Mediotiempo / / Viernes 11 de noviembre del 2016
Este partido se jugará esta noche en el MAPFRE Stadium a las 19:00 del centro de México (20 horas locales).
Por un lado hay hegemonías, pero del otro una gran oportunidad de revancha. Tan frío es el clima en Colubmus como caliente el ambiente y la rivalidad que genera la visita de la Selección Mexicana a esta ciudad, donde el triunfo de Trump ha “ensombrecido” el clásico de Concacaf.
Esta será la quinta ocasión que México se meta al mítico estadio norteamericano con la intención de borrar de tajo el tormentoso “dos a cero”, el mismo que se ha repetido en las cuatro ocasiones anteriores de este enfrentamiento.
Por ello la oportunidad es múltiple: romper la racha, iniciar el Hexagonal con un triunfo, –algo que no sucede desde el 2005 cuando el Mundial sería alemán– y alegrar a los mexicanos temerosos por el futuro político estadounidense
Y si faltara algo, el chance también permitiría apagar críticas y relanzar la popularidad del entrenador Juan Carlos Osorio, señalado por el funcionamiento del Tri y sus rotaciones, más aún desde el histórico 7-0 de Chile en la Copa América Centenario.
Su plantel invita a no tener pretextos futbolísticos, aunque precisamente Columbus ha potenciado las justificaciones mexicanas: falta de concentración, un descuido, lo complicado del clima y hasta la presión que ejerce el público local.
Por todo eso, esta vez los detalles fueron cuidados al máximo, desde la preparación, la cancha de entrenamiento, el factor mental con el trabajo de coaching y hasta la ropa térmica que usarán para contrarrestar el frío de Columbus que este viernes promete tener su noche más fría de los últimos días.
Del otro lado la fortaleza de otros equipos estadounidenses hoy no parece ser la misma. Sin hombres clave como Clint Dempsey o Landon Donovan, el equipo de Jürgen Klinsmann deberá apelar al talento juvenil de Christian Pulisic o a la experiencia triunfadora de hombres como Michael Bradley y Tim Howard, quienes ya saben lo que es derrotar a México en una eliminatoria y solo quieren mantener un resultado que convirtieron en marca: el “dos-a-cero”.