Veracruz, Ver.

     




El gasolinazo contra la conciencia



Viernes 6 de Enero del 2017

No contaré lo que ha pasado en esta ciudad los últimos días, ni te haré un recuento de los lugares asaltados, tampoco quiero llevar al lector de la mano para explicarle como maquina una cultura, sus costumbres y sus calles vacías.

Antes diré lo imperfecto de la humanidad, generaciones desde el inicio de la existencia hemos sido seres imperfectos andando a tropezones por un lugar sin detenerse a pensar en por qué ser y sólo hemos sido.

En todos existe esa conciencia, pero pocos la desarrollan. Una vez que nos damos cuenta de su existencia aparecen dos caminos, uno es fortalecerla y dejar que guíe todo en tu vida y el otro es ignorarla y dejar que te achaque por momentos para vivir amordazándola y vanagloriarse de ella cuando todos te ven.

No tengo por qué decir como desaparecieron miles de productos en empresas de fuerte capital. Antes quisiera saber por qué fueron las colonias populares las que figuraron exclusivamente en el asunto.

Por qué llegaron un grupo de jóvenes en un auto muy bueno, abrieron los negocios y solo se llevaron unos pocos productos, ni llenaron la cajuela ni se quedaron mucho tiempo. Sólo dejaron las puertas abiertas y se quedaron hasta que los vecinos comenzaron a hacerlo también.

Dejaron que el robo se convirtiera en una acción que realizada en colectivo impulsa al individuo a olvidar el temor de la culpa. Las líneas de emergencias completamente obsoletas, los policías pasaban solo a saludar y se volvían a retirar dejando las mismas tiendas abiertas.

Recuérdese la causa original de la disputa, el aumento a los precios de la gasolina, antes de que terminara el año se veía venir esta situación. Todos los que viajaron durante las fechas decembrinas sintieron el impacto, la despedida del año traía consigo un próspero aumento.
El detonante fue en la capital, en zonas donde la clase social es la clase trabajadora, después siguieron otros puntos, así hasta volverse psicosis.

El estado con mayor crisis, con un alto índice de población obrera, no pudo esperar a unirse a las manifestaciones. Inseguridad: número uno. Deuda pública (aunque quien sabe qué significa esto en realidad): número uno. Corrupción: número tres, está bien no en todo podemos ser los primeros dejen algo para los demás.
Estúdiese el perfil del estado en otro momento, tenemos la situación del aumento a la gasolina latente, el pueblo cansado y cerrando vías de comunicación. Sería sumamente efectivo que ahora apareciera una situación en la que la población con la conciencia puntajes más elevada criticara y olvidará el asunto de la gasolina.

Veamos, ¿que será bueno?, dejemos que ellos mismos se expongan, que saquen todo el asqueroso ser que tienen dentro. Que se critiquen y lancen lo que en el fondo siempre quisieron decirse entre ellos.

Toda la ciudad ha sido un espectáculo mediático, como una cadena de fichas de dominó, una cosa lleva fatídicamente a otra. Ayer robaron, hoy no hay comida para los que no robaron, mañana se espera una crisis.

Mientras valientemente los gobernantes salen con sus pintorescas declaraciones, actuando frente a las cámaras, a pesar de lo poco o mucho que se esté ostentando en el poder, el nivel de culpabilidad e injerencia en el caso es el mismo.

El gobernador debe corregir, no premiar. Prometiendo más premios a cambio de un papelito. Clase de la zona norte trabajadora, sin dignidad ni absoluto respeto por sí misma, a pesar de tal vez ya tener la casa llena acudió a la entrega de comestibles que la autoridad ofreció. He aquí otro juicio de moral, es inevitable.

Entonces las autoridad obsoletas y las calles medio vacías a causa de falta de transporte por la manifestación y los comercios siendo saqueados, ese es el panorama.

La otra parte, la que no está corriendo con víveres ni aparatos en los brazos se encuentra escandalizándose por los hechos. El sentimiento nos embarga, nos vemos ruines, lejos de la perfección, nos vemos hartos y decepcionados, avergonzados de formar parte de la misma identidad de aquellos que corren tras escuchar balazos y su huida se te asimila a la de las cucarachas al levantar una roca.

Las redes sociales explotaron en todas las tonalidades de comentarios, por supuesto los mensajes alrededor de cada individuo son del mismo nivel de apreciación de la realidad y profundidad de conciencia. No faltaría quien condenaba esos actos y minutos antes caminaba por la calle a manos llenas y justificando que la policía ya lo estaba permitiendo.

Mientras unos llaman a un movimiento social contra el gobierno y el aumento, otros se fascinan por la situación, el sentido del humor, distintivo cultural, no se hace faltar, los que desaprueban y se ponen bata de juez se hacen notar. Todos reunidos y el lugar está a reventar.

Por otra parte se encuentra el Congreso de la Unión, que ya se encuentra legislando del aumento, nadie alzó la voz por ello, entretenidos mirando los saqueos o viendo como regresar a casa porque el transporte público es nulo.

Y en presidencia, él, beocio que se la vive diciendo alguna frase intrascendente, pero que es merecedora de volverse el titular de la nota, en lugar de explicarse de los errores de la administración y el centenar de órganos que la componen y que no da una.

Podrían de paso mencionar cuanto acordaron con los dueños de las franquicias que les pagarían por los daños a los negocios.

Menos mal, entiende el enojo y desaprueba y culpa a todas las administraciones menos la actual, en fin, frases hechas que la población necesitaba ya que de no ser así no podría continuar la rutina de estar atascado en cualquier punto de la ciudad sin transporte o encerrado en casa por la peligrosidad de la zona donde vive.

Aprovechando el momento, el cual es ideal ¿por qué no?, pongamos a un nuevo secretario de relaciones, aquel quien oportunamente invitó a la persona más odiada al país. Videgaray entra, sale Massieu, así se siente una estafa.

Un ajetreado inicio de año, con tantos lugares a donde mirar, decenas de disputas y que claramente el ente controlador: los medios tecnológicos de información, hacen lo posible por distraernos e influir, ¿hacia qué causa? Ésta cambia cada cinco minutos.