Excelsior / Ciudad de México / Martes 21 de marzo del 2017
En 2016, las ganancias de la delincuencia trasnacional incrementaron de manera considerable y se estima que pudieron llegar a un billón 824 mil millones de dólares. La falsificación de fármacos, electrónica y cigarrillos fue el mercado ilícito más jugoso a nivel internacional, seguido por el mercado de las drogas y el tráfico de madera.
Así lo precisa la carpeta informativa Estructuras financieras del crimen organizado, del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, la cual precisa que los ingresos por actividades ilícitas en 2011 se estimaron entre 639 mil millones y 651 mil millones de dólares, pero cinco años más tarde, las ganancias se calcularon entre un billón 171 mil millones de dólares y 1 billón 824 mil millones de dólares, cifra aún más alta que el Producto Interno Bruto de México.
Se calcula que el año pasado, la falsificación de fármacos, electrónica y cigarrillos dejó a los delincuentes ganancias entre 500 mil millones y 800 mil millones de dólares cuando en 2011, las ganancias estimadas fueron por 250 mil millones de dólares.
El documento que se basa en cifras del Centre for Applied Research de la Escuela Noruega de Economía y precisa que el segundo mercado ilegal con mayores ganancias es el de las drogas, pues el año pasado, los delincuentes recibieron entre 435 mil y 610 mil millones de dólares. Este negocio creció en los últimos años, debido a que en el 2011, los delincuentes obtuvieron 320 mil millones de dólares.
El negocio ilegal que creció de manera considerable fue el tráfico de madera. Las ganancias pasaron de siete mil millones de dólares en 2011 a los 150 mil millones de dólares en 2016.
El cuarto negocio más lucrativo fue el de la pesca ilegal o no declarada que el año pasado obtuvo entre 15 mil 500 millones y 36 mil 500 millones de dólares.
Así, al corte del año pasado, el mercado ilícito de órganos humanos dejó ingresos a los delincuentes por mil 900 millones de dólares; el de fauna silvestre entre cinco mil millones y los 23 mil millones de dólares; el de armas pequeñas y ligeras entre mil 300 millones y dos mil 500 millones de dólares; el de minería ilegal entre dos mil millones y 48 mil millones de dólares, y el de arte y bienes culturales entre mil 200 millones y mil 600 millones de dólares.
El documento, a cargo de José de Jesús González Rodríguez, precisa por otro lado que el tráfico ilícito de armas de fuego de Estados Unidos a México tiene un valor anual estimado en 20 millones de dólares y se trafican 20 mil armas, en su mayoría pistolas.
Esta problemática tiene efectos potenciales como “el aumento del número de muertes en las guerras de los cárteles de drogas mexicanos”.
Asimismo, en cuanto a los flujos financieros, refiere que Global Financial Integrity concluye que de 1970 a 2010, el total de los flujos financieros ilícitos de México “se eleva a la impresionante cifra de 872 mil millones de dólares”.
“El flujo saliente de capital ilícito en México se ha elevado de forma significativa, pasando de alrededor de mil millones de dólares en 1970 a 68 mil 500 millones de dólares en 2010, alcanzando su máximo en 2007 con 91 mil millones de dólares”, sostiene.
Ante las cifras, se concluye que es urgente la implementación de estrategias que le pongan un alto a los jugosos ingresos de la delincuencia en el mundo.
“La implementación de estrategias que permitan combatir exitosamente el poder financiero de la delincuencia transnacional y los movimientos de capitales inherentes a las mismas, ha confirmado la necesidad de contar con información generada exprofeso que sirva para afrontar un fenómeno de carácter mundial controlado por agrupaciones delincuenciales que manejan recursos superiores a la economía de muchos países”, recalca.
“La gravedad y las consecuencias que en las sociedades contemporáneas revisten las actividades del crimen organizado y los flujos financieros propios de las mismas, han obligado a implementar medidas de carácter multilateral cuyos efectos son aún prematuros y difíciles de evaluar, pero que han llegado a ser calificados como meros paliativos o incluso como placebos”, añade.