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INTERNACIONAL


Acusan al Papa de publicar herejías



Excelsior / Ciudad del Vaticano / Martes 26 de septiembre del 2017

Un grupo de 62 sacerdotes, teólogos y estudiosos acusaron al papa Francisco de propalar herejías en un documento titulado Corrección filial.

El texto, de 25 páginas, fue publicado el fin de semana en la página www.correctiofilialis.org y fue firmado por 62 personas.

El documento no fue suscrito por ningún obispo o cardenal en comunión con la Iglesia de Roma, ni siquiera aquéllos que han sido más críticos con el Papa.

Entre los firmantes están Bernard Fellay, obispo alejado de la Iglesia por liderar la Fraternidad San Pío X de Marcel Lefebvre, y Ettore Gotti Tedeschi, expresidente del Banco del Vaticano.

Los 62 firmantes enumeraron siete presuntas declaraciones heréticas del Papa, entre ellas la afirmación de Francisco de que “una persona no tiene la fuerza, con la gracia de Dios, para seguir las exigencias objetivas de la ley divina”.

También cuestionan la afirmación del Papa de que un divorciado que vuelve a casarse “no está necesariamente en un estado de pecado mortal”.

La tercera objeción lanzada establece que “un creyente católico puede tener pleno conocimiento de una ley divina y elegir violarla voluntariamente en una materia grave, pero no estar en un estado de pecado mortal como resultado de este acto”.

La cuarta: “Una persona, mientras obedece una prohibición divina, puede pecar contra Dios por medio de este mismo acto de obediencia”.

Más adelante, sostienen que según el Papa “la conciencia puede juzgar verdadera y correctamente que los actos sexuales entre personas que han contraído un matrimonio civil entre sí, aunque uno, o ambos, esté sacramentalmente casado con otra persona, a veces pueden ser moralmente correctos o reclamados o incluso mandados por Dios”.

También le reclaman, que “los principios morales y las verdades morales contenidos en la revelación divina y en la ley natural no incluyen prohibiciones que condenan absolutamente ciertos tipos de actos”.

Y lo acusan de pretender abandonar la “antiquísima disciplina” de la Iglesia de negar la absolución y la comunión a los divorciados vueltos a casar.