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INTERNACIONAL


En la ONU hay preocupación de que Trump socave el pacto climático



NYT / Marruecos / Lunes 21 de noviembre del 2016

Los diplomáticos que asistieron a la conferencia anual de las Naciones Unidas sobre el calentamiento global expresaron el desasosiego que les provocó la elección de Donald Trump, quien afirmó que el cambio climático es un fraude y prometió retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París. Les preocupa que la presidencia de Trump pueda socavar toda una década de diplomacia en cambio climático.

Algunos piden represalias para forzar el cumplimiento por parte de Estados Unidos. Nicolás Sarkozy, expresidente de Francia, quien está de nuevo compitiendo para volver al poder en su país, sugirió imponer aranceles de carbono a las importaciones estadounidenses, con base en la cantidad de contaminación por dióxido de carbono emitida al producir distintos productos.

Salaheddine Mezouar, ministro de Asuntos Exteriores marroquí, quien preside la reunión de Marrakech, declaró: “De verdad queremos que Estados Unidos participe, naturalmente. Tiene un papel importantísimo, un gran peso”.

Los funcionarios de la administración de Barack Obama trataron de asegurar al mundo que, incluso si Trump se retracta en cuanto a las políticas federales de cambio climático en Estados Unidos, muchos estados así como el servicio eléctrico público ya comenzaron a invertir en el creciente mercado de energía limpia.


Desde la elección de Trump, el gobierno de Obama introdujo varias normativas de último minuto y se planea que haya más en las siguientes semanas.

“No puedes evitar que las olas lleguen a la playa”, afirmó Ernest J. Moniz, secretario de Energía, en una entrevista y dirigió un mensaje a sus contrapartes. “Vamos rumbo a una economía limpia. Este barco ya zarpó”.

Por su lado, ningún otro gobierno ha declarado que vaya a seguir a Estados Unidos en su salida del Acuerdo de París, en el cual más de 190 países se comprometen a diseñar planes para combatir el cambio climático. Algunos diplomáticos destacados afirmaron que esperaban que el pacto continuara con o sin Estados Unidos.

“El acuerdo no depende de Estados Unidos”, aseguró Laurence Tubiana, enviada francesa para los asuntos de cambio climático, quien jugó un papel crucial en la negociación de este acuerdo. “Muchos países tienen motivos internos para querer reducir sus emisiones”.

Sin embargo, añadió:

“Espero que el presidente Trump tenga en cuenta las leyes de física. El cambio climático no se detendrá, aunque él deje de implementar las normas”.

Hace un año en París, cientos de diplomáticos celebraron este nuevo acuerdo. El presidente Obama esperaba convertir a Estados Unidos en un líder en la lucha contra el cambio climático; por ello redactó la primera normativa estadounidense al respecto y fungió como intermediario central del Acuerdo de París.

La reunión cumbre de esta semana tenía la intención de ser un seguimiento discreto para ajustar detalles sobre el cumplimiento del acuerdo. En cambio, la elección presidencial estadounidense fue el tema central y China, el agente que emite más gases de efecto invernadero en el mundo, está dispuesto a tomar el lugar de nuevo líder mundial de diplomacia en cambio climático.

“Es un nuevo orden mundial”, aseveró Erik Solheim, director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. “El liderazgo en la política de cambio climático ahora se ha transferido a los países en desarrollo, entre ellos China”.

Un análisis reciente de las tendencias de emisiones de dióxido de carbono publicadas el lunes concluyó que las emisiones que calientan el planeta se han estabilizado durante los últimos tres años, sobre todo debido a una gran reducción en las emisiones de China.

“La gran historia es China durante los últimos diez años”, explicó Glen Peters, investigador principal en el Centro para la Investigación Internacional sobre Clima y Medio Ambiente en Oslo y coautor de este estudio, un análisis anual publicado en la revista Earth System Science Data. “Nadie esperaba que las emisiones de China crecieran tan rápido y nadie esperaba que las nivelaran y le pusieran un alto tan pronto.

Durante mucho tiempo, China resistió las presiones para que implementara planes que redujeran sus emisiones. Sin embargo, esto cambió después de 2014, cuando el presidente Xi Jinping presentó un plan que buscaba disminuir las emisiones del país para el 2030. El próximo año, Xi planea iniciar un programa nacional dirigido a obligar a los emisores industriales de gases de efecto invernadero a pagar un impuesto a la contaminación.

Zou Ji, subdirector general del Centro Nacional para la Estrategia contra el Cambio Climático de China y la Cooperación Internacional, el cual asesora al gobierno, afirmó que el Acuerdo de París podría sobrevivir a pesar de la elección de Trump.

El vacío en el liderazgo ofrece a Pekín “una manera de crecer su estatus, poder y liderazgo en el orden mundial”, observó Zou.

La delegación china decoró las paredes de su oficina con estandartes rojos, fotografías de la naturaleza e impresiones de citas en inglés sobre la protección del planeta.

En una de estas se lee: “Oleadas de sangre nueva a bordo, nos consagramos a los asuntos de la familia, la nación y el planeta, y escribimos capítulos de compromisos”.


Moniz intentó mantener cierta postura para Estados Unidos en el escenario diplomático.

“Hemos generado un gran impacto al desempeñar un papel importante en la innovación y hacer que el resto del mundo lo haga”, aseguró.

Después de las elecciones de Estados Unidos, algunos analistas de la política climática temían, en un inicio, que se repitiera el destino del primer tratado sobre cambio climático, el Protocolo de Kioto de 1997. En Kioto, Al Gore (en ese entonces vicepresidente) prometió que Estados Unidos, el mayor emisor de carbono en el mundo en esa época, implementaría una política ambiciosa para contrarrestar el cambio climático. Sin embargo, el presidente George W. Bush retiró al país del acuerdo, así que este no tuvo mucho impacto.

A diferencia del Protocolo de Kioto, el Acuerdo de París ya está legalmente en vigor, pues más de la mitad de los países del mundo lo han ratificado formalmente.

“No hay comparación con Kioto”, aclaró Mezouar. “Los países ya están legalmente vinculados con París. Se van a quedar”.

Sin embargo, aceptó que el dinero es una de las interrogantes centrales a futuro. Como secretaria de Estado, Hillary Clinton prometió al resto del mundo que los países ricos movilizarían 100 mil millones de dólares anuales para el 2020 para ayudar a los países pobres a adaptarse a la devastación del cambio climático. Sin la participación de Estados Unidos, “gran parte de la contribución financiera podría desvanecerse”, explicó Mezouar.

Otros afirman que el impacto del calentamiento global podría hacer que Trump cambie de opinión. Un estudio publicado esta semana de la Organización Meteorológica Mundial encontró que el 2016 está en camino de ser el año más caliente en la historia, incluso por arriba de los registros de 2014 y 2015.

“La elección de Trump, en un momento en que la acción climática finalmente ha adquirido un sitio crucial en la economía, ofrece a los republicanos la oportunidad de reconciliarse con la vida real”, opinó André Ferretti, coordinador del Observatorio Climático de Brasil. “En la vida real, seguimos batiendo récords de temperatura, y los desastres naturales afectan a demócratas y republicanos por igual”.