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CULTURA


Convergen dos montajes de un ballet clásico de la Navidad



La Jornada / Ciudad de México / Martes 20 de diciembre del 2016

La magia del ballet El cascanueces prosigue en el Auditorio Nacional. Los bailarines de la Compañía Nacional de Danza (CND), y la música de Piotr Ilich Chaikovski, interpretada por la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, conducen a chicos y grandes a un mundo de ensueño mediante profesionalismo, belleza y fantasía.

Ilusión y magia son palabras que ayudan a describir ese ballet, que por su historia en torno a la Nochebuena es el más popular en el mundo.

El señor Stahlbaum organiza una fiesta en vísperas de Navidad a sus hijos Clara y Fritz, y entre los muchos regalos preparados hay un cascanueces en forma de soldado que le obsequia a la niña su padrino Drosselmeyer, pero al final se rompe.

Esa es la trama del cuento de Ernst Theodor Amadeus Hoffman, El cascanueces y el rey de los ratones, en el que está inspirado el ballet con coreografía de Nina Novak, basada en la original de Marius Petipa y Lev Ivanov, que desde hace 16 años congrega a muchas familias en el recinto de Paseo de la Reforma.

En cada escena, la fantasía y la danza se amalgaman en un montaje espectacular donde la música de Chaikovski, con la orquesta dirigida por Srba Dinic, es fenomenal y muy grata al público, desde la marcha inicial hasta los movimientos que transportan a un bosque en invierno o al palacio del Hada de Azúcar y su príncipe.

La niña Carolina Heredia es Clara

El primer acto transcurrió sin dificultad, con la fiesta de Nochebuena y sus invitados, donde parte del cuerpo de bailarines son niños y jóvenes de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea y de la Academia de la Danza Mexicana, como Carolina Heredia, quien dio vida a la pequeña Clara a lo largo de toda la obra, aunque algunas personas del público esperaban ver en este papel a una bailarina de la CND, dirigida por Mario Galizzi.

Después de admirar la magia donde todo aumenta de tamaño: el árbol de Navidad, el sillón de la casa y el reloj, así como la sorprendente batalla entre ratones y soldados, en el segundo acto los bailarines de nuevo impresionan al espectador con la presencia de unos ángeles que parecen flotar en el escenario y las maravillosas danzas española, china, árabe y rusa; esta última recibió fuerte ovación.

El palacio encantado del reino de los dulces fue el escenario donde se efectuó el Vals de las flores que cautivó a la audiencia por la belleza y agilidad de las bailarinas; y qué decir del pas de deux del Hada de Azúcar, que fue interpretado por Mayuko Nihei y Sebastián Vinet.

El cascanueces que se estrenó en 1980, en Monterrey, llegó al Palacio de Bellas Artes y desde hace 16 años se presenta en el Auditorio Nacional.

Ha sido representado en muchos lugares y México continúa con esta tradición, que lo ha lle-vado a ser una de las propuestas más esperadas; incluso este año el Auditorio Nacional, ante la demanda del público, abrió localidades en su segundo piso en las que se aplica la promoción familiar de cuatro boletos al precio de tres.

A decir de Srba Dinic, Chaikovski es famoso por sus sinfonías y por sus ballets El lago de los cisnes, La Bella Durmiente y El cascanueces, que posee valor artístico impresionante. La variedad de ballet que hizo Chaikovski lo hizo especial. No conozco a algún compositor que cuente con ese valor artístico, puede ser Stravinsky y Prokofiev, pero de otra manera, indicó el director de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes.

Para los melómanos ese ballet contiene armonías avanzadas y una riqueza de invención melódica sin parangón que el público reconoce con facilidad, como por ejemplo el Vals de las flores, Trepak (la danza rusa), la Marcha y la Danza del Hada de Azúcar.

Energizante, la música en vivo

En ensayo antes del comienzo de la temporada, los bailarines practicaron la danza del Hada de Azúcar, así como las danzas rusa, árabe y china. Las indicaciones de los profesores era levantar más un pie, la cabeza y mostrar una sonrisa siempre en el rostro, además de lograr giros y saltos a la perfección.

La bailarina Blanca Ríos, quien alterna el papel del Hada de Azúcar, asegura que este personaje es muy hermoso, porque cuando está en el escenario se deja llevar por la música y se convierte en otra persona. Sobre el pas de deux señala que es difícil de interpretar, pues técnicamente exige mucho y es una gran culminación de la danza clásica.

Para Sebastián Vinet, quien en algunas funciones interpreta al Caballero del Hada de Azúcar, bailar con música en vivo energéticamente es diferente. El público que asista a las funciones de la versión completa de El cascanueces se sorprenderá no sólo con la calidad interpretativa de los bailarines, sino también con la escenografía de Laura Rode, el espectacular árbol de Navidad y un enorme sillón.

Las funciones son hoy y el miércoles 21 a las 20 horas; el jueves 22 y viernes 23 a las 17 y 20 horas respectivamente en el recinto ubicado en Paseo de la Reforma 50, Bosque de Chapultepec.

Derroche de energía de 160 alumnos del centro Ollin Yoliztli

Fabiola Palapa Quijas

La versión de El cascanueces, sobre la original de Marius Petipa y Lev Ivanov, con el Ensamble de Danza Clásica del Centro Cultural Ollin Yoliztli en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, es un derroche de energía, y la emoción de los niños que participan en el ballet navideño llega al espectador.

Unos 160 alumnos de danza clásica, con dirección de Mirtha García González, muestran sus avances en la Escuela de Iniciación a la Música y a la Danza.

Sin ser llamativa en la producción, esta propuesta genera un ambiente íntimo, donde las familias disfrutan la interpretación de ese ballet con música de Piotr Ilich Chaikovski.

Esa obra es un referente en la vida profesional de los bailarines; muchos niños sueñan con estar en un escenario y ser parte de esta fantástica historia e interpretar a Clarita, a los soldados, los ratones, al Hada de Azúcar y su príncipe.

Los niños disfrutan cada momento en el escenario. Están los más pequeños, que participan en el primer acto como invitados de la fiesta en casa de Clara, que además de aprenderse sus intervenciones siguen atentos a sus compañeros de más edad.

La unión de todos es patente y la felicidad que sienten, pues sin importar los titubeos ellos siguen y se esfuerzan por hacerlo mejor.

Los alumnos que ya están en séptimo año tienen los papeles más difíciles, como interpretar el pas de deux del Hada de Azúcar y el caballero, también el de Clara con el Cascanueces o la danza rusa Trépak.

Antes de comenzar la función la maestra Mirtha García, en conversación con La Jornada, dijo que el sueño de los pequeños es participar en esa obra y esto se refleja en su entusiasmo en los ensayos y en las presentaciones que han tenido en los años recientes. Se han presentado en Pachuca, con orquesta en vivo; también en Texcoco.

La profesora indicó que la calidad de la formación académica de los niños se aprecia en este ballet, porque los estudiantes avanzados ejecutan coreografías con alto nivel técnico, como hacen los profesionales en las compañías que desarrollan temporada en diciembre.

Hemos hecho adaptaciones en la obra para que participen los alumnos de distintos grados, pues eso los estimula para que cumplan con los requisitos de sus años de estudio. Es decir, ponen en práctica todo lo que aprenden y viven el rigor de la disciplina, del diseño coreográfico que deben guardar con sus compañeros. Es una oportunidad perfecta para proyectarse como bailarines profesionales, explicó García.

El esfuerzo de los alumnos y el plantel ha rendido frutos, comentó la directora artística. Tenemos presentaciones con teatro lleno; también, muchos chicos que se han graduado después de ocho años de estudio. Nos da mucha satisfacción que nuestros estudiantes muestren su trabajo.

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