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En Cruz Azul nada está escrito; con un gol, el Conejo los mató



Mediotiempo / Pachuca, Hidalgo / Domingo 30 de abril del 2017

Cruz Azul ya estaba acostumbrado a que lo hicieran menos en el torneo, a que lo dieran por muerto o a que esperaran una "cruzazuleada" y de pronto se sacudió todo, derrotó a Chivas y parecía que sus maldiciones estaban extintas pero no fue así y ante Pachuca, en tiempo de compensación, un exsímbolo celeste como Óscar Pérez abandonó su portería, se alzó como delantero y firmó de cabeza un agónico 2-2 que deja a la Máquina por sexto torneo consecutivo sin Liguilla.

Los Tuzos llegaban con una racha 28 juegos sin perder como local, curiosamente, Cruz Azul había sido el último en ganar ahí, arribaban como flamantes campeones de la Concacaf y con la clasificación en sus manos, pero eso a la Máquina parecía no importarles y trabajaron un partido para ganar, hasta que apareció el eterno Óscar "Conejo" Pérez y mantuvo todo como estaba, con el plus de agregar más burlas a la causa celeste.

El primer tiempo arrojó un encuentro abierto, de ida y vuelta con buenas participaciones de los arqueros, pero Paco Jémez dio muestras de una buena lectura de partido y sacó del encuentro a Peñalba para darle entrada al Chaco Giménez, el alma que siempre le sienta bien al Cruz Azul.

Fue hasta el minuto 57, cuando Pachuca abrió el marcador por conducto de Franco Jara, quien en notable posición adelantada empujó un servicio de Víctor Guzmán para el 1-0 momentáneo.

Este gol sirvió para terminar con la esterilidad del ataque tuzo en la Liga MX, pues el último tanto registrado por los de Hidalgo se remontaba hasta el 3 de marzo, cuando al minuto 73’ del partido ante Xolos, Urretaviscaya marcó el tercero con que vencieron 3-2. Desde entonces, parecían eternos esos 614 minutos, que incluso se convirtieron en racha negativa histórica del club.

Dos minutos después, un centro largo de Silva rematado por Richard Ruiz terminó por techar al Conejo Pérez y decretar el empate 1-1, la Máquina vivía y soñaban con Liguilla.

Ese sueño parecía concretarse cuando Cuateruccio marcó de penalti la ventaja celeste al 76’, pero la cruel historia le tenía un "regalito" al Cruz Azul.

Y justo en los momentos que los cruzazulinos más odian, en tiempo de compensación, un tiro de esquina cobrado por Urretaviscaya al manchón de penal encontró en la cabeza del Conejo Pérez, que se agregó al ataque, al mejor socio para darle a Pachuca el empate y alargar a 29 su racha de partidos invicto como local.

Por si fuera poco, el Conejo no se guardó nada y gritó el gol, olvidando por ese instante su pasado celeste y demostrando que su corazón le pertenece a los Tuzos, equipo que sigue con vida y sueña con la Liguilla.