Veracruz, Ver.

     
Jorge A. González




Espacio cultural

El teatro, más que un reflejo



Lunes 19 de Junio del 2017

El espejo de la realidad, así se ha definido al teatro durante muchos años, como el reflejo de lo que vive, piensa e imagina el ser humano en su interior o en interacción con la sociedad.

No hay que olvidar que el quehacer teatral también es un medio de comunicación por el cual viaja un mensaje con una fuerte carga de representación a través de los intérpretes (actores).

Esa información estructurada por un dramaturgo a través de la ficción, realidad o de ambas, puede ser expuesta de mil maneras ante un público heterogéneo que habrá de darle su propia interpretación según su contexto y conocimiento del mundo.

Cuando estamos ante el hecho teatral desde la butaca o cualquier otro sitio u espacio, no estamos viendo un reflejo de la realidad; aquí disiento de quienes lo consideran como una mera representación de la realidad.

El teatro es mucho más que un espejo, que un reflejo, sin temor a equivocarme,
es una de las manifestaciones artística multidisciplinarias de las más completas y complejas para consolidarse.

Considero que hacer teatro no es justamente copiar y mostrar sobre un espacio lo que sucede con el mundo y sus habitantes, se trata netamente de un hecho creativo dentro de una realidad, la nuestra o la de cada quien.

Y este hecho creativo está construido con un andamiaje que incluye, como decía, muchas disciplinas para llegar a un trabajo final, que aunque sea presentado cientos de veces, jamás será igual una función de la otra.

El teatro deja de ser un reflejo cuando hablamos de la construcción de un acto que tiene que ver sí con nosotros, pero que respira por sí solo y es ahí donde cobra vida una puesta en escena.

Si el público se levanta de la butaca y se asoma un poco tras telón, podrá ver las entraña de un acto que nace, vive y se mueve dentro de un espacio, con la inteligencia de una o varios personas.

El acto teatral depende de un texto que es escrito con la inquietud de alguien con respecto de un tema, esas letras nacen y se quedan impresas en el papel con una estructura en diálogo o en monólogo.

Ese texto cobra vida cuando uno o varios actores le dan significado a cada
personaje a partir de sus propias cualidades y capacidades, aun siendo actores amateurs seguirá estando vivo.

Esos personajes con sus muchas o pocas cualidades caminarán de acuerdo a los trazos de un director, responsable de hilvanar las partes de un acto; con intención y caracterización de acuerdo a su criterio.

La historia y sus protagonistas no sólo requieren dirección, también un espacio específico, y me refiero al teatro como inmueble, el cual debe tener todos los elementos para recibir una obra teatral.

Ese sitio es la casa donde la historia debe encontrar su lugar, espacio, luz, telones, escenografía y audio; es por ello que es considerada una rama de las artes escénicas: porque se desarrolla en escena.

A veces el teatro también suele ser benevolente, puede sobrevivir fuera de su casa y prescindir de lo más elemental al desarrollarse al aire libre en espacios reales, o puede prescindir del texto y sostenerse de la improvisación.

Jamás el teatro será una fotografía o un espejismo de la humanidad. El acto teatral nace como una manifestación artística más allá del entretenimiento, en donde el púbico puede encontrar más que su silueta, puede encontrarse y entenderse así mismo en un mundo cada vez más complejo y convulso.

El teatro es pues, una herramienta de comunicación y educativa (informal) infalible pero poco valorada en la actualidad. No olvidemos que fue a través del teatro el instrumento con el cual los españoles evangelizaron a la Nueva España. La pastorela es un ejemplo claro de ello.

Si el quehacer teatral alcanza sus objetivos más serios y pretenciosos: se estará generando reflexión y conciencia en la población.

Nos leemos hasta la próxima.

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