mil 542 millones de pesos, al considerar un costo medio de la energía eléctrica de 1,5813 pesos por kilowatt hora (kwh) para los usuarios domésticos.
Precisa que una parte importante de la energía eléctrica que consume el país, se genera a partir de combustibles fósiles, por lo que su aplicación evitó la emisión a la atmósfera de 447 mil toneladas de bióxido de carbono.
La aplicación de esta medida en México cumple 21 años y estará vigente en todo el país, excepto en Sonora y en Quintana Roo.
ESPECIALISTA: NO AFECTA SALUD FÍSICA O MENTAL
La salud física y mental de las personas permanece sin afectación al adelantar una hora el reloj para el Horario de Verano, que comenzará el próximo domingo, señaló el director del Instituto Mexicano de Medicina Integral de Sueño (IMMIS), Reyes Haro Valencia.
Estudios realizados en distintos países, entre ellos México, no han aportado evidencia de que el cambio de horario motive el surgimiento de trastornos de sueño o empeoramiento de éstos en personas que ya los padecen, indicó.
El cuerpo humano tiene mecanismos de adaptación que se localizan en el cerebro, los cuales se activan para ubicar todos los ritmos fisiológicos al nuevo horario.
"Se trata del reloj biológico que regula los biorritmos entre los que destacan los ritmos circadianos, que ocurren cada 24 horas como el ciclo sueño-vigilia", refirió.
Detalló que esta función adaptativa es la misma que se activa para ajustar la fisiología y actividades después de cada fin de semana y vacaciones.
Expuso que la mayoría de las personas suelen acostarse y levantarse tarde viernes y sábado, con lo que se desfasa su ritmo circadiano de una a tres horas, entonces el domingo intentan dormir temprano sin lograrlo.
Ello, explicó, ocurre debido a este desplazamiento en sus horarios, provocando con ello el malestar del domingo por la noche y la consecuente dificultad para levantarse el lunes, así como de regresar al horario de entre semana para trabajar o ir al colegio.
Planteó que el lunes se torna un poco difícil para el desempeño diurno y puede haber muchos bostezos, fatiga, malestar, irritabilidad, somnolencia y mayor consumo de sustancias estimulantes de uso habitual como las bebidas con cafeína.
El martes ya suele recuperarse el ritmo habitual, mismo que volverá a desajustarse el siguiente fin de semana, y volverá a reajustarse el siguiente martes.
Reyes Haro mencionó que ese es un ejemplo de cómo unas horas en el cambio de ritmos no afectan de manera importante.
Finalizó que la adaptación a nuevos horarios se logra en promedio en 72 horas.