Veracruz, Ver.

     
Juan Gabriel Metinides




Vida oculta

Vida oculta



Domingo 26 de Marzo del 2017

Me presento: Juan Gabriel Metinides. Mis padres quisieron endulzar a priori con mi este nombre, una vida azarosa, salpicada de sangre.

Quizá querían que fuese un estilista de lo sangriento, como el gran Enrique Metinides, quien publicó su primera fotografía cuando tenía 11 años, cuando en vez de patear un balón de trapo en su barrio, era ya, en su niñez tardía, el reportero gráfico más joven de la prensa en México.

Metinides, era cinéfilo. Le gustaban las películas de gánsteres como a mí.

“De niño yo iba al cine y me sentaba al frente, a veces veía la misma película si podía. La calle donde yo vivía, San Juan de Letrán, tenía muchos cines y me gustaba ir yo solo”, relata Metinides, inmortalizado por Jake Gyllenhaal en Nightcrawler (Primicia Mortal).

Al paso de los años me hice reportero. Me forjé en la fuente policiaca.

Igual que Metinides, el cine me entró por la pupila. Todo pasaba en dos carretes de celuloide. La vida sintetizada.
Ya en la universidad comprendí la magia del cine, en palabras de Monsiváis, quien alguna vez dijo que ahí la vida pasa en dos horas.

Algo tenían los metrajes de don Pancho Cine, un viejo que llegaba al caserío en un camión de redilas desvencijado que por las noches era el teatro de la vida, circundado por una lona.

Ahí entendí que “el cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel”, como dijera alguna vez Alfred Hitchcock.

-Vengan al cine esta noche, pasaremos una gran película que no tiene fin, pero termina- gritaba en la bocina del sonido ejidal don Pancho cine.

Llegaba el pueblo entero. Cada espectador debía cargar su butaca, banco o un pedazo de madera para sentarse.
Ahí reventó mi imaginación.

Ahí abrevé la eterna dicotomía, el perenne enfrentamiento entre el bien y el mal.

Los héroes contra los villanos. Los buenos superando a los malos en el metraje parchado.

El imperio de la justicia en la utopía del cine.
Quizá por eso me gusta más el cine que la vida misma.

“Lo bueno del cine es que durante dos horas los problemas son de otros” decía el humorista Pedro Ruiz.

“La fotografía es verdad. Y el cine es una verdad 24 veces por segundo”, sostenía Jean Luc Goddard, director de cine suizo. Tenía razón.

Ya me perdí en la explicación del porqué de estas historias de vida que narraré para usted aquí en Portafolio Veracruz.

Aquí en “Vida Oculta”, manejaremos temas variados.

Decía un viejo maestro, viejo libidinoso pero brillante como el fauno del laberinto de Guillermo del Toro que todos tenemos tres vidas:
Una vida pública.
Una vida privada
Y una vida oculta.

Aquí nos ocuparemos de las tres.

Dispensen las palabras introductorias, vanas y huecas.

Es que mi nombre es en sí una contradicción: una plasticidad sangrienta como la obra de Metinides y una filosofía popular como la de Juan Gabriel, el ídolo ido del pueblo, todo dulzura anodina.

Ya otro día les cuento más historias.