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INTERNACIONAL


Corrupción no da tregua en Brasil; caso Lava Jato



Excelsior / Brasil / Lunes 29 de mayo del 2017

La corrupción en Brasil ha invadido las más altas esferas empresariales y de la política.

Desde el actual presidente, Michel Temer, pasando por exmandatarios como Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva, hasta senadores y diputados, hay decenas de funcionarios brasileños señalados por en tramas de corrupción.

Uno a uno, políticos y empresarios han sido encarcelados o están bajo investigación por casos como el denominado Lava Jato, que implica a personajes de al menos 11 países, o por alguna otra causa judicial vinculada con la corrupción.

Esa operación, iniciada hace tres años, se lanzó para investigar una red de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, la cual presuntamente se fraguó entre 2004 y 2012.

Las sospechas aparecieron tras varios testimonios a la policía del exdirector de Abastecimiento de la petrolera. Las autoridades seguían pistas desde julio de 2013 y descubrieron que en el estado de Paraná había una red de lavado de dinero que operaba desde Brasilia y Sao Paulo.

Las autoridades revelaron que Petrobras licitaba sus obras a grandes empresas de ingeniería y construcción de Brasil (como Odebrecht), como parte de un programa impulsado por el expresidente Lula y su entonces ministra de Energía, Dilma Rousseff, para estimular la creación de empleos.

La investigación por corrupción se extendió a otras naciones, sobre todo después de que Odebrecht reconociera, ante las autoridades estadunidenses, haber pagado sobornos en varios países.

“El caso de Brasil lo definiría como su crisis más grave de la época contemporánea”, dijo a Excélsior Juan Arellanes, coordinador académico del área de estudios regionales y del Centro Anáhuac de Investigación en Relaciones Internacionales de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México, campus norte.

“Me parece que hay una competencia política entre las élites brasileñas que está aprovechando la operación Lava Jato y los escándalos de corrupción para reacomodarse políticamente”, agregó.

Las autoridades revelaron que para favorecer la contratación de ciertas empresas, la petrolera brasileña pedía sobornos que rondaban 3% del presupuesto, que se repartía entre políticos y empresarios.

El dinero, explicaron las autoridades, era reintroducido al sistema a través de negocios de hoteles, lavanderías y estaciones de gasolina para ser “lavado”. Luego era transferido al extranjero, mediante empresas fachada, a cuentas en China y Hong Kong.

Las constructoras, detallaron, corrompieron a funcionarios de distintos países para obtener concesiones en toda América Latina.

El dinero pagado era cargado al costo final de las obras. Con ello, ganaban la constructora, el funcionario corrupto y- perdía el Estado.

El pasado 12 de abril, el caso dio un giro importante con la decisión de la Corte Suprema de aprobar investigaciones contra 97 autoridades con fuero privilegiado.

En esa larga lista aparecen los más influyentes funcionarios del gabinete presidencial y del Poder Legislativo, entre ellos, al actual mandatario, ocho ministros, cinco expresidentes, tres gobernadores, 24 senadores y 37 diputados.

Los expresidentes investigados son: Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), Dilma Rousseff (2011-2016), José Sarney (1985-1990), Fernando Collor de Mello (1990-1992) y Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).

Lula enfrenta cinco procesos derivados del caso. El más avanzado es uno en el que está acusado de recibir sobornos de la constructora OAS. En esa indagación, el procurador a cargo sostiene que Lula sería el jefe de la organización del caso Petrobras.

Lava Jato también puso contra las cuerdas a la heredera de Lula, a Dilma Rousseff.

El Ministerio Público investiga a la única mujer que ha ejercido la Presidencia brasileña, por una supuesta obstrucción de la justicia al intentar favorecer a Marcelo Odebrecht (expresidente de la constructora), así como por nombrar como ministro a Lula poco antes de ser destituida.

Días atrás, la empresa de Marcelo reveló que entregó millonarias sumas a las campañas de Rousseff de 2010 y 2014.

El listado de funcionarios salpicados en la trama de corrupción es muy grande, pero entre ellos destacan varios funcionarios del primer círculo del presidente Temer: Eliseu Padhila, jefe de Gabinete; Wellington Moreira Franco, secretario general de la Presidencia; Aloysio Nunes, canciller; Blairo Maggi, ministro de Agricultura; Gilberto Kassab, ministro de Ciencia y Tecnología; Helder Barbalho, ministro de Integración Nacional; Bruno Araujo, ministro de Ciudades; y Marcos Pereira, ministro de Comercio Exterior. Además, la lista abarca a Eunicio Oliveira, presidente del Senado, y Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de Diputados.

En estos tres años, el grupo especial de Lava Jato, integrado por fiscales, policías federales y agentes del Fisco, ha detenido a de 200 personas, incluidos exaltos cargos de Petrobras y directores de varias constructoras.

Las llamadas delaciones premiadas –testimonios a cambio de reducción de condenas– de 77 exaltos ejecutivos de la constructora brasileña han sido fundamentales para avanzar en las investigaciones.

El juez Sergio Moro, titular del juzgado federal de la ciudad de Curitiba y responsable del caso, envió a prisión a figuras como los exministros Antonio Palocci y José Dirceu; al expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha y al expresidente Odebrecht, y tres de sus procesos tienen en la mira al expresidente Lula.

Los acusados con fuero privilegiado, entre ellos legisladores fuera del alcance de Moro, se beneficiaron de la lentitud de los procesos en el Supremo Tribunal Federal (STF), máxima corte de Brasil y única que puede juzgar a políticos con mandatos ejecutivos o legislativos.

Desde marzo de 2015, cuando Lava Jato llegó al Supremo, la Fiscalía ha presentado varias denuncias contra acusados con fuero, pero sólo algunas fueron aceptadas por la máxima corte.

Las fuerzas políticas con mayor cantidad de funcionarios investigados son el Partido del Movimiento Democrático de Brasil, de Temer; el Partido de los Trabajadores, desplazado del poder en 2016 tras un impeachment contra Rousseff, y el Partido de la Social Democracia de Brasil.

Temer, contra las cuerdas

La Corte Suprema aprobó el pasado 18 de mayo una investigación contra Michel Temer por su presunta implicación en un esquema de sobornos.

“Es difícil tener certeza de lo que va a ocurrir con el presidente Michel Temer, hay una serie de diferencias importantes entre su situación y la de la expresidenta Rousseff. La primera y más importante de todas es que la destitución de Dilma no estuvo vinculada directamente con el caso Lava Jato. Se trató de una destitución a partir de una denuncia por lo que aquí llamamos desvío de recursos”, destacó Arellanes a este diario.

De acuerdo con el juez del Supremo Tribunal Federal, Edson Fachin, la investigación contra Temer se abrió con base en declaraciones de los dueños de la empresa cárnica JBS, con objeto de pagar el silencio de quien fuera presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha.

Al dirigirse a los medios y ciudadanos, Temer negó que tenga intención de renunciar a su cargo y tirar a la basura los logros de su gobierno, además de descartar que comprara el silencio de cualquier funcionario.

“A pesar de estar involucrado directamente en el caso Lava Jato y de no tener un gran respaldo popular, pondría en duda que finalmente fuera destituido”, precisó Arellanes.

PROTESTAN CON MÚSICA CONTRA EL PRESIDENTE
Los manifestantes exigieron nuevas elecciones y el retiro de los proyectos de austeridad del mandatario.

RÍO DE JANEIRO.– Miles de manifestantes protestaron ayer contra el presidente de Brasil, Michel Temer, envuelto en un grave escándalo de corrupción, y pidieron la celebración de elecciones directas acompañados de decenas de artistas e intelectuales.

La concentración, convocada por movimientos sociales y los principales sindicatos del país, comenzó a las 11:00 horas locales en el paseo de la playa de Copacabana, Río de Janeiro.

En un ambiente festivo, los manifestantes portaron camisetas con la frase “Fora Temer” (Fuera Temer), lema que ha vertebrado las protestas en contra del mandatario, que se han multiplicado después que la Corte Suprema abriera una investigación en su contra por supuesta corrupción pasiva, obstrucción a la Justicia y asociación ilícita.

Acorralado por graves denuncias de corrupción, Temer se niega a renunciar, pero su mandato apenas pende de un hilo frente a la presión popular y el riesgo de derrumbe de su base de apoyo parlamentaria.

“Si lo empujamos, Temer caerá”, gritaban los manifestantes durante los dos conciertos.

Entre los cantantes presentes en la célebre playa de Copacabana estaban Caetano Veloso, ícono del tropicalismo, movimiento vanguardista que revolucionó la música brasileña en los años 70, y Milton Nascimento, otra estrella de la misma generación.

El concierto, frente a una playa de Copacabana llegó a su clímax cuando apareció Caetano Veloso, entonando Podres Poderes (Poderes podridos).

También participaron Mano Brown, Criolo, Cordao da Bola Preta, Teresa Cristina, Mart’Nalia, Otto María Gadu, Pretinho da Serra, entre otros artistas.

La manifestación fue convocada por movimientos de izquierda que recuperaron el lema de elecciones “Directas ya”, utilizada a comienzos de los 80 por el movimiento democrático que reclamaba el fin de la dictadura militar (1964-1985).

Durante la protesta, se escucharon consignas contra las duras reformas económicas emprendidas por el gobierno, reclamos que pedían elecciones e incluso una nueva huelga general como la que ya hubo el pasado 28 de abril.