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Gremio sometió a Lanús y es campeón de Libertadores por tercera vez



Mediotiempo / Ciudad de México / Jueves 30 de noviembre del 2017

La ventaja que logró Gremio en la ida de la final de la Copa Libertadores era mínima y, en el duelo de vuelta, salió de inmediato en busca de ampliar la diferencia y lo consiguió, gracias a un error y un golazo que lo llevaron al título, con un marcador de 3-1 global ante Lanús.

Una final de la magnitud de la Libertadores exige concentración, pero José Luis Gómez cometió una pifia al 26’ y con ello llegó el 1-0 de la noche para Gremio, el 2-0 global, una losa que ya se veía pesada para el conjunto local.

En esta jugada, el lateral que había quedado como último hombre, le dejó el esférico a Fernandinho y el arquero ya no pudo hacer nada, pues el delantero encaró y fusiló a Esteban Andrada.

Lanús necesitaba de una hazaña, pero las cosas empeoraron al minuto 41. Luan se escapó habilitado desde el medio campo, llegó a la altura de la media luna, se dio el tiempo de humillar a tres rivales con un amague, se metió al área y después picó el balón ante la salida del portero para tremendo golazo que sería el 3-0 que parecía definitivo en el global, aunque faltaba la segunda mitad.

Ya en la parte complementaria Lanús buscaba llegar al arco rival, pero la defensa sólida del Gremio no permitía daño. Estaban bien parados en el fondo y el medio campo.

Fue hasta el 70’ que el Granate pudo romper el cero, gracias a que el árbitro señaló una pena máxima de Jailson sobre Lautaro Acosta.

José Sand engañó al portero con un tiro ligeramente cruzado y prendió una vela de esperanza para su equipo, acercándose en el global 3-1 al 71.

Aunado al gol de Lanús, en el 83’ de acción se fue expulsado Ramiro Benetti, por lo que Gremio con 10 hombres tuvo que evitar la voltereta y así fue, ya no permitió daño alguno y logró coronarse en la Copa Libertadores 2017.

Se trata del tercer título del Rei de Copas en el torneo. También ganó las Libertadores de 183 y 1995. El hoy entrenador del cuadro de Porto Alegre, Renato Gaúcho, alzó el trofeo como jugador en el 83 y ahora se consagró en el banquillo.