Veracruz, Ver.

     
CIENCIA Y TECNOLOGíA


Usan la tecnología para extorsionar; roban cuenta de whatsapp



Excelsior / / Jueves 9 de marzo del 2017

El terror sicológico que le provocó una llamada de extorsión hizo creer a un anciano que tenían secuestrada a su hija, quien a su vez fue engañada para hacerle creer que su padre era el plagiado.

La nueva modalidad usada por los delincuentes involucra el método de “el chillón”, pero agregan componentes nuevos como el robo de la cuenta de WhatsApp de la víctima para lograr dos extorsiones de manera simultánea.

De acuerdo con información proporcionada por familiares de las víctimas a Excélsior, fue en septiembre del año pasado cuando Pedro (nombre ficticio) recibió una llamada a su teléfono celular en la que una voz femenina le gritaba “¡Papá, ayúdame, me tienen secuestrada!”. Sin pensarlo, el hombre de 80 años contestó: “¡¿Julia (nombre ficticio), estás bien?!”

Luego de esto, el extorsionador supo que el anciano había mordido el anzuelo: “Tenemos a Julia y si no quieres que le hagamos daño más te vale que hagas todo lo que te digo”, le dijo agresivamente otra voz, ahora de un hombre. Pedro entró en pánico y le aseguró al delincuente que haría lo que le dijera, pero que no le hiciera daño a su hija.

El delincuente quiso saber cuánto dinero tenía en su casa. Pedro le indicó que 15 mil pesos, por lo que el sujeto le ordenó que los guardara y comenzó a averiguar más sobre los objetos de valor que había dentro del domicilio.

La víctima le dijo que tenía un Rolex, un minicomponente, una tableta y una laptop. No satisfecho con esto, el extorsionador le preguntó su tenía tarjeta de crédito. Como Pedro le dijo que sí, le ordenó que la llevara. Luego le indicó que guardara los objetos de valor y el dinero en una maleta y que tomara un taxi con rumbo hacia la colonia Doctores.

Pedro salió desde su casa, en Mixcoac, y todo el trayecto se mantuvo en la línea. El delincuente le ordenó que se dirigiera a él como “tío” para no levantar sospechas.

En un punto del viaje, el sujeto le ordenó que buscara un cajero y que sacara todo el dinero que pudiera. Pedro retiró siete mil pesos y volvió a abordar el taxi. El delincuente le indicó que se dirigiera a la esquina de la calle Doctor Rafael Norma y Eje Central, y que en una jardinera dejara los bienes y 20 mil pesos.

Le ordenó que guardara dos mil pesos, que volviera a abordar el taxi y que le pidiera al chofer que lo llevara a una tienda de convenciencia. Al llegar al establecimiento, le indicó comprar un teléfono celular de 300 pesos y que le pusiera mil pesos de crédito a la línea que acababa de adquirir y que guardara el resto para pagar el taxi.

El extorsionador supo que podía obtener más beneficio y le dijo que alquilara un cuarto de hotel por Lecumberri.

Ya dentro de la habitación, el anciano recibió otro golpe sicológico: “Ahora vas a quitarte toda la ropa y la vas a poner en el baño; afuera del hotel hay dos cabrones y si ven que intentas escapar te van a matar”. El siguiente paso del extorsionador fue pedirle el número del celular nuevo que Pedro había comprado en la tienda. Cuando lo tuvo en la línea le ordenó desinstalar la aplicación WhatsApp.

“Ahora vas a desarmar tu celular, le vas a quitar la pila y lo vas a tirar al excusado”, le indicó. Ese momento fue aprovechado por el delincuente para, en otro equipo que estaba en su poder, dar de alta WhatsApp con el número de Pedro, pues el equipo de la víctima ya estaba desactivado. Así comenzaba la segunda etapa de la extorsión.

Las fuentes detallaron que en ese momento el extorsionador le dijo a Pedro: “¿Quién puede dar dinero por tu vida?” Pedro respondió: Julia. Días después, explicó que fue hasta ese momento cuando se percató de que su hija nunca estuvo secuestrada.

Ya con su número, el extorsionador llamó a Julia vía WhatsApp. Al recibir la llamada, la mujer sospechó que algo andaba mal porque sabía que su padre no usaba el servicio de voz de la aplicación. No obstante, contestó sólo para escuchar a una voz masculina decir que tenían secuestrado a Pedro.

Aunque desconfió, no tuvo más remedio que creer lo que le decían, pues la llamada provenía del número de su padre, así que accedió a escuchar las peticiones:

-¿Cuánto me puedes ofrecer por tu padre?, quiero un millón de pesos, así que tú sabrás, le advirtieron.

-Yo no tengo esa cantidad de dinero, afirmó Julia.

-Pues tú sabrás, dijo el delincuente y colgó.

Tras esto, la mujer denunció el presunto secuestro ante las autoridades. El MP lanzó una alerta con el apoyo de la Asociación de Hoteles y Moteles, que reportó la presencia de un hombre con la media filiación de Pedro en un cuarto de hotel, de donde fue rescatado a seis horas de su llegada.

Más tarde, gracias a las cámaras de videovigilancia, la Fiscalía para la Atención del Delito de Secuestro ubicó a una mujer que recogió el dinero y los objetos que Pedro dejó en la colonia Doctores.

La detención de la cobradora llevó a las autoridades a un segundo sujeto, presunto reclutador encargado de presentar a la mujer y al extorsionador. Esta segunda captura apuntó hasta el hombre que hizo las llamadas, un interno de Santa Martha, quien operaba desde esa cárcel. Los tres ya están bajo proceso penal y, de ser encontrados culpables, podrían ser sentenciados a 20 años de prisión cada uno por extorsión agravada.

El pasado 27 de febrero la Procuraduría capitalina alertó que extorsionadores obtienen información de las víctimas en sus redes sociales y utilizan el Whatsapp de los afectados como vía de engaño.