El País / Francia / Martes 3 de enero del 2017
Las nuevas tecnologías han revolucionado el mundo laboral, permitiendo nuevos esquemas organizativos. La parte positiva es que aportan nuevas oportunidades de flexibilidad, como la posibilidad de trabajar a distancia y de facilitar las comunicaciones en grupo. Pero también borran las fronteras entre la vida personal y la profesional y nos convierten a menudo en esclavos del móvil y del ordenador, incluso durante los fines de semana y en vacaciones. En Francia, más de uno de cada tres trabajadores activos (el 37%) reconoce utilizar a diario una herramienta del trabajo fuera de su horario laboral, según un estudio reciente del gabinete Eléas. Al mismo tiempo, un 12% sufre de agotamiento laboral, conocido como síndrome del burnout, según el despacho Technologia.
En Francia, un 12% de trabajadores activos sufre de agotamiento laboral, conocido como síndrome del burnout
Para luchar contra este fenómeno, Francia ha decidido crear un nuevo derecho, el derecho a la desconexión, inscrito desde el día 1 de enero de este año en el código laboral. La nueva medida, parte de la polémica (por otros motivos) reforma laboral, prevé que cada empresa con más de 50 empleados tenga que abrir negociaciones entra las diferentes partes para llegar a un acuerdo, en función de las necesidades de cada una. En caso de no lograr concertar las prácticas de garantía del derecho a desconectar, será el empleador el que redacte una carta en ese sentido.
“La ley no exige apagar el smartphone profesional al llegar a casa, ni a la empresa a cortar los servidores a las seis de la tarde. No estaría adaptado al caso de una empresa que trabaja a nivel internacional”, explica el abogado laboral Patrick Thiébart, quien sigue de cerca esta temática, al diario Le Figaro. “No hay unas instrucciones de uso concretas. A cada empresa le corresponde encontrar sus soluciones a medida”, añade.
La ley fija así un derecho para los trabajadores y un deber para las empresas, apostando por la negociación y el pragmatismo. Las conversaciones serán también una oportunidad de hacer una labor de prevención y de formación al uso de las nuevas tecnologías: no se trata solo de que el jefe aprenda a no enviar correos electrónicos a horas intempestivas si puede esperar a la mañana siguiente, sino también de que los trabajadores no se sientan culpables por no responder a esos mismos correos.
La ley fija así un derecho para los trabajadores y un deber para las empresas, apostando por la negociación y el pragmatismo
El nuevo texto tampoco prevé sanciones particulares en caso de incumplimiento. Sin embargo, el código del trabajo ya reconocía el derecho al descanso. Los correos electrónicos excesivos, las llamadas durante el fin de semana o los mensajes de texto continuos eran ya elementos que ayudaban a probar casos de acoso laboral ante los tribunales. Con el reconocimiento explícito del derecho a la desconexión, refuerza el valor de este tipo de pruebas en caso de contencioso.
Varias empresas han dado ya pasos para forzar a unos y otros a desconectar, sin esperar la evolución legislativa. En Alemania, Volkswagen ha sido pionera. El grupo impone desde 2011 a parte de sus empleados un bloqueo al acceso a su correo electrónico en su teléfono móvil entre las 18h15 y las 07h00. En Francia, la telefónica Orange llegó a un acuerdo en septiembre en el que pide a sus empleados prever un tiempo de no uso de su correo electrónico.