Veracruz, Ver.

     
Rodolfo Calderón Vivar




Memoria descubierta

Memoria descubierta



Lunes 30 de Enero del 2017

El viejo pasó sus últimos días dictando sus memorias a la escribana que transcribía, en la computadora, sus secretos.

Todos en casa creían que sus relatos girarían en torno a los sitios de poder y grandeza que compartió con muchos de sus allegados durante años. Su vieja esposa lo contemplaba, a lo lejos, desde el barandal de la escalera, segura de que una vez concluido, el libro sería un aporte ejemplar para la historia política del país.

Pasaron los días, las semanas, los meses. El libro fue terminado. Curiosa de lo escrito por su pareja, una mañana, cuando él estaba en la sala, ella entró al estudio y busco el texto. Cuando lo leyó, comprendió que siempre fue un fantasma en la vida del viejo, un mueble más que adornaba esa casa enorme repleta de estantes de cedro donde reposaban colecciones de miles de autores universales.

Fue a buscarlo a la otra parte de la casa, sin ninguna fruición; temblaba. Al estar ya frente a él, le sorrajó el paquete de hojas en el rostro. Le gritó: ¿Cómo pudiste engañarme toda la vida con ellas, maldito? ¿Cómo te atreves a escribir la historia de todas las porquerías que hicieron contigo, viejo decrépito? ¿Cómo te atreves?

Él no dijo nada. Ni siquiera la miraba. Disfrutaba de la vista de la avenida arbolada, cuya imagen se colaba por uno de los largos ventanales de la residencia. Todos los gritos y aspavientos de la enfurecida esposa se esparcían hacia todos los espacios, pero para él, eran sonidos deformes, lejanos, sin sentido. En ese momento, se estaba liberando del amargo pesar que le producía el estar atado a su silla de ruedas. La infidelidad descubierta lo hacía sentirse nuevamente un hombre completo…