Veracruz, Ver.

     
Pedro Cruz




Pedrerías

Ladrillos



Domingo 30 de Julio del 2017

Ladrillo 1.

Entonces entré a la Redacción a codearme con las vacas sagradas del periodismo y fue cuando comprendí que era una profesión fincada en la vanidad: aunque la paga era raquítica y la jornada larga, mi único orgullo era ver, temprano a la hora del café, mi nombre impreso en las notas de la primera plana.

Ladrillo 2.

El periodismo vive contaminado por intereses ajenos al oficio de informar. Eso es así desde siempre. Al igual que tantas otras actividades socialmente necesarias, para existir necesita sortear a todos aquellos actores públicos y privados que lo intoxican, lo degradan, lo inutilizan, lo paralizan. Con demasiada frecuencia se ignora esa realidad, a pesar de que de un tiempo a esta parte el ambiente se ha enrarecido mucho más. La información tóxica es dañina, claro está, pero eso no impide que se consuma compulsivamente a toneladas, como si nada ocurriera.

Ladrillo 3.

Un día lluvioso como éste, la sopa de chícharos sencilla pero cocinada con amor y el pollo con col o repollo como le dicen ahora, que servía mi madre, fue lo que me llevó a comprender que la comida podía ser una fuente de placer y no solo un medio de sustento. Que la hora comer con ella podía ser un punto culminante del día y no una pausa en las actividades diarias.

Ladrillo 4.

P: ¿Qué ha cambiado de su vida respecto a la de hace 25 años?
R: Ya no voy a los bares. Antes sí. Tengo 50 años, mi hígado no está para bromas. Antes era mucho más cabrón. Ahora hago mi trabajo, vuelvo a casa, veo una película, leo un libro o me duermo. De vez en cuando me tomo una cerveza o una copa con un amigo. Ya castigué mi cuerpo lo que quise. Ahora disfruto las cosas de otra manera. No me arrepiento de nada. Cuando tenía energía la disfruté de una manera y ahora de otra. No soy el que era para la juerga eterna.
Ray Loriga.