Veracruz, Ver.

     
Manolo Victorio




Historias al vuelo

Extraño pasajero



Domingo 8 de Enero del 2017

Era una madrugada fría. El chofer del taxi 01700 rodaba lentamente hacia su casa. El reloj del radio digital en el tablero del Tsuru, marcaba las 03:50 horas. Había sido una jornada rutinaria, sin sobresaltos, la cuenta diaria se había reunido.

Cuando el taxi pasó la glorieta del Oxxo en Hacienda Sotavento, al chofer le llamó la atención un alegato entre los tripulantes de dos autos particulares que habían chocado por alcance, rarísimo por la hora y por el lugar que no es de transito denso.

Una mujer que manejaba el auto que fue impactado por atrás alegaba con tres muchachos pasados de copas que pretendían llegar a un arreglo económico.

La visión, extraña, distrajo al conductor que no se percató que metros adelante, un hombre le hacía la parada. Se detuvo por inercia. Cuando reaccionó el pasajero ya estaba sentado en el asiento trasero del carro. No preguntó tarifa.

-Lléveme a Colinas de Santa Fe-.

El taxista trazó mentalmente el recorrido. Desconfió por instinto en el pasajero ante la posibilidad de un asalto. Hora y destino eran dos variables que embonaban en la posibilidad de ser víctima de un delito.

Le preguntó al pasajero si no había problema no tomar la carretera vieja a Xalapa, que, siendo la ruta más corta, era la más solitaria a esa hora.

-No hay problema, váyase por JB Lobos-, respondió el pasajero, vestido con pantalón de mezclilla, muy deslavado, una camisa oscura, manga larga y botas de minero color mostaza.

Pese al aire frío de la madrugada, el pasajero bajó el cristal de la ventanilla. El taxista volteó a verlo con el rabillo del ojo. Observó que se cubría el rostro con la mano izquierda y mantenía los ojos cerrados.

Sospechó que el hombre se drogaba, sin embargo, no olía ni a solventes ni alcohol.

Cuando llegaron al semáforo de Raz y Guzmán, circulando por Miguel Ángel de Quevedo, dirección sur-norte entre el hospital de Pemex y el Instituto Tecnológico, el pasajero cambió la ruta sobre la marcha y pidió al taxista doblar a la izquierda, rumbo al Nuevo Veracruz.

En el Infonavit Buenavista fue guiando al taxista por un vericueto de calles hasta llegar a un callejón.

- ¿Verdad que no se me han olvidado las calles? - preguntó al taxista, que se sobresaltó cuando el hombre le tocó el hombro con su mano derecha.

No le dio tiempo de contestar. El extraño pasajero le pidió que apagara los faros para evitar que la presencia del carro del alquiler irritara a la suegra.

-No me quiere, cada vez que vengo en las madrugadas a ver a mi esposa, me corre-, se justificó.

Llegaron casi al final de la callecita. El hombre le dijo que lo esperara con el motor encendido, en la penumbra, que regresaría a pagarle la corrida.

El taxista esperó cinco minutos… siete. Encendió los faros y avanzó lentamente por donde el hombre se había escurrido.

Se bajó del taxi, enojado por el timo. Maldijo el momento en que lo levantó en Sotavento. Dio la vuelta a la izquierda para tocar la puerta donde presumía se había metido el hombre. Era una pared. No había casa, ni puerta. El pasajero se había esfumado.

Una descarga eléctrica le bajó por el espinazo.

Volvió a su taxi, metió reversa y manejó sin volver la vista por el retrovisor hasta llegar a su casa, en Hacienda Sotavento de Casas Geo.

No tuvo el valor para contarle a su mujer cuando se acurrucó a su lado en la cama.

-Yo creo que era uno de los muertitos enterrados ahí en Colinas de Santa Fe- me dijo al buscar una justificación más allá de la lógica.

Había transportado a un fantasma, un espíritu que quería regresar con su esposa en la víspera de la Noche Vieja.

Guardé la historia en mi cabeza hasta leer la fría numeralia, recitada por otro actor.

Jorge Winckler Ortiz, orondo nuevo fiscal de Veracruz acaba de informar que se analiza la identidad de al menos 60 cadáveres, localizados en fémures, molares, radios, metatarsos, vertebras, hebras de cabello, uñas, costillas y cráneos fracturados, como la flaca memoria de los veracruzanos.

Esta historia honra su memoria.